De juez estrella del 11 M a indigente por obra de Jordi Pujol y Emilio Botín
Cuando la juez María del Coro Cillán descubrió el "pastel" del mayor negocio inmobiliario de la historia de España, un "pelotazo" que afectaba directamente al Banco de Santander y al hijo pequeño de Jordi Pujol, allí estaba el comisario Villarejo para arruinarle la vida.
La que fuera titular del Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid, María del Coro Cillán García de Iturrospe, conocida por haber sido la responsable de la reapertura de una parte del sumario del 11 M, acabó siendo expulsada de la carrera judicial y condenada a la miseria hasta el punto que se le puede ver durmiendo en una de las bocas de metro de Madrid.
Banquero posiblemente asesinado y enterrado sin la preceptiva auptosia, corrupción en la mismísima familia del jefe del Estado, fiscales muertos en extrañas circunstancias y casulamente incinerados también sin la preceptiva auptosia, intento de soborno al periodista que se atreve a denunciar estas noticias o pasar de juez a mendigo, son esas cosas que solemos ver en las películas y pensamos que no ocurren en la vida real; pero ocurren, ocurren en la España supuestamente democrática en la que vivimos.
La juez María del Coro Cillán García de Iturrospe, como titular del Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid, instruía la denuncia contra Jordi Pujol presentada por el financiero Javier de La Rosa, una denuncia que le llevó a conocer las corruptelas existentes entre el expresidente de la Generalidad de Cataluña y el patrón de la principal entidad financiera de España, Emilio Botín.
No en vano –y según se supo posteriormente- la juez María del Coro Cillán tuvo conocimiento del mayor pelotazo inmobiliario de la historia de España, la adquisición por parte de la empresa del hijo menor del expresidente Pujol, Oleguer Pujol, de nada menos que ¡1.152 oficinas del Banco Santander! por un importe de algo más de dos mil millones de euros!
Pero la operación no acababa ahí; además, el hijo de Jordi Pujol (que entonces sólo tenía 35 años y que aún vivía en casa de sus padres) realquilaba esas oficinas al mismo Banco de Santander durante 25 años, por un importe de ¡100 millones de euros anuales!. Vamos, el negocio perfecto para el pequeño de la saga Pujol Ferrusola, una familia que tanto ha robado y que, curiosamente, siempre ha recibido un trato privilegiado por parte de la magistratura y de la policía judicial: después veremos por qué.
Cuando la juez María del Coro Cillán García de Iturrospe destapó la caja de los truenos no sabía que estaba firmando la peor sentencia de su vida: su propia sentencia que le llevaría del estrellato en la judicatura a la más absoluta marginalidad y exclusión social, a almorzar en comedores sociales y dormir en las bocas de metro.
Villarejo, un policía al servicio de la familia Botín
¿Cómo consiguieron cargarse a la prestigiosa juez? ¿Cómo pudo terminar “literalmente” en la calle María del Coro Cillán, una prestigiosa juez que antes había sido profesora titular de derecho constitucional?
Con la intervención de uno de los personajes más siniestros de la España actual, el excomisario Villarejo, el mismo que intentó comprar -a través de un periodista intermediario- la información sobre el posible asesinato de Emilio Botín que tenemos a buen recaudo en La Tribuna de Cartagena.
Siempre que ha existido algún “marrón” relacionado con la familia Botín o con el Banco de Santander, allí ha estado el comisario José Villarejo (en estos momentos en prisión) para solucionarlo.
De hecho, la amistad del excomisario Villarejo con el marido de la presidenta del Banco de Santander, Guillermo Morenés y con el empresario Javier López Madrid (compi yogui de la reina Letizia, yerno de Villar Mir -el dueño de la constructora OHL-, involucrado en múltiples procesos de financiación ilegal del Partido Popular y por acoso a su dermatóloga a la que Villarejo intentó silenciar "por las bravas" ) es conocida por toda la alta sociedad madrileña hasta el punto de apodarlos " los tres mosqueteros".
Y es que, Villarejo, Morenés y López Madrid acostumbraban a cazar juntos en la finca que la familia Botín tiene en Ciudad Real: la famosa finca "El Castaño". Fíjense si será célebre e importante la finca "El Castaño" que en La Tribuna de Cartagena le hemos dedicado una entrega completa dentro de este serial " Rojo Botín" que venimos ofreciédoles en rigurosa primicia sobre el posible asesinato del patrón de la banca española. Una hacienda, "El Castaño, "tan interesante por fuera -su aeropuerto privado mucho más grande que muchos aeropuertos públicos de España y en cuya pista se estrellan avionetas cargadas de droga- como por dentro, con unos pasadizos secretos de los que les hablaremos en sucesivas entregas.
José Villarejo -recientemente jubilado- se encuentra en la actualidad en la prisión de Estremera, acusado de organización criminal, coecho y blanqueo de capitales y le precede su fama en "las cloacas del Estado" en las que ha realizado todo tipo de trabajos sucios.
Pero Villarejo tiene otra característica: está siempre que la familia Botín le necesita.
Así las cosas, habría logrado detener una denuncia contra el presidente del grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, al que se acusaba de haber conseguido una financiación irregular por parte del Banco de Santander para unos empresarios iraníes. Según reconoció el excomisario en sede judicial, tuvo conocimiento de que el Banco de Santander había ofrecido una excelente operación de préstamo al iraní Massoud Zandi, amigo del periodista Juan Luis Cebrián. Posteriomente el empresario persa compensó al presidente del grupo Prisa con el 2% de su empresa petrolera.
¿Empiezan a vislumbrar la relación de servidumbre de la mayor parte de medios de comunicación con el Banco presidido por Ana Patricia Botín?
¿Será por su amor por el periodismo por lo que el excomisario Villarejo fue contratado como columnista en el periódico El Mundo?
¿Será también éste el motivo por el cual intentó comprarnos la información sobre el posible asesinato de Emilio Botín?
Fuera como fuere, Villarejo está cuando los Botín lo necesitan. Y así ocurrió cuando la juez María del Coro Cillán descubrió el "pastel" del mayor negocio inmobiliario de la historia de España, un "pelotazo" que afectaba directamente al Banco de Santander y al hijo pequeño de Jordi Pujol.
El policía que consigue que se aparte a una juez de una investigación
La propia juez acusa a Villarejo de ser el causante de todas sus desgracias y, a través de un amigo abogado, ha interpuesto una querella contra el excomisario.
La juez Cillán considera al excomisario autor de los delitos de amenazas, usurpación de funciones públicas, tráfico de influencias, actividades prohibidas a funcionarios y cohecho: ahí es nada.
Y es que Villarejo, al servicio siempre de la familia Botín, se encargó de "parar" la implicación del Banco de Santander y de los Pujol. En una conversación telefónica que mantuvo en 2.012 con el financiero Javier de la Rosa, el excomisario se habría jactado de mover los hilos por detrás de la juez y de silenciar cualquier publicación en la prensa diciéndole textualmente: " yo voy a por esa, como sea, esta mañana me encargo y se le va a quitar totalmente la jurisdicción".
Y, casi como una premonición de lo que, posteriormente ocurriría, seguía dicindo el excomisario Villarejo en la conversación telefónica: " Ayer a última hora de la tarde hablé con el decano y el decano ya le ha pegado un tirón de orejas y ella ha dicho que ella no, que ella solamente ha hablado con su amiga de tribunales de El Mundo, pero que ha sido un comentario inconsciente y tal, por lo cual se le va a terminar abriendo un expediente en el Consejo General del Poder Judicial por el tema. Tú me llamas a mí y yo tardo diez minutos en hacer una llamada y se para cualquier publicación", añadía el comisario para presumir de que él había conseguido evitar que apareciera nada en los medios sobre la querella contra Pujol.
Dicho y hecho. Inmediatamente la juez María del Coro Cillán es acusada de prevaricación por un asunto absurdo de un administrador concursal en una discoteca que era amigo suyo, apartada del caso, sancionada por 15 años, expedientada y finalmente expulsada de su brillante carrera judicial.
¿Todo eso por el error de la discoteca? Absolutamente increible salvo que sean los intereses de los Botín (y aún más si se les suman los de la familia Pujol) los que andan en juego.
De Señoría a enferma "raptada" por ambulancias
No podemos saber si era casual o si lo hacía para despertar el sentimiento de culpa entre sus excompañeros de judicatura, cómplices en el silencio de su desgracia, pero la exjuez -ya con su vida completamente rota e instalada en la más absoluta marginalidad- acostumbraba a deambular por la zona de los Juzgados de la plaza de Castilla.
Una mañana, mientras paseaba apareció una ambulancia del SAMUR y por la fuerza y sin mediar palabra, fue introducida en su interior.
Aún en el supuesto de que la exjuez tuviera alteradas sus facultades mentales (supuesto, además, falso) ¿conocen ustedes algún caso en que un enfermo psiquiátrico, que no haya ocasionado ningún tipo de problema, sea detenido e ingresado contra su voluntad en una ambulancia de urgencias?
La exjuez permaneció ingresada en una residencia hasta que pudo contactar con su abogado.
Pero, es que unos días después, volvió a repetirse idéntica circunstancia trasladándola, en esta ocasión, al hospital La Paz con la excusa de un problema en una pierna e hipertensión arterial, patologías ambas de las que ella no había requerido asistencia médica urgente.
Estas son las cosas que puden pasarte cuando te enfrentas a los más poderosos; así las cosas entenderán de sobra que no falten pedrosjotas dispuestos a pagar favores de los Botín atacando a quienes tenemos el valor y la osadía de no callar ante las injusticias.
Y si les ha sorprendido esta información, prepárense para las siguientes.
Vamos a contar todo lo concerniente con esta trama de corrupción, narcotráfico, blanqueo de capitales, sobornos, acosos profesionales y muerte que envuelve al Banco de Santander y al apellido banquero por excelencia de nuestro país: los Botín.