Aunque los fondos de inversión sean un vehículo de inversión ya de por sí con un alto grado de diversificación (el patrimonio del fondo se invierte en una diversidad de valores), es recomendable no invertir en un solo fondo, sino construir una cartera de fondos de inversión. De esta forma lograremos una mayor descorrelación y reduciremos el riesgo de la inversión.
Igualmente hay que tener cuidado a la hora de elegir el número de fondos en los que invertir: una cartera poco diversificada es tan mala como una demasiado dispersada. Según un estudio elaborado por Morningstar, lo ideal es tener una cartera de fondos de inversión con entre 7 y 10 fondos:
Tener más de 10 fondos de distintas características añade poco valor a una cartera y aumenta considerablemente las posibilidades de que uno tenga fondos similares dentro de ella.
El hecho de tener fondos muy similares hace que estemos más expuestos a los vaivenes del mercado, y por tanto debemos buscar fondos que no se comporten de igual forma. La diversificación y descorrelación es clave para que nuestra cartera sea consistente.
Carteras de Fondos de Inversión según el perfil del inversor
Cuando construimos una cartera de fondos de inversión hay que tener en cuenta el perfil del inversor:
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Inversor conservador: su cartera estará formada por fondos más defensivos, con más peso de fondos monetarios y de renta fija. También puede incluír fondos mixtos, pero que no tengan un alto componente de renta variable.
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Inversor moderado: su cartera tendrá más riesgo y aspirará a obtener rentabilidades mayores que el inversor conservados. En estos casos los fondos mixtos (defensivos, moderados, flexibles o agresivos) serán los que más ponderación tengan en la cartera.
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Inversor agresivo: asumen todavía más riesgo y su cartera estará formada principalmente por fondos de renta variable. También pueden incluír fondos de mercados emergentes, que pueden generar elevadas rentabilidades pero asumiendo un mayor riesgo.