En una conocida empresa de automóviles se envió el siguiente documento dirigido a las secretarias de todos los departamentos:
“Se ruega encarecidamente a todas las secretarias de esta empresa que, para evitar malentendidos y sus posibles consecuencias, que podrían ser nefastas para el encargado de la fotocopiadora (casado y con un hijo), pues podrían costarle el divorcio, e incluso graves alteraciones físicas, tengan a bien, al escribirle las notas adjuntando documentos, o al hablar con el solicitándole fotocopias, lo hagan con propiedad y completando las frases como deben ir, ya que con frecuencia y debido al mal uso de la lengua española, se han llegado a producir situaciones “embarazosas” para el encargado de la fotocopiadora que nos ha hecho llegar sus quejas. A título de ejemplo, se citan algunas notas y frases remitidas por las secretarias:
- Por favor, Pepe, házmelo lo más deprisa posible. Está esperándome también el jefe.
- Pepe, házmelo como la otra vez, anda.
- Hazme cuatro rapidito, pero bien, como tú sabes.
- Pepe, por las dos partes, y fíjate bien, que por detrás tiene que entrar todo.
- Anda Pepe, primero a mí, que lo mío es más urgente.
- Sácamela que se vea lo mejor posible.
- Pepe, despacito pero que salga bien.
Y la más reciente de todas, estando la fotocopiadora ocupada haciendo bastantes fotocopias, una, apurada, va y le dice:
- Ay Pepe, con la prisa que me corre, ¿no me la puedes meter y me lo haces en un momentito? Anda hombre, por favor, métemela en medio sin que nadie se entere.
Ni decir tiene que se lo hizo y que nadie se enteró, pero por favor, no le pongan en más apuros.”