La crisis invisible que devora la renta de la Europa rica destapa una amenaza mucho mayor para la economía El año 2023 fue un año bastante insulso en términos de crecimiento económico para la Unión Europea. El PIB avanzó un tímido 0,4% en el año, un crecimiento bajo, pero que a primera vista tampoco alarmante, sobre todo si se tiene en cuenta que a finales de 2022 y principios de 2023 se preveía una recesión casi asegurada. Sin embargo, cuando se indaga en los datos y se analizan otros indicadores más depurados o precisos, se puede ver que hay una parte de Europa que está inmersa una suerte de crisis invisible. La Europa rica está sufriendo un descenso notable del PIB per cápita y de la productividad real por hora trabajado, una especie de 'enfermedad' que empieza a ser preocupante.El camino hacia una mayor prosperidad no se encuentra en el crecimiento de PIB per se. La economía como agregado puede ser cada vez más grande sin necesidad de que los ciudadanos vivan mejor. Un buen ejemplo es el de los países en desarrollo que muchas veces presentan grandes tasas de crecimiento sin que se perciba una mejora notable o real de las condiciones de vida de sus ciudadanos. Esto sucede, sobre todo, cuando el crecimiento se debe a una expansión demográfica intensa: cada nueva persona que suma una sociedad puede (si comienza a producir) ayudar a incrementar el tamaño del PIB (la producción), pero también es una persona más con la que repartir esa producción, de modo que sin aumentos de la productividad (que cada empleado produzca más), un mayor PIB a veces no se traduce en un crecimiento del PIB per cápita y, por ende, del pedazo de producción (figurado) que pertenece a cada ciudadano.Algo así es lo que está sucediendo en los países más avanzados de Europa. En 2023 hubo ocho países que registraron leves caídas del PIB (tasa real negativa). Sin embargo, cuando se analiza el PIB per cápita, hasta 13 países (incluyendo la eurozona) presentaron retrocesos reales, alguna de ellas muy pronunciadas (en Irlanda el PIB per cápita cayó la friolera de un 6,5%). Irlanda, Estonia, Luxemburgo, Lituania, Austria, Finlandia, Noruega, Alemania, Países Bajos, Suecia, República Checa, Suiza e incluso la eurozona, que pese al fuerte crecimiento de los países del sur, ha sufrido una corrección del PIB per cápita del 0,1% en 2023. El ejemplo más esclarecedor es el de Irlanda, cuyo PIB per cápita se ha desplomado un 6,5%. Esta caída ha pasado relativamente desapercibida, cuando lo cierto es que para encontrar algo parecido hay que remontarse a 2008, la crisis financiera que ya golpeó a Irlanda con más fuerza que a nadie en el euro (incluso más que a España). Ese año, el PIB per cápita también cayó un 6,5%. No obstante, es justo recordar que aquella crisis no tiene nada que ver con esta, puesto entonces la economía de Irlanda sufrió un fuerte retroceso del PIB per cápita por la profunda recesión de su economía, mientras que hoy es una combinación de recesión y fuerte aumento de la población. Irlanda ha sido el país en le que más ha crecido la población en 2023, con un aumento del 4,18% o lo que es lo mismo, 200.000 habitantes más de golpe (incluyendo casi 100.000 ucranianos) para un país con poco más de cinco millones. Tan difícil de digerir que la economía se ha atragantado. La crisis invisible que devora la renta de la Europa rica destapa la caída real de la productividad (eleconomista.es)