Dos sesiones del recién inaugurado 2025 han bastado para confirmar que estamos, por decirlo de alguna manera, ante un año interesante. La gran novedad que marca todo es la llegada de Trump a la Casa Blanca, con un programa de cambio tan radical que genera una gran polarización entre partidarios y detractores, y que muchos piensan que es de imposible aplicación, pero que, en todo caso, genera incertidumbre en buena parte de los inversores.
Esa falta de certidumbre ha estado presente en las dos primeras sesiones del año, el jueves con recortes en las Bolsas americanas y el viernes con alzas. Aunque el saldo final de ambas jornadas bursátiles podría dar la impresión de un inicio de año tranquilo, la realidad es que lo que podríamos llamar “microvolatilidad” ha hecho acto de presencia en las Bolsas ya en los primeros compases del año.
Los índices americanos han subido todos en las dos primeras sesiones de 2025, tras un decepcionante fin de año, en el que no hubo finalmente “rally de Navidad”, sino más bien todo lo contrario. El S&P ha subido un 1% en las dos sesiones, el Dow Jones un 0,44%, el Russell 2000 un 1,7% y el Nasdaq un 1,6%, y han destacado, sobre todo, algunas compañías tecnológicas que se dispararon al alza el viernes, como MicroStrategy, que subió un 13,2% en la sesión, Tesla, que subió un 8,2%, Super Micro Computer (SMCI), un 10,9% o Nvidia, un 4,7%. En el caso de MicroStrategy, jugó a favor, sin duda, su apuesta radical por el bitcoin, que ahora quiere ampliar aún más emitiendo bonos convertibles para comprar más bitcoins. En el caso de Tesla, sigue pesando la enorme influencia de Elon Musk en la nueva administración Trump; mientras que, en los casos de Nvidia y SMCI, la cotización se ve impulsada por las expectativas generadas por la inteligencia artificial generativa.
A las Bolsas europeas no les ha ido tan bien, pero tampoco podemos decir que hayan tenido un comienzo de año muy malo. En Europa, el Eurostoxx ha caído un 0,5% y el Cac un 1,3%, básicamente por las grandes compañías de lujo, mientras que el Dax alemán y el Mib italiano han cerrado en tablas estos dos días, y nuestro Ibex ha subido un 0,5%. Las caídas en estas dos primeras sesiones de los valores de lujo (LVMH -3,8%, L'Oréal -2,9%, Kering -5,8%), de las automovilísticas (BMW y Stellantis -3,2%) y de los bancos (Santander -1,5%, BNP -1,2%) explican ese peor comportamiento de las plazas europeas.
La impresión sería, por tanto, la de una cierta continuidad de lo ya visto en el 2024, es decir, Bolsas americanas al alza impulsadas por las tecnológicas, Bolsas europeas lastradas por el peso de sectores de “vieja economía”, bitcoin fuerte, dólar también fuerte (cerró el viernes en 1,03 con el euro), y la inteligencia artificial (IA) como “driver” último de los mercados. Un dibujo ya conocido.
Sin embargo, una lectura un poco más profunda nos lleva a algunos detalles un poco más inquietantes. El primero es que los índices americanos acabaron 2024 y empezaron el nuevo año dando muestras de debilidad, con ese cansancio y falta de fuerza para seguir subiendo al que hacíamos referencia en el comentario de la semana pasada. Si miramos el conjunto de la semana, solo el Russell ha sido capaz de cerrar en positivo, con un avance del 1%. El Dow Jones ha bajado un 0,6% en la semana; y el S&P y el Nasdaq, un 0,5% ambos. Esa falta de fuerza, en cierto modo lógica tras dos años consecutivos en los que el S&P ha ganado más del 20%, coincide con una subida de los tipos de interés de largo plazo que ha llevado al rendimiento del bono del Tesoro americano a diez años al 4,6%, un nivel sensiblemente más alto que el 3,9% en el que estaba hace un año. Sin duda, el mensaje de la Fed tras su reunión del pasado 18 de diciembre, rebajando las expectativas de bajadas de tipos para el 2025, está teniendo su efecto en el mercado de bonos. Una derivada de los anterior, que también genera inquietud, es la ya mencionada fortaleza del dólar, una fortaleza que no es buena ni para Estados Unidos ni para los emergentes, y que a los europeos tampoco nos vendrá bien si Trump nos obliga finalmente a comprar gas americano en sustitución del ruso.
Pero realmente la gran cuestión, la pregunta cuya respuesta provoca mayor nerviosismo, es si la revolución de Trump, el llamado “trumpismo” es realmente viable o no, si es una genialidad o es un conjunto de lemas de campaña de imposible cumplimiento, que se van a quedar en el olvido tan pronto como se vea que su aplicación es más difícil de lo que parece. La opinión más extendida es que Trump y su administración serán pragmáticos y que usarán sus posibles medidas de fuerza, por ejemplo, las famosas “tariffs” (aranceles), como moneda de cambio para conseguir concesiones, por ejemplo, en el caso de Europa para forzarla a comprar su gas, aunque sea más caro que el ruso. El mundo iría así hacia un modelo de negociaciones unilaterales con Estados Unidos tendentes a fijar nuevas normas de comercio y de convivencia, más favorables a Estados Unidos, pero no necesariamente malas para la economía global. Lo que sucede es que la gestión de ese modelo no es fácil y los riesgos de descarrilar son grandes, o incluso aunque el final sea positivo, las turbulencias por el camino son casi seguras. Tampoco es fácil gestionar la situación de la deuda pública norteamericana, aunque es verdad que EE. UU. cuenta para ello con la confianza que tiene el resto del mundo en su economía y en el dólar.
Muchos problemas, por tanto, que gestionar, y muchos grandes retos para el 2025. Tal vez eso explica la falta de empuje de las Bolsas en el final del año (hay que retroceder bastantes años para ver una caída del S&P similar en las sesiones que van de Navidad a fin de año), una debilidad que ha llevado a que el viernes pasado, incluso después de la fuerte subida en la sesión, el S&P cerrase por debajo de los 6.000 puntos, el Nasdaq por debajo de los 20.000 puntos y el Dow Jones por debajo de los 45.000 puntos. Es decir, ninguno de los tres grandes índices americanos ha podido mantener esas cotas históricas que alcanzaron en la primera quincena de diciembre, impulsados por la victoria de Trump.
El sentimiento es de cautela al empezar el año, y prueba de ello es que incluso Jeremy Siegel, profesor de Wharton y firme creyente en el superciclo alcista de las Bolsas, dijo en una entrevista la semana pasada que el S&P podría tener una corrección del 10% y que es posible que haya decepciones (“there is room for dissapointment”). Siegel compara el 2025 con el 2000, que también vino tras dos años buenos en el S&P.
A la espera de que se empiecen a publicar los resultados del cuarto trimestre, la primera semana completa del año tendrá como plato fuerte el informe de empleo americano de diciembre, el viernes, tras el cierre de las Bolsas americanas el jueves por el fallecimiento del expresidente Jimmy Carter. Se espera una cierta desaceleración del empleo, y este será uno de los datos que manejará la Fed en su reunión del 30 y 31 de enero, junto a los de inflación, que se publicarán en las próximas semanas. Hay también algunas otras referencias como el ISM de servicios de diciembre, el PMI compuesto también de diciembre, la balanza comercial de noviembre, las actas de la última reunión de la Fed o el sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan. En Europa se publican datos de inflación, ventas minoristas y PMI.
Pero, sobre todo, los inversores estarán tratando de adivinar qué van a hacer de verdad Trump y su administración, porque esa es la auténtica clave de este año tan interesante.
Artículo escrito por Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco.
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Artículo originalmente publicado en r4.com. El presente artículo de opinión no presta asesoramiento financiero personalizado. Ha sido elaborado con independencia de las circunstancias y objetivos financieros particulares de las personas que lo reciben. El inversor que tenga acceso al presente artículo de opinión debe ser consciente de que los instrumentos a que el mismo se refiere pueden no ser adecuados para sus objetivos específicos de inversión, su posición financiera o su perfil de riesgo ya que éstos no han sido tomados en cuenta para la elaboración del presente artículo de opinión, por lo que debe adoptar sus propias decisiones de inversión teniendo en cuenta dichas circunstancias y procurándose el asesoramiento especializado que pueda ser necesario. Los datos han sido elaborados por el autor / es con la finalidad de proporcionar información general a la fecha de elaboración y está sujeto a cambios sin previo aviso. Este artículo está basado en informaciones de carácter público y en fuentes que se consideran fiables, pero dichas informaciones no han sido objeto de verificación independiente por cualquiera de las entidades del Grupo Renta 4 por lo que no se ofrece ninguna garantía, expresa o implícita en cuanto a su precisión, integridad o corrección.
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