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Sin duda alguna, la Revolución Industrial que se inició en el siglo XVIII y se extendió hasta el siglo XIX, no solo transformó la industria y la economía, sino también sentó las bases para el desarrollo de varias ciencias modernas. Entre otras, podría nombrar a la economía, la cual fue impulsada como ciencia moderna a partir de los análisis de pensadores como Adam Smith y David Ricardo, que analizaban los cambios económicos provocados por la industrialización. Otra ciencia moderna que surge tras la Revolución Industrial podría ser la Sociología; bautizada así por Augusto Comte, quien propuso públicamente llamar a esta nueva ciencia de esa manera en 1839 en respuesta a los cambios sociales masivos, y los problemas urbanos generados por la industrialización. 

Con Maquiavelo y el surgimiento del Estado Moderno se descubre una nueva manera de entender la Política como un arte; lo que lleva al desarrollo de la Ciencia Política. 

Ya hacia finales del siglo XIX, debido a la creciente urbanización y los cambios en el estilo de vida, se genera ese interés por el estudio del comportamiento humano y la mente; lo cual termina estableciendo a la Psicología como una ciencia moderna, y su precursor Wilhelm Wundt más conocido como el "padre de la psicología experimental", funda el primer laboratorio de psicología en 1879. Su trabajo logró establecer a la psicología como una disciplina científica, independiente de la filosofía y la fisiología. 

Y al igual que en el resto de disciplinas, el campo de la psicología es muy amplio dado que se aplica a diferentes ámbitos; de los cuales uno de ellos será el empresarial. En este ámbito podemos encontrar diversas aplicaciones de la psicología, tales como por ejemplo la psicología de las organizaciones, la psicología del consumidor, psicología de la comunicación, y para los mercados financieros: la psicología del inversor. 


La psicología del inversor financiero 


También conocida como “Psicología de la inversión” (o “Behavioral finance” en inglés), esta rama de la psicología moderna estudia cómo los factores psicológicos influyen en las decisiones de inversión. Y cabe destacar que los comportamientos más habituales que se observan entre los inversores, pueden tener un impacto significativo en sus resultados financieros. 

Para conocer algunos de los comportamientos más habituales, te he preparado la siguiente lista: 

Sesgo de confirmación: Los inversores tienden a buscar y dar más peso a la información que confirma sus creencias previas, mientras ignoran o minimizan la información que las contradice. Esto puede llevar a decisiones de inversión subóptimas. 

Exceso de confianza: Los inversores suelen sobreestimar sus habilidades para seleccionar inversiones rentables y predecir el mercado. Este exceso de confianza puede resultar en un trading excesivo y en asumir riesgos innecesarios. 

Aversión a la pérdida: Este comportamiento describe la tendencia de los inversores a preferir evitar pérdidas antes que obtener ganancias equivalentes. La aversión a la pérdida puede llevar a mantener inversiones perdedoras durante demasiado tiempo, con la esperanza de que se recuperen en lugar de cortarlas. 

Efecto disposición: Relacionado con la aversión a la pérdida, este efecto se refiere a la tendencia de los inversores a vender activos que han aumentado de valor demasiado pronto y mantener aquellos que han disminuido de valor demasiado tiempo. Esto se debe al deseo de realizar ganancias y evitar realizar pérdidas. 

Sesgo de anclaje: Los inversores pueden quedar "anclados" en un precio de referencia específico (por ejemplo, el precio de compra de una acción) y tomar decisiones de inversión basadas en esta ancla, en lugar de guiarse por la información actual del mercado. 

Efecto manada: Los inversores a menudo siguen las decisiones de inversión de la multitud, basándose en la creencia de que otros tienen información más precisa o mejor. Esto puede llevar a burbujas de mercado y pánicos. 

Optimismo irreal: Los inversores a menudo son demasiado optimistas sobre el rendimiento futuro de sus inversiones. Este optimismo irreal puede llevar a la toma de riesgos excesivos y a la subestimación de los posibles desafíos o riesgos. 

Diversificación inadecuada: Muchos inversores no diversifican adecuadamente sus carteras, ya sea porque concentran sus inversiones en acciones de su país (sesgo de localización), o en sectores específicos, u otro tipo de concentración que lleva a aumentar el riesgo no sistemático. 

Sesgo de retrospectiva: Después de ocurrido un evento, los inversores tienden a creer que lo habían previsto con precisión; lo que puede llevar a una falsa sensación de seguridad en sus capacidades predictivas, y a decisiones futuras mal informadas. 

Efecto de la disponibilidad: Los inversores a menudo se basan en información fácilmente disponible o reciente para tomar decisiones, en lugar de realizar un análisis exhaustivo. Este efecto puede distorsionar la percepción del riesgo y la rentabilidad. 

Ilusión del control: Los inversores a menudo creen que tienen más control sobre los resultados de sus inversiones de lo que realmente tienen. Esto puede llevar a comportamientos arriesgados, y decisiones basadas en suposiciones incorrectas. 

Aversión al riesgo asimétrica: Los inversores pueden mostrar diferentes niveles de aversión al riesgo según la situación. Por ejemplo, pueden ser más conservadores con ganancias no realizadas, y más propensos a asumir riesgos para evitar pérdidas. 

¿Te identificas con alguno de estos comportamientos? Es normal haberse dejado llevar alguna vez por las emociones, así que tampoco es para preocuparse… ¡A menos que me digas que te identificas con todos! 


La inversión indexada 


Para evitar cualquiera de los comportamientos anteriormente mencionados y resto de comportamientos que no mencioné, una alternativa sería delegar la toma de decisiones de inversión a un tercero; una persona que tome las decisiones por nosotros, y que base su técnica en función de un riguroso análisis del mercado y resultados objetivos. En otras palabras: un experto en la materia. 

Pero aún así, ese experto podría dejarse influenciar por alguno de los comportamientos anteriormente mencionados, dado que la responsabilidad que asume al gestionar un capital ajeno no es poca cosa… 

Por lo tanto, y yendo aún más allá, una mejor alternativa para eliminar esos posibles comportamientos impulsados por emociones o estados de ánimo, podría ser la inversión en un Fondo de Inversión Indexado o Fondo Índice. 

Estos Fondos de gestión pasiva intentan replicar un índice determinado; por ejemplo, el Ibex-35. Esto significa que los gestores del Fondo no intentarán batir el índice o superar su rentabilidad, sino que centrarán su atención en comprar un mismo porcentaje de acciones de cada una de las empresas que componen el índice, manteniendo en la cartera del Fondo los pesos proporcionales de los valores adquiridos. Por lo tanto, al invertir en un Fondo de esta categoría, se estaría invirtiendo en una miniatura del índice. Y de esta forma, se evita la toma de decisiones en cuanto a operaciones de compra-venta para intentar anticipar los movimientos del mercado, y así poder caer en alguno de los comportamientos que te presenté en la lista. 

Llegados hasta aquí, ya habremos reducido significativamente el riesgo de incurrir en algún comportamiento influenciado por las emociones al momento de tomar una decisión de inversión. Hemos delegado las decisiones a un experto, ese experto a su vez solo se limita a replicar un índice determinado… ¿Aún así necesitas una medida adicional para evitar por completo la influencia de las emociones al momento de invertir? Veamos la siguiente propuesta entonces. 


Carteras de inversión de inbestMe 


Para evitar completamente cualquier influencia del componente emocional a la hora de invertir, opté por buscar alternativas de Fondos de Inversión indexados, pero a su vez automatizados; y en esa búsqueda, me resultó interesante la propuesta de Carteras de Fondos indexados de inbestMe, dado que la composición de las Carteras se ajusta automáticamente para mantenerla alineada con los objetivos y perfil de riesgo del inversor. 

Y para conocer esos objetivos y perfil de riesgo, es necesario rellenar un breve cuestionario al que puedes acceder directamente desde la web de inbestMe. 

Es posible acceder a una Cartera de Fondos indexados invirtiendo desde 1.000 euros; y si inviertes a partir de 5.000 euros, la Cartera estará compuesta por hasta 16 Fondos como los que ves a continuación:


 
Una de las ventajas que tendrás al invertir en una Cartera de Fondos indexados de inbestMe, es la reducción de costes, los cuales puedes ver en el siguiente cuadro:


 
Como ves, estamos hablando de costes muy reducidos. 

Y otra ventaja añadida para los inversores residentes en España, es la fiscalidad; dado que puedes cambiar de Fondos sin tener que tributar en el momento del cambio, pudiendo así diferir la factura fiscal. 

En cuanto a rentabilidades, a modo de ejemplo te expongo las alcanzadas por la Cartera de Fondos Indexados Estándar, junto al IPC de España a modo de comparación:


 
Pero si deseas más información detallada, puedes verla a través del siguiente enlace: inbestMe 

Y si bien la Revolución Industrial nos trajo muchas de las ciencias modernas, ¿quién hubiera dicho que acabaríamos usando la ciencia para intentar comprender por qué seguimos aferrándonos a esos valores que no terminan de despegar? ¡Qué haríamos sin la ciencia! 
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  1. #1
    16/08/24 05:49
    Estupendo artículo Marcos. La psicología en el inversor juega un papel decisivo en las decisiones que tomamos, por eso es muy importante en finanzas controlar nuestras emociones. Los fondos indexadis pueden ser una buena opción para aquellos inversores que se dejan fácilmente influir por ellas. Además de que el traspaso entre fondos no tributa, los fondos indexados suelen infraponderar aquellos activos cuyo comportamiento es peor para así eliminarlos del portfolio y sobreponderar los más rentables.