Llevamos varios años de crisis y al inicio de un nuevo año siempre oímos que este puede ser el último y que se va a notar en el segundo semestre, puede que sea así pero ya son demasiados años oyendo lo mismo por lo que llegamos a la conclusión que el final de la crisis la encontraremos en la respuesta que le dio Miguel Ángel al papa Julio II cuando estaba trabajando en la Capilla Sixtina, El papa siempre hacia la misma pregunta ¿Cuándo se acabará? Y la respuesta de Miguel Ángel también era siempre la misma: cuando se acabe. La tendencia bajista sigue vigente y acabará cuando se acabe; se pueden seguir las tendencias del mercado pero no se puede predecir con exactitud su final, aunque su final se suele producir unos meses antes de que empiece una evolución positiva de las magnitudes macroeconómicas.
El inversor debe de sentirse como Sísifo subiendo la piedra a la cima de la montaña. La historia la puedo recordar: Sísifo, rey de Éfira, impulsor de la navegación y el comercio y según Homero el más astuto de los hombres, fue condenado por los dioses a empujar eternamente una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso a consecuencia de su ambición. Sísifo jamás descansará del terrible castigo del trabajo inútil y sin esperanza realizado con el mayor de los esfuerzos.
La parábola de Sísifo la vivimos constantemente y son muchas las veces que nos vemos arrastrados a empujar una piedra de mayor o menos peso hacia una cima, esta vuelve a caer y realizamos un trabajo inútil. También hay que enfocarlo desde el punto de vista del esfuerzo, de no caer en la sumisión y de evaluar todas las posibilidades para que el trabajo no sea inútil. Posiblemente si Sísifo evalúa todas las posibilidades hubiera contemplado la posibilidad de lanzar la piedra al otro lado una vez que está en la cima.
Este paralelismo entre los inversores en esta crisis y Sísifo lo hago porque también los inversores han podido tirar la piedra al otro lado de la cima cuando ha quedado patente que la crisis española, ha propiciado que la inversión doméstica sea un trabajo estéril, tirar la piedra al otro lado, o sea, cruzar la frontera o utilizar el mercado de bonos es y ha sido una solución.
La diversificación es la gran herramienta que debe de usar el inversor y los que lo han hecho han sorteado mejor la crisis y actualmente hay muchos productos adecuados para hacerlo tanto en renta variable como en renta fija así como la diversificación por zonas geográficas. Esto lo sabe muy bien la sabiduría popular cuando en su rico refranero dice: no hay que poner todos los huevos en el mismo cesto.
En definitiva pasar la piedra al otro lado no es más que seguir la tendencia; cuando se publican los datos del PIB trimestrales y empiezan a salir negativos es un aviso del análisis fundamental que la tendencia se ha acabado. Si seguimos la vieja y sabia teoría “gana el dinero en bolsa y mantenlo en el mercado de bonos” nos indica que la nueva tendencia es el mercado de bonos. En esta crisis, debido a que también ha sido financiera, ha tenido una especial relevancia ya que ha sido más intensa y duradera; su intensidad ha llevado a buscar con tanta pasión los activos libres de riesgo y los bonos a 10 años han alcanzado rentabilidades mínimas históricas y en cortos plazos han llegado a tener rentabilidades negativas. Las rentabilidades de los bonos, unido a su baja volatilidad han sido muy altas durante los últimos años.
Actualmente la FED ve que están dando resultados los efectos de la expansión cuantitativa y la economía evoluciona mejor por lo que considera ha llegado el momento de terminar con una economía asistida por lo que se plantea reducir los estímulos y en caso de hacerlo los primeros afectados son los bonos, iniciando así otro ataque de Sísifo a la montaña si intenta ir contracorriente queriendo mantener unas rentabilidades en bonos que ya no serán posible.
El problema radica en que este punto de inflexión en los cambios son traumáticos ya que ha de entrar una nueva etapa que no acaba de nacer porque la etapa anterior no acaba de morir.
En Estados Unidos las hipotecas están referenciadas a los bonos a 30 años y desde desde el 1 de mayo de este año estos bonos han subido un 40 % en tan solo 4 meses; las consecuencias no han tardado en llegar, la venta de casas nuevas ha caído el 13,4 % el nivel más bajo desde Octubre del año pasado poniendo en peligro la recuperación del mercado inmobiliario.
Este fin de semana se convoca la conferencia de banqueros centrales en Jackson Hole a la que no asistirá Bernanke y la cuestión más importante sobre la mesa es: seguir con la economía dopada a base de estímulos o seguir adelante eliminándolos. En Europa también hemos tenido noticias recientes sobre la evolución del PIB que ha subido el 0,3 % debido principalmente a Alemania y Francia que crecen el 0,7 % y 0,5 respectivamente; sin la aportación alemana el PIB de la eurozona se quedaría en el 0,1 %, muy próximo a la recesión; como todos los datos en economía tienen caras, la primera que es positiva porque la eurozona sale de la recesión y la segunda que la economía alemana está muy basada en la exportación por lo que para seguir creciendo necesita que su entorno también lo haga, como comentaba en plena crisis
http://www.rankia.com/blog/analisisbolsa/536253-rescatadores-rescatados
Esta evolución económica dispar dificulta la capacidad del BCE en política monetaria.
Por lo que hemos visto tanto en EEUU como en Europa parece haber llegado el punto de inflexión pero si los bancos centrales pierden el control en este punto las frágiles economías podrían tener nuevos problemas.
Mercados
Desde hace varios años soy escéptico con la inversión de largo plazo porque hay que seguir las tendencias y esperar el punto de inflexión; es probable que estemos en él y evidentemente la situación no es la misma, por lo que Sísifo tendría más problemas elevando la piedra en el mercado de bonos que en el de renta variable y puestos a elegir la montaña en tendencia positiva sobreponderaría mucho Europa en renta variable. En cuanto a participar en emergentes, también estaría en empresas europeas que tengan inversiones en estos países, una forma de participar en sus beneficios sin estar totalmente implicados.