Los umbrales de concesión de créditos
La llave para acceder a un crédito no tiene nada que ver con al suerte ni con el azar, ni mucho menos con al disposición de soportar jornadas de negociación entre entidad o cliente. Los requisitos que el cliente debe cumplir para que la entidad le otorgue un crédito han sido desde siempre los mismos, pero lo que la crisis ha provocado ha sido un cambio en los umbrales de esos requisitos. Ahora las entidades son mas exigentes.
Probablemente el cambio más representativo se ha producido en os limites del capital prestado. Adiós a las hipotecas que rondaban el 100%, o incluso superaban el valor de tasación del inmueble.
Para que no hagamos cálculos erróneos y no nos llevemos una sorpresa ante la negativa de la entidad, debemos interiorizar que será muy difícil que el capital prestado pueda superar el 75% del valor de tasación del inmueble.
¿Somos solventes? Ahí está la clave
La morosidad crece y llega a cuotas que no se alcanzaban desde hace 13 años. Tanto es así que en estos momentos las familias y empresas españolas deben más de lo que tienen ahorrado. ¿Qué efecto produce esta situación en bancos y cajas?. Miedo. En estos momentos, a las entidades les da más miedo que nunca conceder créditos. De ahí que otro de los parámetros que haya cambiado con respecto a épocas anteriores sea el de los niveles de solvencia del solicitante.
Un error muy común es el de asociar la palabra solvencia con la cantidad de ahorros que podamos tener depositada en los bancos. Obviamente tiene que ver, pero también con las rentas presentes y estables, y con nuestra capacidad para generar ingresos futuros.
La calidad de nuestros contratos también puntúa
Las entidades bancarias se han vuelto cautelosos y prudentes (a buena hora...) y sólo prestan el capital a las personas que tras pasar el examen del Departamento de Riesgo aprueban. Para elaborar el veredicto, las entidades tienen un porcentaje como horizonte el 40%. Esto es, que para hipotecarnos no dediquemos más del 40% de nuestros ingresos mensuales en el pago de las cuotas de préstamo. La calidad de los contratos y el futuro laboral de los solicitantes también pasa por la lupa de la entidad. Quienes tengan un contrato indefinido, bien remunerado y sin visos de que su puesto vaya a peligrar obtienen una mayor puntuación (por ello todos queremos ser funcionarios...).
El papel del avalista habia permanecido durante años guardado en el olvido, pero con la crisis vuelve a cobrar protagonismo. Se trata de la persona que asume el compromiso de hacer frente a los pagos de la hipoteca en caso de que sus titulares incumplan con la obligación de pago.
El endurecimiento de las condiciones no es algo ajeno para el avalista; de hecho, las exigencias financieras se trasladan a esta figura también. Para ello, las entidades pueden solicitar las nominas, la última declaración de la renta, o la entrega de avales patrimoniales que aseguren que el avalista podrá responder con bienes y con liquidez suficiente al pago de la hipoteca en caso de que la situación de la persona a la que avala lo requiera.
Nuestro historial crediticio
Otro de los requisitos que hay que cumplir es el tener un buen expediente crediticio. Lo que se revisa son los prestamos que se han tenido, y sobre todo si hemos sido buenos pagadores o arrastramos impagos. Figurar en los registros de morosos, ASNEF o RAI, no es algo que puntúe de forma positiva. Ante la duda, conviene comprobar que nuestro nombre no aparezca en ningún listado , y en caso de que así sea tratar de que lo eliminen, siempre y cuando hayamos liquidado las posibles deudas pendientes.
Hay otro elemento no determinante, pero si influyente: la relación y vinculación que se tenga con al entidad a la que se solicita el crédito. La cantidad de años que llevamos siendo clientes y la contratación de otros productos financieros, nos pueden hacer subir la nota.
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