2015 fue un año difícil, con turbulencias graves y el posible inicio de un mercado bajista que puso en duda la solidez de la recuperación. 2016 va camino de hacerlo parecer bueno, empezando con caídas fuertes e indiscriminadas. ¿Cómo obtener retorno en un entorno tan peligroso?
Con cuidado. No todo lo que ha caído es una oportunidad, ni tampoco todo está a su precio justo. Necesitamos un marco para entender cada clase de activo que nos ayude a saber cuál es cuál, y ha de ser sencillo e inequívoco para evitar las decisiones en caliente.
Recientemente me comentaba el director general de una gestora importante que no se podía pretender obtener rentabilidades superiores al 2-2,5% en este entorno de tipos cero. No puedo estar más en desacuerdo por varias razones, y la primera de ellas es que este entorno facilita las ineficiencias, y con ello las oportunidades.
Lo primero que hemos de tener claros son los conceptos básicos: El tipo de interés ha de compensarnos siempre por la incertidumbre del futuro, y por tanto ha de ser positivo. Si la renta fija paga tipos cero o negativos es muy sencillo: La vamos a evitar. Ya la compran los bancos centrales en nuestro nombre con dinero que imprimen sin nuestro voto.
En segundo lugar tenemos otro concepto básico: Las acciones no son billetes de lotería, sino inversiones en negocios reales. Por eso a corto plazo puede darse que todo caiga o todo suba (lo bueno y lo malo, lo caro y lo barato), pero a medio plazo la magnitud de los movimientos irá diferenciando los negocios. Hay que discriminar al invertir, pues.
Una aclaración: no estamos repitiendo la vieja excusa del largo plazo, eso no. Para nosotros el largo plazo es una sucesión de decisiones a corto y medio plazo, así que regularmente hemos de revisar que las compañías que tenemos en cartera sigan haciendo lo correcto como negocio. Pero esto no es suficiente.
El mercado está compuesto por una masa de inversores, y cualquier masa de personas es todo menos racional. Por eso, aun teniendo la mejor de las carteras hemos de prestar atención al clima de mercado: ¿Nos estamos confiando? ¿Paga lo suficiente la renta fija corporativa frente a la gubernamental? ¿Son exageradas las valoraciones medias de las compañías? Y así sucesivamente.
En un momento como el actual es quizá todo lo contrario: ¿De verdad vamos a entrar en recesión, como cotiza el High Yield? ¿Son caídas del 30% y del 40% correctas, y acordes a los beneficios publicados, o son una exageración? Pero la más importante: ¿Qué negocios han seguido ganando dinero y podemos encontrar ahora al descuento?
Sin ánimo de ser exhaustivo: ¿Qué pasa con las materias primas? En estos tres meses sólo el oro y las mineras de metales preciosos han subido, en concreto alrededor de un 40%. ¿Por qué no analizarlas como cualquier otra clase de activo, y asignarles un peso? ¿Cómo pretendemos estar descorrelacionados de las bolsas y la renta fija, si sólo invertimos en ellos?
Un año como este es un año bueno para nosotros. Nos permite poner en valor decisiones que protegen la cartera, y que no lucen en entornos fáciles. Es cuando mejor podemos mostrar que la independencia y los principios más sencillos y más básicos, cuando se siguen, garantizan el éxito.