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La economía experimenta una sucesión de ciclos alcistas y bajistas cuyos parámetros de control vienen marcados por los tipos de los BC y la liquidez (o contracción) generada por las entidades financieras, siguiendo la guía marcada por los banqueros centrales.

Esta sería la versión clásica de los periodos de auge y caída que provocan recesiones y expansiones económicas, regidas por la política monetaria. El resultado final es un crecimiento a largo plazo, jalonado de retrocesos para enfriar la euforia y las burbujas. 

Dentro de esta visión, el formato actual de los movimientos de los BC, acompasados por una inflación pegajosa, indica que estamos en un periodo recesivo que aún no ha dado comienzo.

Las fuertes subidas de los tipos de interés terminarán empujando a la baja la economía mundial (ante una inflación generalizada), causando una recesión más o menos profunda.

Este gráfico marca el impacto en los mercados de las políticas monetarias.




Como se puede apreciar, hay que resaltar que las caídas en bolsa comienzan cuando los tipos oficiales empiezan a bajar, no cuando están en pleno ascenso, ni siquiera cuando se establece una meseta de tipos altos. 


La explicación es sencilla. Para reducir las presiones inflacionistas, los BC deben asegurarse que la reducción de los precios no es pasajera, sino que se ha formado un movimiento bajista sostenido en los precios. No basta con los indicadores de recesión habituales, sino que determinados datos deben certificar que el descenso de los precios es permanente. 

Primero se percibe un enfriamiento de la economía en forma de reducción de pedidos. Las empresas ajustan los costes para mantener los márgenes y siguen manteniendo el empleo. se necesita presión adicional en forma de tipos al alza, para comenzar una movimiento de contracción de los préstamos, que dificulta la financiación de las empresas al tiempo que eleva sus costes financieros.

La combinación de márgenes más estrechos como consecuencia de la reducción de precios para mantener en lo posible las ventas y cuotas de mercado, junto con un fuerte incremento de los pagos por intereses, causa una caída de los beneficios empresariales, que todavía noes seguida por un incremento de los despidos, hasta comprobar que la tendencia es firme.

En este punto , tras una serie de subidas de tipos de interés, las bolsas aguantan la respiración sin fuertes ventas, mantenidas todavía por la inercia alcista del periodo anterior.

Los tipos alcanzan máximos y los BC hacen un parada para evaluar las consecuencias de las subidas en la actividad económica, por los retrasos habituales que los incrementos de tipos tienen para afectar el ciclo económico. Tras la contracción bancaria subsiguiente, las empresas comienzan a tener dificultades y en ese momento, después de un periodo más o menos largo de disminución de los pedidos y tendencia a la baja en los márgenes, los dirigentes empresariales empiezan a reducir plantilla.


Esta es la señal que los BC esperan, para concluir que las presiones salariales han terminado y su impulso en los precios ya no cambiará en el corto plazo. Los beneficios empresariales experimentan un descenso proporcional al tamaño de la recesión y tras un periodo de espera para confirmar los datos, los BC proceden a rebajar los tipos,  reiniciando el ciclo.

Es en este preciso momento cuando los primeros resultados empresariales francamente malos llegan al mercado. Los grandes gestores, conscientes del empeoramiento, se disponen a reajustar sus carteras a la baja y ya tenemos formado otra corrección bajista que siempre dependerá de la reversión al alza en las condiciones económicas. El tamaño del ajuste suele ser proporcional al exceso alcista del periodo anterior, sobre todo cuando las burbujas han crecido demasiado y necesitan un tiempo de  ajuste que reconduzca la situación.

¿Dónde estamos ahora?.

Los datos económicos han empeorado notablemente. Los indicadores de actividad, tanto industrial como de servicios, han entrado en territorio recesivo al colocarse ambos por debajo de 50, sobre todo en Europa.




                        

    Los datos del PIB sugieren que podemos entrar en recesión a lo largo de 2024 (dato conocido con evidente retraso), pero el fundamental dato del paro, todavía no se ha incrementado, lo que señala que nos encontramos a medias del proceso de ajuste empresarial. El daño no ha sido lo suficientemente grave como para comenzar la ronda de despidos que ajusta la plantilla a las ventas en franca regresión.

Por lo tanto, tanto el indicador de tipos (todavía estamos hablando de nuevas subidas de tipos), como el dato del paro, nos marcan el camino de los mercados. Los gestores siguen esperando un empeoramiento de los resultados empresariales para efectuar el ajuste a la baja en sus carteras.

Los inversores individuales tampoco se desprenden de sus participaciones porque el empeoramiento evidente de la situación económica empuja a un recorte de los tipos por parte de los BC. El famoso "cuanto peor , mejor", y la rápida toma de decisiones de los BC, en cuanto existe la menor crisis, hace que el tiempo de espera antes de vender se prolongue en el tiempo. Estos inversores son siempre los últimos en vender, normalmente cuando los mercados han corregido con fuerza y son presa del pánico, ejecutando la fase final del movimiento a la baja, que suele coincidir con fuertes descensos de bolsa.


Tras la venta final producto del pánico, los BC terminan de bajar los tipos con agresividad y comienza un nuevo ciclo alcista.

Este es el ciclo completo de los mercados, que ahora presenta algunas características diferentes.

La primera es que la inflación es muy pegajosa. Tanto que ya se está comentando la posibilidad de repetir la crisis  de los 70, con unos precios del petróleo elevados durante una década, que causó una recesión, acompañada de una alta inflación. Lo que se conoce con el nombre de estanflación.

En pleno siglo XXI, la amenaza de repetir este periodo es muy alta, porque la capacidad de producción de petróleo está muy limitada y es claramente controlada por la Opep+.

Los recientes acuerdos de reducción de la producción por parte de Arabia y Rusia, han dejado el mercado del petróleo con una escasez manifiesta, que está reduciendo con agresividad los inventarios (algunos en mínimos históricos como los americanos), al tiempo que presiona los precios al alza. El impacto en gasolinas y diésel, influye directamente en la inflación y la comparativa con los descensos en el final de 2022, hará previsible un repunte de la inflación entre finales de 2023 y comienzos de 2024.

https://wolfstreet.com/2023/09/05/gasoline-prices-rise-year-over-year-for-first-time-since-feb-2022-cpi-inflation-to-feel-the-heat-this-year/

Tras un tiempo con las empresas ajustado al máximo los costes, la presión de los precios y la reducción de los pedidos, puede dinamitar la contención en el incremento  del desempleo. Asimismo, las presiones inflacionistas contribuyen a la política monetaria e impiden aplicar descensos en los tipos, mientras los bancos comerciales emprenden su cruzada de disminución de préstamos y mayores restricciones de financiación, para evitar un aumento de la morosidad.

Las sanciones a Rusia han obligado a cambiar las fuentes de suministro de gas, intercambiando el gas ruso barato por el caro GNL americano. Las consecuencias son especialmente intensas en la locomotora industrial europea (Alemania) que está empujando a la baja el crecimiento europeo.


La segunda característica es la elevada deuda estatal, en máximos históricos.

Las consecuencias de esta deuda tan alta es la presión sobre los tipos de los bonos públicos, incluso sin la presión de los tipos oficiales empujando al alza. 

El periodo en el que nos encontramos induce a un triple acción sobre las rentabilidades de la deuda.

1º). Los BC están en modo drenar la liquidez. 

No solo no compran deuda directamente, sino que no renuevan los vencimientos, lo que pone más deuda en el mercado.

2º). Los déficit siguen creciendo.

En EE.UU., incluso el déficit se va a doblar este año. La cantidad de deuda puesta en el mercado para financiar semejantes déficit es enorme.

3º). La fortaleza del dólar está empujando al resto de divisas a una devaluación frente a la moneda de reserva. 

Japón y China están sufriendo un ataque a la estabilidad de sus divisas frente al dólar. Como mayores poseedores de deuda americana, están vendiendo parte de sus posesiones (sobre todo China), volviendo a presionar el bono norteamericano colocando más deuda en el mercado y presionando los precios.






La consecuencia de estas tres acciones es la cotización del bono americano, que es su representación de rentabilidad a 10 años presenta este peligroso gráfico.

La superación de la zona de resistencia en torno a 4,35% podría dinamitar los mercados al poner en subida libre la rentabilidad del bono.



    

 Una de las consecuencias de este movimiento sería revaluar al dólar o lo que es lo mismo, devaluar el resto de monedas, con el yen japonés en un peligro de muerte. La política monetaria japonesa es la única que no ha subido los tipos y su increíble deuda, obliga a monetizar al banco de Japón, casi toda la deuda, presionando el tipo de cambio del yen y amenazando con una devaluación masiva.


La espiral infernal en la que estamos metidos, con déficit crecientes y deudas implacables, esta presionando a los BC para tomar una decisión muy difícil, sobre todo en EE.UU.

Si deciden no intervenir, los tipos de mercado de los bonos públicos se van a disparar por la triple presión que hemos comentado antes.

Y si deciden intervenir, y vuelven a comprar deuda, las divisas se van a devaluar frente a los activos sólidos como el oro o el petróleo, volviendo al círculo vicioso de la inflación.

Cualquiera de las dos acciones es un juego de perder-perder, por lo que estamos ante un periodo histórico que no se ha visto en cincuenta (o cien años).

Por supuesto, un ajuste extraordinario de los presupuestos afectaría a la deuda, pero también al crecimiento. La recesión está garantizada, tanto si se toma una decisión u otra.

Y la tercera característica que diferencia otros periodos similares anteriores es la escasez manifiesta de todo tipo de materias primas en el futuro, empezando por el petróleo, pero poniendo el punto de mira en 2025-2026 con el cobre, materia prima fundamental de la transición energética y eje primordial de la sustitución de los combustibles fósiles.

El agotamiento de los recursos que trataba en el post anterior, es la tercera pata que define el periodo histórico en el que estamos entrando.

Algo que no ayuda nada a la resolución de nuestros problemas es la división en dos grandes bloques de la geopolítica mundial. Por una lado Occidente (EE.UU., Europa, Canadá, Japón, Australia, Gran Bretaña y Corea del Sur) y por otro , los BRICS 11, más la pléyade de países que han solicitado incorporarse. El control y la casi plena integración de la Opep+ en los BRICS, supone otro punto en contra para llegara acuerdos que faciliten de nuevo el comercio mundial. La autarquía en forma de dos bloques contrapuestos que cada vez tienen menos negocio entre si,  supone otra forma de  presión en la inflación. 

Las sanciones a Rusia y las reducciones de la producción de petróleo son heridas autoinfligidas en el corazón de la inflación.         


No podemos hacer gran cosa, salvo esperar acontecimientos.


Saludos 
45
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  1. en respuesta a 8........s
    -
    #45
    08/09/23 21:36
    Toda la razón. No puedo añadir nada ...

    Saludos.
  2. en respuesta a Zackary
    -
    #44
    08/09/23 21:35
    No me hagas mucho caso.

    En 2006, para mi era evidente la burbuja inmobiliaria y la corrección bursátil y a finales de año,  puse casi todo en liquidez. Hubo que esperar casi dos años para ver el desplome. Luego le saqué jugo, pero mientras  tanto me aburrí muchos meses.

    Las burbujas acaban cuando acaban, no cuando creemos que ya no pueden inflarse más. En el caso del impacto de la subida de los tipos de interés en la bolsa, sucede lo mismo. Sabemos que terminará afectando, pero no cuando ...

    Saludos.  

    PD. Me da que eres paciente con acciones como BRK en la mano, pero la liquidez te quema ...
    La paciencia funciona en los dos sentidos y si no mira WB, cuanto  tiempo lleva en liquidez exagerada. 

    Seguro que también estoy equivocado en esto.   
  3. en respuesta a Quark1
    -
    Top 100
    #43
    08/09/23 21:10
    Pues claro....es la economia estupido...frase que se canjeo por una presidencia en ee.uu...el ciclo empieza cuando los bb.cc. bajan tipos...la banca comercial y la banca en la sombra comienzan a dar creditos basado en el sistema fiat...y esto genera inflacion...bb.cc suben tipos...la banca comercial y la banca en la sombra recortan el acveso al credito....y catapun...y vuelta a empezar.......cuando suele haber bajadas en los mercados de valores...despues de una meseta en la subida de tipos...y justo antes de comenzar a bajar......no es tan dificil....pero...queremos ganar el primer y el ultimo centimo...esto es codicia....y a veces se palma mucho....otra dentro de un pastel enterro su golosina...nada nuevo quark...esto es mas sencillo de lo que parece....pero...hay que vender libros....o...hay que captar incautos...o...en fin...nos vamos haciendo trampas en base a sesgos.......primavera....verano....otoño...invierno...acuerdate...esto lo inventaron los que adoraban al sol....un abrazo....por cierto...tambien estan los contrarians....qur...alguna vez aciertan....llamensen higos...manzanos...o chinos o rusos......
  4. en respuesta a Quark1
    -
    Top 10
    #42
    08/09/23 20:39
    Amigo mío, no das lo que prometes y yo tengo mucho cash que poner a trabajar.
    ¿Este invierno nos quedamos ya sin calefacción? :)
    ¿Cuándo llega el crack bursatil?
  5. #41
    08/09/23 19:03
    La hipocresía europea solo es superada por la estupidez.

    Dejamos de comprar gas ruso barato por gasoducto, para comprar gas ruso caro procedente del GNL. Hace falta ser  ...

    https://www.elconfidencial.com/economia/2023-08-30/espana-belgica-compra-gas-rusia-putin-niveles-record_3726144/

    Además, y según datos de la consultora Kpler, la UE está importando alrededor de un 1,7% más de GNL ruso que cuando las importaciones alcanzaron su nivel récord el año pasado. Así, los países de la UE que han comercializado con Rusia han aportado un montante de unos 5.290 millones de euros. "Es impactante que los países de la UE hayan trabajado tan duro para dejar de depender del gas fósil ruso canalizado solo para reemplazarlo con el equivalente enviado", según señaló Jonathan Noronha-Gant, analista senior de combustibles fósiles en Global Witness, al Financial Times. "No importa si proviene de un oleoducto o de un barco; sigue significando que las empresas europeas están enviando miles de millones al fondo de guerra de Putin". 

    Saludos.