Hoy les traigo una idea de inversión arriesgada y del mundo de la i+d. Una empresa francesa con muchos científicos talentosos que aspira a redibujar el sistema energético del futuro. Como es habitual, me nutro en un 98% de mis ideas de inversión de aportaciones de otros foreros. En este caso tengo que agradecer al bloguero Niko Garnier el haberme dado a conocer esta prometedora empresa en un post muy completo.
Si bien Niko no es experto en energía, ni siquiera técnico, sí que es filósofo, una carrera muy denostada, no entiendo por qué, puesto que bien empleada sirve sobre todo para que no te engañen sistemáticamente por la vida. Se ve que Niko tiene demás una intuición muy desarrollada que le lleva a pensar que hay chicha en McPHy. Por favor, visiten su blog para encontrar información básica sobre la empresa, él ha hecho muy bien ese trabajo así como el seguimiento de la OPV.
Tras haber visitado la web de la empresa, contrastar que sus gestores son humildes personas provenientes del mundo de la Ciencia, que ha recaudado en la OPV lo que tiene que recaudar y que sus líneas de investigación están enfocadas a cubrir un gap tecnológico importante en el mundillo del almacenamiento del hidrógeno, y suponiendo que la empresa esté bien llevada, me posiciono largo en el valor.
Les contaré ahora un poco sobre como veo el modelo energético del futuro, rescataré las palabras que concedí en mi entrevista en Rankia:
11. Escribes mucho acerca de un nuevo modelo energético. ¿Qué es y que oportunidades representa?
Hasta ahora la generación y distribución de energía, lo que es la sangre de la sociedad y sin la que la economía no podría ni existir, se hacía de forma centralizada. Es decir, partimos de un modelo donde una gran corporación pública o unas pocas empresas tienen el control absoluto de la productividad del país. Esto ha sido así hasta ahora porque para producir electricidad se necesitaban grandes centrales que debían producir la electricidad alejada de los puntos de consumo y repartirlas a grandes distancias. Y para traer el petróleo o el gas se necesitan oleoductos, gasoductos, buques petroleros y metaneros y tratar unas materias primas importadas tan inflamables y peligrosas con sumo cuidado. No lo puede hacer cualquiera.
Pero este modelo tiene los días contados. La irrupción de las fuentes renovables a precios competitivos democratiza el acceso a la energía de la sociedad. Ya se puede producir y consumir energía in situ para muchísimas aplicaciones, incluido el coche de cada cual, lo que era inimaginable hace pocos años. Las grandes líneas eléctricas seguirán haciendo falta, pero no serán tan imprescindibles a largo plazo dentro de un país, y si más entre distintos países para asegurar una buena interconexión.
Como será el modelo energético del futuro no lo sabe nadie. Pero los pasos que se están dando apuntan a una mayor generación distribuida, acercar la producción al consumo, micronizar las redes, electrificar mucho más el sistema, incluido el sector transporte y acoplar las TICs, ya revolucionadas, en todo el proceso. Las oportunidades que se empiezan a apreciar derivadas de este cambio de modelo son inmensas. Se necesitarán gestores de redes “inteligentes”, instaladores de todo tipo de sistemas de control, gestión y medida, surgirán minicentrales de tecnología insospechada, centrales geotérmicas caseras para ahorrar en climatización, centros de recarga eléctrica de vehículos, etc, etc. Y las renovables deberán soportar la responsabilidad de respaldar toda la red.
Si el modelo energético del futuro que muchos proponemos, y hacia el que parece que nos encaminamos, se hace realidad, McPHy tendrá mucho que decir al respecto. Sus inventos se dirigen directamente a apoyar a las renovables en erigirse en protagonistas absolutas del panorama energético futuro. Sus investigaciones se centran en encontrar un modelo de almacenamiento asequible para que la variabilidad de las renovables queden compensadas con mecanismos de almacenamiento de energía en un futuro sistema energético más descentralizado.
La empresa centra ahora sus principales esfuerzos de investigación en almacenamiento de hidrógeno en estado sólido. Explicándolo de forma sencilla, se trata de empaquetar las moléculas de hidrógeno en un espacio reducido y con un mínimo gasto de energía. Hasta ahora el hidrógeno, un gas que fuga demasiado, que es demasiado poco denso y presenta problemas enormes para su compresión, se almacena a altísima presión (350-700 bares) en depósitos, o bien se hiperenfría a temperaturas bajísimas, cerca del cero absoluto,a estado líquido para que ocupe menos volumen. Ambos modos de almacenaje, gas o líquido, tienen un gasto energético tremendo, son "poco rentables" desde el punto de vista energético. Apretar las moléculas diatómicas de hidrógeno una contra otra y llegar a empaquetarlas cuando su tendencia natural es mantenerse muy alejadas unas de otras, es difícil, costoso y la temperatura alcanzada en el proceso de compresión suele ser demasiado alta, hay mucha energía desperdiciada en el proceso.
Por eso se investiga en encontrar un material de almacenaje sólido adecuado que sea capaz de atraer tanto a la molécula de hidrógeno que se adhiera con cierta facilidad sobre alguna superficie, es decir, un buen adsorbedor (con "d" de dedo, no absorberdor). Parece que McPHy ha dado con la tecla a través del almacenamiento con metal Magnesio. El objetivo del almacenamiento de hidrógeno será empaquetar el gas en el espacio más reducido posible, es decir, con la mayor densidad de gas posible, y utilizando para ello presiones "bajas", tenemos que irnos significativamente por debajo del centenar de atmósferas.
Pues bien, McPhy está trabajando sobre todo en la zona naranja (MgH2, 620 K, 5 bar), óptima zona diría yo, y utilizando para ello sólo 5 bares de presión y temperaturas razonables, una presión cien veces veces menor de lo necesario para almacenar hidrógeno en estado gaseoso con ciertas garantías de rentabilidad.
Poco espacio utilizado, alta densidad (mayor que la densidad del agua incluso), compresión a bajas presiones... lo tiene todo para integrarse como método de almacenamiento de energía limpia proveniente de renovables. Si han dado con el producto, los 32 millones de euros recaudados en la OPV servirán para comercializar un producto que debería venderse "solo".
E.On ya está inyectando hidrógeno de origen renovable en las redes de gas natural de Alemania. Ese hidrógeno puede mezclarse con el gas proveniente de Rusia en más o menos hasta un 50%. Es decir, algún día Alemania no dependerá en un 30% del gas de Rusia, sino sólo en un 15%. El objetivo es aprovechar las puntas de energía renovable no gestionable, ya sea eólica, solar, etc... para almacenar esa energía cuando se requiera. Será cuestión de tiempo que utilice el mejor almacenamiento de hidrógeno para ello. Y McPHy puede tenerlo.
Aprovecho para recordar que
el martes pasado se batió un nuevo récord en producción absoluta de electricidad de origen eólico en España. Aunque existe una moratoria sobre el régimen especial, lo cierto es que cada año se produce más electricidad de origen renovable. Algún día se instalará nueva potencia renovable adicional y el gestor de la red querrá contar con los mecanismos adecuados para almacenar la energía... a todos los países les pasará lo mismo. Se utilizará bombeo hidráulico, coches eléctricos y todo lo que se pueda que esté a mano a precios razonables. El almacenaje de hidrógeno será una opción más y servirá para ser combustionado directamente en casa.
No puedo decirles que método de almacenamiento de la energía será el favorito, habrá varios, pero el hidrógeno tiene mucho que decir al respecto. Y McPHy está posicionada de forma óptima.
Anexo. Seguridad del manejo del hidrógeno
Antes de que me digan lo peligroso que es el hidrógeno y se olviden de lo "seguro" que es contar con 60 litros de gasolina bajo el asiento trasero del coche, justo debajo de donde van sentados sus hijos cuando los llevan al cole, déjenmes recordarle un
suceso antiguo que probablemente todos tienen en mente tras leer este artículo.
Qué peligroso el hidrógeno, ¿verdad? Esta foto ha provocado probablemente un retraso en investigación de 60 años sobre este maravilloso gas. Si se paran a pensar no hay mucho motivo para ello, salvo el terror psicológico.
Y es que la llama del hidrógeno no es prácticamente visible para el ojo humano. Así que el fuego devastador que ven en la foto es por la combustión de una extremadamente inflamable pintura de recubrimiento del dirigible Hindenburg. Está ampliamente aceptado por el consenso científico que no fue el hidrógeno lo que provocó el desastre del Hindenburg, sino la pintura inflamable.
Viendo la foto del transbordador Atlantis tendemos a pensar que el cohete central aún no está en ignición, que entra en funcionamiento más tarde. Pero lo cierto es que está encendido, igual que los otros dos. Combustiona hidrógeno, la llama es invisible a nuestros ojos.