He rescatado el título de una entrada de hace año y medio porque este artículo es continuación de aquel,aunque su enfoque es distinto.
En su día, y tras la confirmación de que Obama seguiría siendo presidente, pronostiqué buenos tiempos para las empresas americanas de energías renovables. También mencioné al fabricante de coches eléctricos TSLA y a alguna empresa española con intereses en Estados Unidos.
Todas las empresas mencionadas, sin excepción, han tenido un muy buen comportamiento durante estos 19 meses. Destaca sobremanera First Solar, FSLR (+155%). En una entrada relacionada tres meses más tarde, me fijé en una estrategia de compra de calls OTM a largo plazo con esta empresa, además de Sunpower (SPWR) y también decía que no sería mala idea ponerse largo en Solar City (SCTY). Las tres eran las tres mejores empresas solares americanas del momento. SPWR se ha disparado desde entonces (146%) y SCTY ha sido una verdadera revolución, desde que me fjé en ella poco después de la OPS hasta hoy su precio se ha triplicado (+200%), aunque ha llegado a multiplicarse casi por cinco.
Para mí era lógico y natural que un presidente que aspira a que su país disminuya la dependencia energética opte por impulsar las energías renovables, empezando por las que tienen mayor potencial en el binomio recurso/coste. Esas son la energía solar y eólica. Y eso es justo lo que ha hecho Obama.
Pues bien, Obama ha dado una vuelta de tuerca adicional a su política energética. Enarbolando la bandera del cambio climático ha decidido dar un paso más allá y, una vez afianzado que America wants to be solar y que la revolución solar ha calado en la población, está hablando mucho de la amenaza del incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera, la necesidad de ahorrar y ser eficiente, cambiar luminarias, construir edificios más eficientes, coches que consuman mucho menos o sean 100% eléctricos y recalcando que el cambio climático es real, sus amenazas muy duras y hasta ha firmado acuerdos con los espacios meteorológicos más vistos del país para llevar el mensaje a todas las casas de EE.UU. En definitiva, para divulgar lo que es una teoría científica más que aprobada y testeada por la comunidad científica. Incluso ha dedicado una Web de la Casa Blanca para educar a la población en exclusiva sobre energía y cambio climático. Un concepto va ineludiblemente unido al otro. Si se habla de cambio climático hay que hablar a la fuerza de energía.
También es lógico este paso. Casi todos los países que tienen una política energética coherente se echan en brazos de las grandes inversiones renovables al principio, pero luego entran en una etapa más sosegada donde reconocen el potencial brutal de las medidas de ahorro energético,comparativamente más rentables en términos de inversión y ahorro de energía y CO2 que producir energía solar o eólica. Hasta un amante incondicional de las renovables como yo reconoce que si no ahorramos y somos eficientes en el uso de la energía, de poco sirve liarse a poner placas solares. Yo era consciente de que ese paso era necesario y previsible y por eso lo anticipé en la entrada escrita justo después de las elecciones:
Sin embargo, el verdadero desafío será implementar medida reales y eficaces de ahorro energético. Estados Unidos es un consumidor voraz de energía con una eficiencia baja, bajísima. Las empresas que desarrollen servicios energéticos eficaces tendrán la oportunidad de despuntar si Obama cae en la cuenta de que, aún más importante que generar energía con el inmenso potencial renovable del país, es necesario sobre todo reducir la demanda energética e incrementar la eficiencia global del sistema. El país es un gran derrochador de energía.
Creo pues que ha llegado el momento de prestar menos atención a las empresas que se dedican a GENERAR energía, sea renovable o no, y fijarse en los potenciales ten, twenty y fifty-baggers que pululan por el parqué, que son las que AHORRAN Y HACEN AHORRAR energía con modelos de negocio innovadores. De las noticias que he encontrado estos días deduzco que Estados Unidos emprenderá ambiciosos programas de ahorro energético en todos los estados, empezando por aquellas ciudades más deprimidas y necesitadas de inversiones y por las empresas que quieren controlar sus costes energéticos. Atacará también los municipios con planes de alumbrado municipal más eficientes, etc. En realidad, nada nuevo, llevamos haciendo esto en Europa diez o quince años. Pero cuando los americanos se ponen... madre, vaya si se ponen.
Por supuesto las empresas solares líderes como SCTY, SUNE o SPWR (nótese que FSLR se ha caído de la lista) seguirán progresando, pero más lentamente. Así que creo que hay que cambiar el chip e irse a empresas que, o bien explotan renovables mucho menos desarrolladas (eólica marina, biogas, geotérmica...) o bien venden servicios energéticos bajo la fórmula del ahorro garantizado, son las conocidas como ESCos (Energy Services Companies), ESEs en español. También servirán fabricantes de luminarias de muy bajo consumo de calidad, tipo LED o electrónicas, que no teman invasiones de producto barato chino, instaladores de climatización eficiente, especialmente en ciudades al límite de sus recursos y muy intensivas en consumo, como Las Vegas.
Sea el sector que sea, auguro un muy buen futuro a aquellas empresas que venden ahorro energético sin que el usuario tenga que afrontar costes de inversión (upfront costs), un modelo que está funcionando pero que muy bien para SCTY y que se basa en la titulización de activos energéticos (securitization), ese es para mí el modelo de negocio dominante del futuro. Precisamente esta empresa, Solar City está en parrilla de salida para vender ahorro además de energía solar, pero no será la única ni mucho menos.
Si hablamos de edificios de consumo nulo de energía, quizás en una fase más posterior, las posibilidades son simplemente infinitas. Aquí tienen una empresa que si tiene éxito se multiplicará por 500. Los edificios de consumo de energía nulo no son una opción en Europa, sino obligatorios a partir de 2019 para la administración y 2021 para todo el mundo. Estados Unidos copiará la Directiva europea y obligará algún día a que los edificios no consuman energía, ojo.
Obama ha aprendido bien el discurso de Sir Nicholas Stern y quiere mentalizar a sus ciudadanos de que no combatir el cambio climático sale mucho más caro que hacerlo, y a la vez de que su país es capaz de sacarle partido económico a reducir un consumo de energía desaforado.
Esto va en serio, ya no hay vuelta atrás. Sólo una depresión fenomenal del precio del crudo durante años, depresión altamente improbable debido al peak-oil, podría dar al traste con esta estrategia, poque hasta los propios republicanos reconocen en petit comité que sí, que el cambio climático existe y el país más contaminante del mundo no puede cruzarse de brazos al respecto.
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