Es curioso como cambia la percepción que uno tiene de las personas, dependiendo tanto de la faceta que se conozca más, como del medio por el que se relacione la gente con esas personas. Estoy seguro que mi buen amigo epistolar Gfierro tiene un nombre certero para este tipo de sesgo psicológico.
En el ámbito personal muchos de los que me conocen creen que soy una persona bastante pesimista, debido principalmente al hecho de que hacia 2008 predije, incluso quedándome corto, la profundidad, gravedad y consecuencias de la crisis económica en ciernes en España. Con el tiempo, esas personas que me tildaban de pesimistas me han llegado a definir como "realista", pero aún así con una tendencia o sesgo "innato" a pensar sólo en lo negativo, incluso creyendo que no soy capaz de reparar en las cosas buenas que nos da la vida. Irónicamente, me sueltan estas aseveraciones mientras degustamos un vino excelente que riega uno de los mejores jamones de bellota que jamás haya probado y tras hablar de las juergas corridas en la Universidad...
Pero la sorpresa es mayúscula cuando leen unos cuantos posts de este blog y descubren al alter ego, al Solrac que piensa que todo un mundo de posibilidades se abre a la especie humana si somos lo suficientemente hábiles.
Pero, ¿este eres de verdad tú? No puedo creerlo.
Y es que creo que es perfectamente compatible ser un poco pesimista opinando que España no habrá salido del agujero económico hacia 2023 (su sociedad en conjunto, no su PIB trucado, ojo) con ser optimista en cuanto a la posibilidad de estar preparando sondas espaciales para Marte hacia esa misma fecha. Sin embargo, el afán de etiquetar una persona de forma holística, sin tener en cuenta que múltiples facetas conviven en sus opiniones, forma de ser y hasta preferencias personales, es demasiado poderoso.
Lo cierto es que sí,
me considero una persona optimista cuando pienso en el mundo, la humanidad, la sociedad y los valores de mi especie en general, así como el destino que le aguarda en el futuro si antepone el afán de cooperación al afán de competición. Y por supuesto, no doy un duro por que las condiciones de vida mejoren en España durante bastantes años. Y oye, ¡no me siento bipolar por ello!
Para mí se trata de un proceso muy simple: La historia te enseña cual puede ser el camino más probable, mientras que las condiciones de contorno te dibujan los límites que no podrás superar (o a lo mejor sí, si no se trata de límites físicos). Cuando pienso en la humanidad en su conjunto veo una historia de superación sin igual, de crecimiento ante la adversidad y de conquista de nuevos horizontes, mundos, derechos y beneficios sociales de todo tipo. Por supuesto ha habido guerras, conflictos gordos, pestes que han diezmado la población y catástrofes naturales que casi acaban con el legado humano, pero de todo ello se ha salido con más fuerza que antes. Cuando en la historia alguien ha dicho "imposible", al poco se ha encontrado con un palmo de narices porque lo imposible se ha vuelto real. Lo ilustraré con un ejemplo:
¿Los humanos podremos volar como pájaros en un futuro?
No, está claro que no, pero no vayamos tan rápido. La respuesta a este pregunta es doble, y ambas respuestas son contrapuestas y ciertas:
- Los seres humanos nunca podremos volar como pájaros, porque los límites de la física no pueden ser rebasados.
- En realidad, llevamos más de un siglo volando más alto, mucho más alto que los pájaros, tan alto que hace muchos años que llegamos a la Luna, un sitio donde ningún pájaro ha llegado todavía. Y aún llegaremos más alto y más lejos.
La primera respuesta podría ser considerada típica de un pesimista pero a mí me gusta decir que es un optimista informado, un realista que no sueña con imposibles y conoce los límites de la física. La segunda respuesta es en el fondo la del mismo optimista, un optimista racional que, simplemente se basa en la historia pasada para sacar conclusiones.
Pero ir a toro pasado es sencillo. Pongamos algunos ejemplos que podrían llegar a ser sorprendentes:
1954. Estados Unidos ha ganado todas las guerras y tiene medio mundo a sus pies.
La mitad de las transacciones comerciales del planeta pasan por sus manos y su divisa es omnipotente. La histeria nuclear está bien presente en el país, se encargan refugios nucleares en medio país por si acaso se declarara una guerra en cualquier momento. De repente sale un estudio con las siguientes predicciones:
- Tan pronto como en 15 años lograremos ir a la Luna, pero no estableceremos base alguna en ella.
- En 20 años Japón, que aún no está ni recuperada de sus cenizas nucleares, logrará casi hacer quebrar, gracias a su pujante industria, a las más grandes firmas automovilísticas nacionales sin necesitar para ello ni recursos naturales ni su ejército, sólo su capacidad de trabajo.
- En 40 años la Unión Soviética se habrá disuelto, el comunismo no supondrá una amenaza y los países herederos abrazarán el capitalismo con fervor.
- En 50 años habremos sido atacados en la propia ciudad de Nueva York por un ejército contra el que no se podrá luchar con armas convencionales y que se habrá beneficiado de nuestro propio apoyo en el pasado. Invadiremos países para aplastarlos pero no encontraremos a nadie a quien aplastar, perderemos guerras por no tener enemigos. En España los gays se podrán casar.
- En 55 años China será una potencia mundial que consumirá más recursos que ningún otro país, además de producir la mitad de las manufacturas del mundo y poseer más deuda estatal americana que ningún otro país extranjero. Aún no habremos enviado ningún humano a Marte. El presidente será negro y el Papa, argentino.
- Y para mí, la más importante: En 60 años ni se habrá lanzado ninguna bomba atómica más ni el mundo habrá sucumbido a la Tercera Guerra Mundial.
Vistos en retrospectiva, algunos hechos y logros del ser humano son tremendamente impactantes, ¿verdad? Yo diría que muy meritorios y otros tremendamente sorprendentes.
El pesimismo en el mundo energético: crash-oil
Últimamente proliferan por internet todo tipo de escritos en relación al pico del petróleo. Yo he leído muchísimos textos al respecto y los he confrontado tanto con mi sentido común como con los pensamientos que opinan en sentido radicalmente contrario. Y no me cabe duda, el pico del petróleo no es que exista, es que es inevitable. Aquí tienen los posts escritos al respecto. Es materia de fértil debate si se ha producido ya, si se está produciendo o si nos aguarda allá por 2020. Pero de lo que no hay duda es que es un evento tan simple de deducir como sumar 2+2. La primera pista de lo que iba a pasar nos la dio Hubbert cuando vaticinó, con un éxito total, el máximo de producción petrolera de los 48 estados contiguos de EE.UU. para principios de los setenta. Fue un hecho aislado que se ha ido replicando con los años en muchos otros países y que nos indica la pauta que, inevitablemente, va cumplirse a nivel planetario.
Y a continuación, lo normal es que la comunidad peakolera nos venda el desastre más absoluto. Hay varias graduaciones del mismo, desde una temporada de "ajuste económico" más o menos severo, hasta volver a la Edad de Piedra, pasando por una reducción brutal de la población mundial hasta los 1.000 millones de personas, o incluso menos.
Uno de las predicciones más pesimistas que contiene al peak-oil como premisa fundamental es la Teoría de Olduvai, que perdónenme la expresión, es para cagarse. Más o menos viene a decir que la civilización industrial actual tendría una duración máxima de cien años, contados a partir de 1930. De 2030 en adelante, la humanidad iría poco a poco regresando a niveles de civilización comparables a otros anteriormente vividos, culminando dentro de unos mil años, en el 3.000, en una cultura basada en la caza, tal y como existía en la Tierra hace tres millones de años, cuando se desarrolló la industria olduvayense; de ahí el nombre de esta teoría. Esta teoría fue planteada por Richard C. Duncan basándose en su experiencia en el manejo de fuentes de energía y por su afición por la arqueología y tiene el peak-oil como apoyo fundamental. "Sin petróleo no somos nada".
Vamos, mandamos toda la tecnología desarrollada por la humanidad, toda su ambición por progresar y toda la historia pasada que nos dice que la Humanidad se ha sobrepuesto a todas y cada una de las crisis bélicas, ambientales, energéticas y económicas, a tomar por saco. El desastre y la involución serán inevitables. Como comprenderán, y dejé dicho no hace ni un año, tengo motivos sobrados para diferir bastante de un punto de vista tan calamitoso. Olduvai puede esperar.
Básicamente estoy muy de acuerdo con la idea que establece que la humanidad puede permitirse este nivel de desarrollo tecnológico, bienestar y abundancia material y de número de miembros de la especie gracias a las enormes cantidades de energía que extraemos y logramos emplear en los diferentes procesos productivos.. Aunque no soy especialista en el tema, todo lo que he leído sobre él me indica, cuando confronto sentido común, pruebas, estimaciones, datos reales y proyecciones de futuro, que sin la cantidad de calorías que tenemos disponibles el mundo no se movería. Esto es muy sencillo de ver para cualquier persona, sea de Ciencias o no.
Pero en lo que estoy radicalmente en contra es en el corolario: niego la asunción de las tesis catastrofistas que se derivan de este innegable hecho.
El argumento que se suele seguir para mantener las tesis catastrofistas es más o menos el siguiente: El hecho innegable es que la especie humana necesita energía para su mantenimiento y progreso. Como más o menos la mitad de la energía la obtenemos del petróleo y existe un pico del petróleo, el desastre va a llegar sí o sí y no podemos hacer nada por remediarlo. Dentro de esta tesis que se viene a llamar de forma global como crash-oil hay distintas corrientes de pensamiento como hemos visto. Están desde lo más moderados que defienden un decrecionismo económico para llevar a la humanidad a niveles de población y actividad soportables (algunos hablan de 1.000 millones de personas máximo) hasta los que dicen que sin ningún lugar a dudas volveremos a la Edad de Piedra como los olduvayenses. También encontramos neomalthusianos, peakoilistas moderados, decrecionistas radicales y negacionistas de todo tipo. Hay de todo en la viña del señor, pero existe un denominador común en estas tesis. La forma de razonar, por lo general, es la siguiente:
- Hecho 1. El mundo necesita mucha energía para seguir funcionando. Ahí estamos casi todos de acuerdo. Lo que ocurre es que muchos pensamos que esa "mucha energía" puede ser muchísima menos que la que empleamos actualmente.
- Hecho 2. El mundo no podrá obtener tanta energía en un futuro tras el peak-oil. Y ahí es donde los que conocemos muy bien las capacidades de las energías renovables, así como la inmensa ineficiencia del sistema energético mundial, que sospechamos no logra aprovechar más que una minúscula parte de toda la energía puesta en juego, nos revolvemos como gato panza arriba y con un agudo dolor de barriga. El dolor de barriga proviene de ver como los más elementales principios de la termodinámica son violados y las posibilidades de los sistemas renovables, muchos de ellos aún en fase de desarrollo, son ignorados.
La pobreza en los argumentos aportados para respaldar el Hecho 2 suele ser notoria. Los que conocemos bien el mundo de la energía y su transformación para mantener en funcionamiento el sistema, solemos flipar al ver unas demostraciones que en muchos casos son pueriles. Por ejemplo, cuando se defiende la imposibilidad de las renovables para cubrir la demanda energética mundial se suelen cometer dos fallos de bulto:
- Fallo de bulto número 1: La demanda energética mundial actual se suele tratar como un número inmutable y que jamás podrá reducirse, en todo caso tiende a aumentar porque así la historia lo enseña. Sin embargo, se obvia lo ineficiente que es el sistema energético mundial en la actualidad, es decir, la energía directamente desperdiciada, que es muy cuantiosa. Más o menos sería como decir: "Como siempre hemos usado petróleo y en estas cantidades, es porque lo necesitamos", cuando la frase correcta, en mi opinión, sería: "Hemos usado petróleo porque es la fuente energética más cómoda, y consumimos mucho porque nos lo podemos permitir"
- Fallo de bulto número 2: Para estimar las posibilidades tecnológicas de las renovables en un futuro se suele recurrir a las formas de producir la energía de hace diez años, ni siquiera a plantas que se construyen actualmente o a prototipos que podrían estar listos en dos o tres años. Son comunes las frases "No puedes llenar el Sáhara de huertos solares" o "no hay litio para tanta batería de coche eléctrico", como si la energía solar moderna consistiera en montar las mismas megaplantas solares de hace 10 años o como si tuviéramos que electrificar exactamente todos los vehículos sobre la faz de la Tierra. Cuando veo esos argumentos para mí la sensación es la misma que si viera los vídeos de Muchachada Nui porque la tecnologías que sacan a relucir cuando hablan de las renovables suele causarme la misma impresión que ver estos videos en blanco y negro: hilaridad.
La verdad es que, a mi corta edad (no supero la cuarentena) ya estoy cansado de discutir con negacionistas, catastrofistas y fundamentalistas del horror que se envuelven y enredan por sí solos en argumentos reprocesados, negándose en lo más profundo de su ser a aceptar cualquier dato que no sirva para incrementar su dosis de morbo personal. Me ha quedado más que que patente que la circularidad de los argumentos es notoria y que suelen pasar de todas las pruebas que no le den la razón. En cierto modo, es una forma de negacionismo ilustrado. Bien por ellos, espero que disfruten y, sobre todo, que no acierten, pero no quiero enredarme en eso.
Yo mantengo este blog por dos motivos: el primero para ordenar mis pensamientos y dar a mis lectores una forma válida de entender el mundo y a su vez de que otros lo entiendan. Pero también tiene una faceta utilitarista, pretendo algún día ganarme la vida utilizando mi cabeza en lo que buenamente pueda aportar, y si es posible operando en los mercados En ese sentido, no puedo "distraerme" mucho enzarzándome en discusiones que estamos seguro no llevan a ningún lado porque hay "todo un mercado esperándome". Y, sobre todo, un gran mundo ofreciendo oportunidades de todo tipo, incluida la transformación del sistema energético mundial en otro distinto.
La pobreza en conocimientos, no sólo de las tecnologías renovables, sino de los más elementales principios de la termodinámica en el caso de muchos defensores de la teoría del crash-oil, es suficiente para no dedicarle más tiempo a intentar aportar algo más de luz o información sobre el tema por mi parte. No es una muestra de desprecio ni mucho menos, yo trato de respetar todas las opiniones consistentes, es solo una medida para tratar de mantener de rentabilidad de mi cerebro y la higiene mental.
Ayer me planteaba si escribir un post tratando de contestar a las tesis decrecionistas , especialmente para todos aquellos que niegan toda posibilidad de salvación, como si la especie humana no hubiera salido de todos sus trances con más o menos esfuerzo a lo largo de la historia. Pero inmediatamente pensé que es una pérdida de tiempo discutir contra una serpiente que crece y crece con la discusión sin fin, ya lo he intentado demasiadas veces...
El optimista producto de la razón
En lugar de ello he escrito este alegato defendiendo un optimismo producto de la razón, las pruebas y el sentido común. Por supuesto hay cientos de evidencias que apuntan en la dirección que considero, y aunque algunas veces doy pinceladas en el blog, redactarlas todas sería como para escribir un libro de 700 páginas... No me quedaría tiempo para especular, je, je.
Así que al menos estoy preparando el segundo post sobre "Termodinámica para Torpes" pero señalando, en lugar de que es imposible hacer, que horizontes abre la Ciencia como posibles, las inmensas posibilidades que tiene a su alcance el homo tecnologicus, posibilidades que la Termodinámica define como plenamente realizables. Ni las condiciones de contorno son inmutables ni eternamente alcistas (demanda de energía) ni el potencial se limita a la cantidad de petróleo extraíble, sino que las opciones "alternativas" siempre han estado ahí y siempre estarán, para quien quiera aprovecharlas.
La Termodinámica nos dice cual es el límite de lo que podemos obtener, pero sólo la tecnología es capaz de enseñarnos cual el camino que tenemos que andar y de proporcionarnos el mejor vehículo para empezar la jornada.
Termodinámica y tecnología. La primera te enseña el límite físico; la otra, sin ser milagrosa, como alcanzarlo.
Pretendo centrarme en lo positivo, no porque sea un optimista irracional, me guste o me dé más placer, sino porque presiento, tras mucho estudio después de haber abierto mi mente, que es el camino acertado y por el que de verdad hay beneficio, tanto económico como humano.
El optimista verdadero es el que confía en un futuro mejor porque sabe que lo más probable es que se pueda alcanzar, aunque cueste cierto esfuerzo. Por eso mi visión del mundo futuro no puede ser esta, no la veo como probable:
Sino que considero que es mucho más probable esta otra, aunque yo no alcance a verla. No son mis deseos, es la mera extrapolación de la historia humana teniendo en cuenta los límites físicos del Universo en el que vivimos, una especie de optimismo racional.
Wanderers - a short film by Erik Wernquist
P.D. Gracias Framus Morrigan.