Definir que es inversión verde, sostenible, amigable con el clima o simplemente "ecológica" es siempre un verdadero dolor de cabeza. En su día tratamos la dificultad del tema en relación a los fondos con el artículo La insoportable ausencia de verdaderos fondos de inversión (buenos) en energías limpias, donde comprobamos que
Montar un fondo de energías limpias no es fácil. Hace falta entender muy bien el negocio, conocerlo en profundidad, con sus virtudes y sus trampas, sentirlo con auténtica pasión para reconocer tanto los éxitos como los fracasos y para seleccionar las empresas adecuadas, tener en cuenta que las empresas de éxito del futuro no tienen las métricas habituales, ser cautos con la transparencia financiera y contable de ciertos países y resistirte a adquirir valores "de moda".
Montar un verdadero fondo de energías limpias no es fácil... pero merece mucho la pena.
Se interprete como se interprete, no nos cabe duda de que hacen falta todo tipo de instrumentos financieros para apoyar la lucha contra el cambio climático. Por ejemplo, en su día expuse mi honesta y humilde opinión sobre lo que debería ser, o acercarse a ser, un fondo de verdad de este tipo en el artículo Transición energética mundial en marcha: hacen falta fondos de inversión contra el cambio climático de verdad aunque reconozco que el tema admite tantas definiciones e interpretaciones de todo tipo, que la propia cuestión de elegir que instrumentos incluye uno en el paquete se las trae.
Otras veces sí es sencillo discriminar si un instrumento supuestamente "verde" lo es, o no. Lo vimos muy claramente con los bonos verdes de Abengoa en Acerca de los "green bonds" y los bonos verdes de Abengoa y desgraciadamente el tiempo me ha dado la razón: no eran bonos verdes, sino bonos basura que han perdido prácticamente todo su valor tras la debacle de Abengoa.
se trata de la primera emisión de green bonds que ofrece un riesgo de solvencia muy por encima de la media de lo que es usual encontrar en este tipo de productos financieros. Y como amante de las centrales de energía renovable me inquieta que estas se empiecen a financiar con bonos basura y que exista la mera posibilidad de que un negocio tan predecible en cuanto a generación de flujos de caja tenga siquiera la posibilidad de mancharse con la fama de este tipo de instrumentos. De hecho, me parecería una temeridad que un gestor de un fondo especializado en inversiones sostenibles adquiriera bonos high-yield, sean estos de Abengoa o de cualquier otra empresa. Más que nada porque sus clientes no se lo llegarían ni a imaginar.
Definición de green bond que no cumplía el bono verde de Abengoa: "Instrumentos financieros líquidos de renta fija fáciles de entender con una seguridad muy alta."
Son incontables los fondos y EAFIs que compraron los supuestos bonos verdes de Abengoa sin haberse leído el folletillo de dos páginas en el que se decía claramente que se trataba de bonos "high-yield" (basura) y que el destino de las inversiones NO era el que imaginábamos.
Y es que no pararse a leer sale muy caro.
Los bonos verdes de Repsol
En estas estamos cuando nos encontramos con una emisión de bonos verdes que ha traído polémica aparejada.
First Green Bonds Sold by an Oil Giant Find Willing Investors
Repsol es la primera empresa de su tipo en emitir bonos verdes
¿Qué me dicen de una petrolera totalmente integrada desde la extracción de petróleo y gas del pozo (upstream) pasando por sus refinerías (midstream) hasta la venta final al usuario (downstream) vendiendo bonos verdes? Un derrame de un barco petrolero, un accidente en una refinería, un escándalo de acuerdo de precios en una gasolinera y... adiós a la reputación del bono verde emitido, ¿no?
Pues permítanme sorprenderles con mi veredicto antes de explicarles las razones. Creo que la emisión de deuda en forma de bonos de 500 millones de euros que ha emitido una de las mayores petroleras europeas sí merece el calificativo de bono verde.
En mi opinión un bono verde corporativo debe cumplir dos requisitos básicos:
- Deben ser instrumentos financieros líquidos de renta fija fáciles de entender con una seguridad muy alta.
- Su objetivo debe ser financiar, exclusivamente, proyectos de adaptación a, y mitigación del cambio climático, entre otras iniciativas beneficiosas para el medioambiente.
Pues bien, el instrumento que ha emitido Repsol cumple con estas dos premisas:
1) Se trata de bonos cuyo objetivo de inversión es fácil de entender y que cuentan con el respaldo del rating actual de Repsol, que es BBB con perspectiva neutral según Fitch. Luego se trata de una empresa de grado de inversión, no de carácter especulativo (por el momento)
Repsol ha localizado más de 300 actuaciones, ineficiencias a las que meter mano o simples mejoras tales como hornos más eficientes, reemplazo por turbinas mejores, cambio de chimeneas, mitigación de emisiones de metano (16 veces más potentes creando efecto invernadero que el CO2, y muy comunes en refinerías), alguna actuación en renovables y otras mejoras relacionadas con la eficiencia energética.
2) El dinero captado va a financiar actuaciones que ayuden a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de una forma tal que Repsol dejará de emitir 1,2 millones de toneladas de CO2 al año. Teniendo en cuenta que un hogar medio en España según el mix eléctrico actual emite del orden de 600 kg de CO2 al año, esto es equivalente a las emisiones derivadas del consumo eléctrico de dos millones de hogares españoles. Estas actuaciones conseguirán, y aquí les pido que confíen en mi criterio ingenieril, reducir el CO2 emitido en los procesos industriales propios de Repsol. Y no sólo eso, estoy seguro de la bondad financiera de estas actuaciones. En la inmensa mayoría de las ocasiones reducir emisiones de CO2 significa ahorrar energía. Y rara es la medida de ahorro energético que no es también interesante desde el punto de vista económico.
En el caso de Repsol es doblemente interesante porque la jugada de emitir bonos verdes ha conseguido un tipo de interés muy ventajoso. Ha habido cinco veces más demanda que oferta, fijándose finalmente el interés del bono a cinco años en tan sólo un 0,5% anual, en mi opinión una verdadera ganga, pues estoy seguro de que algunas de sus actuaciones de modernización y mejora en refinerías añejas, como la ya antigua de Puertollano, pueden arrojar perfectamente rentabilidades de dos cifras. Repsol ha conseguido captar dinero prácticamente gratis para financiar proyectos de ahorro de rentabilidad bastante superior.
Entonces, ¿por qué la polémica?
Si este mismo bono lo hubiese emitido una empresa industrial que se dedicara sólo a procesos petroquímicos en sus fábricas, pero no fuera un actor destacado en el negocio upstream petrolero, habría pasado desapercibido. Claramente no es el caso. Repsol emite un bono verde para hacer sus procesos industriales internos más eficientes, gastando de esta forma menos energía y que por tanto emitirán menos gases de efecto invernadero... y ya de paso aprovechará para prepararse para cumplir exigencias medioambientales más estrictas que están al caer. Pero el grueso del negocio de extracción de crudo de Repsol sigue estando ahí y nos recuerda cual es la verdadera fuente de ingresos de la compañía: el negocio de Repsol consiste en extraer de la Tierra un recurso agotable y procesarlo para que, una vez quemado por el usuario, se convierta en una verdadera porquería que se queda almacenada en la atmósfera, acumulándose a un ritmo muy superior al que la Naturaleza puede procesarlo.
- Abuelito, ¿en qué demonios estabáis pensando quemando toda esa porquería y dejándola flotar en el aire? ¿No veíais la contaminación en las ciudades? ¿no te dolía la cabeza y la garganta? ¿no notábais que playas como esta desaparecían cada vez más rápido?
Y Solrac no supo que contestarle a su nieta, salvo que pontificaba desde un blog intentando advertir del problema a mucha gente...
Si Repsol no fuera una empresa que se dedica a agujerear la corteza terrestre para obtener un producto que, una vez quemado por un tercero, contribuye a aumentar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, no habría tal polémica. Sin embargo, pienso que el bono cumple intachablemente con la definición de bono verde, como nos recuerda la evaluadora Vigeo en su informe, y que la solvencia financiera de la empresa es bastante alta. El bono verde no financia esa parte discutible y agresiva del negocio de Repsol y por tanto no puede incluirse en su ámbito de inversión actividades ajenas realizadas por la empresa.
Conclusión
El primer bono verde emitido por una petrolera en la historia merece tal calificativo. Repsol ha actuado además de forma inteligente esforzándose en realizar la emisión, porque el interés a pagar es muy bajo comparado con los beneficios que obtendrá de las inversiones realizadas, hecho que además ayudará a elevar su rating en un futuro.
Sin embargo, si yo fuera gestor de un fondo mixto de temática "climática" no habría adquirido este bono. Un 0,5% a 5 años me parece un retorno más que discutible, más bien paupérrimo. En su lugar buscaría invertir en empresas cotizadas que realizaran este tipo de trabajos para Repsol y otras refineras, tales como empresas de servicios energéticos, proveedores de equipos de alta eficiencia y de energías renovables, y me empezaría a fijar en las posibilidades de la construcción sostenible en Europa, por mencionar tan sólo algunas áreas de futuro donde sí veo retornos interesantes, además de otras oportunidades comentadas en este mismo blog.
Sean prudentes. Lean antes de invertir.