Ni más ni menos. No hay que buscarle tres pies al gato. Lo único que pretenden los dirigentes de Berkshire Hathaway (Warren Buffett), Amazon (Jeff Bezos) y JPMorgan (Jamie Dimon) es asegurar la cobertura sanitaria de sus empleados por medio de una entidad sin ánimo de lucro. Lo que viene a ser una simple mutua profesional al estilo europeo, vaya.
Es interesante comprobar como las primeras mutuas europeas surgieron a raíz de la revolución industrial en Europa en Reino Unido, Francia, Alemania, etc, por mejorar la calidad de vida de los trabajadores de las empresas privadas. La historia rima, ¿verdad?
Sí amigos liberales míos. No es ningún secreto que Estados Unidos, el país de las libertades, de la innovación, de Silicon Valley y de la iniciativa privada libre, abierta y bien financiada, tiene un serio problema con la salud de sus habitantes y su sistema sanitario en general. Aquí todos podemos aportar pruebas personales al respecto, desde aquellos que defienden el modelo actual con las exclusivas Clínicas Mayo a la cabeza, es decir, los que tienen pasta por castigo o bien nunca han necesitado curarse un cáncer (véase la serie Breaking Bad para más referencias, esa serie no se habría podido rodar en Europa), hasta aquellos, entre los cuales me incluyo, que valoran a la sanidad pública como un bien precioso, mejorable, pero bueno, y del cual solo te acuerdas cuando realmente lo necesitas. Ambas posturas son debatibles hasta el infinito, pero mi intención no es abrir el debate sobre ello, sino hacer entender con este humilde post a que viene este movimiento a tres bandas que, sospecho, replicarán otras muchas empresas ante la coyuntura Trumpiana de desmantelar lo poco que queda del sistema público de salud americano.
Sería irónico que el ejemplo cundiera de tal forma que la Seguridad Social americana de verdad acabase siendo fundada nada menos que por las principales empresas cotizadas del país. Pero, como hemos comprobado, las mutuas fueron un invento producto del asocianismo privado en busca de reducir costes y asegurar la calidad de vida de sus empleados.
He aquí mis argumentos, los cuales dejé asomar por twitter el 4 de diciembre del año pasado a raíz de la OPA de AETNA por CVS.
Pero primero vean esta gráfica:
Se trata de la evolución del S&P 500 (en color rojo, curva inferior) desde los mínimos bursátiles de 2009 frente a un grupo de empresas, todas ellas pertenecientes al mismo sector. El índice bursátil por excelencia del mercado americano había subido hasta ese 4 de diciembre de 2017 nada menos que un 259% sin contar dividendos, una evolución fabulosa. Sin embargo, ¿quién no hubiera deseado invertir en ese grupo de empresas en lugar del índice? ¡Menudas rentabilidades deben tener! ¡Qué eficiencia demuestran, qué capacidad de obtener valor! ¿Serán tecnológicas, fabricarán cohetes espaciales, coches eléctricos, proveerán de servicios "cloud computing" avanzados,...? Señores, esas compañías han hecho ricos a sus accionistas, alguna ha subido un 1.200% en menos de diez años, ¡el colmo!
Les desvelo la sorpresa a continuación, aunque ya habrán acertado, claro.
En efecto, se trata de aseguradoras de salud, las grandes beneficiadas del hecho de que el sistema sanitario estadounidense sea, en esencia privado.
Y las principales damnificadas en bolsa al salir la noticia de que estos tres quieren montar una mutua y dejar de regalarle dinero, por supuesto. Aetna, United Healthcare, Anthem... no reaccionaron nada bien en bolsa al saber de las intenciones de Buffett, Bezos y Dimon (caídas hasta del 7%). Después de todo, supone quitarles una gran parte del suculento pastel que se comen a diario.
Uno podría aducir que la sanidad privada es mil veces mejor que la pública, que no hay listas de espera y que Estados Unidos no tiene nada que envidiar a Europa y que mis comentarios son los de un podemita (¿?) envidioso de un sistema excelente. Pero cambiará de opinión al ver el siguiente y último gráfico.
No hay más preguntas señoría. Queda clarinete que un mayor gasto sanitario, y el de Estados Unidos es uno de los mayores gasto sanitaria per capita del mundo, no implica mejor salud o, al menos, mayor esperanza de vida.
Ya que en Estados Unidos el sistema de salud público es una filfa, por muchos esfuerzos que haya realizado Obama en su día, estos tres han decidido tirar por la calle de en medio y montárselo por su cuenta. ¿Por qué? Pues porque el negocio de las aseguradoras de salud de Estados Unidos es terriblemente caro e ineficiente y ofrece unos márgenes empresariales brutales. Son brutales porque, como bien apuntó Maese Enrique Roca en un vídeo semanal,
Nadie escatima en gastos a la hora de invertir en su propia salud.
De hecho, según dice Buffett, además de que las aseguradoras sanitarias son un cáncer para la economía americana, probablemente no se trate de la mejor solución. Así que sólo era cuestión de tiempo que acabara ocurriendo esto.
¿Apostamos algo sobre donde se encontrarán estas empresas en bolsa el año que viene?
¿Qué pasaría si las cortamos asegurándonos el hedge con el índice S&P 500 (corto aseguradoras sanitarias, largo S&P 500...?
Sean prudentes.