Vivimos en un planeta cuyos ecosistemas, todos y cada uno de ellos, están en franca recesión. Nadie puede negar con cierto fundamento que todos los sistemas naturales de la Tierra se degradan rápidamente. Y esto es muy grave, más allá de que desaparezcan buitres leonados o la focha común no logre aparearse. Mientras los seres humanos respiremos aire, comamos comida y bebamos agua, toda nuestra supervivencia estará ligada a la buena salud de los ecosistemas que nos proporcionan sustento, hidratación y oxígeno. Si la salud de los ecosistemas empeora, el ser humano pagará las consecuencias, es así de simple, puesto que formamos parte de este planeta y por ahora no podemos abandonarlo así como así.
Primer post del blog Ecos Solares: Bienvenidos
Hace ya más de siete años que escribí estas palabras inspirado en el discurso de Ray Anderson, probablemente el primer hombre de negocios que entendió que se puede, se debe, y además es conveniente, ganar dinero sin seguir castigando al planeta. En estos siete años he visto innumerables, incontables oportunidades de negocio más que rentables que no solo no contaminan o no generan emisiones, sino que ayudan a revertir la peligrosa deriva ambiental a la de que de forma acelerada nos lleva el desmelenado desarrollo industrial de este siglo. Desde cambiar las ventanas de las casas más humildes a la sustitución de equipos enteros en refinerías, pasando por la adopción del patinete eléctrico en lugar del coche a gasolina. Considero que soy el hombre más afortunado de la tierra porque el tema que me apasiona, la reducción de la huella ambiental y, por ende, también la de carbono, es hoy día un proceso SUPER rentable que arroja en la inmensa mayoría de los casos márgenes brutos de beneficios muy, muy superiores a la tasa libre de riesgo de la deuda pública. Es decir, invertir en proteger el clima y los ecosistemas es un negocio cojonudísimo incluso cuando se piensa solo con la cartera.
Luego, cabría esperar que el mundo se hubiese arrojado en pos de estas oportunidades de inversión, ¿verdad? Lo cierto es que, si bien se ha detectado bastante movimiento, se está haciendo más bien lentamente, con poco dinero y de forma tibia. ¿Por qué? Pues por una mezcla de factores, pero para mí el principal es que los seres humanos somos conservadores por naturaleza. Con estos mimbres cabía esperar que la evolución de las inversiones “verdes” transcurriera bussiness as usual a pesar de los esfuerzos internacionales al respecto, no sólo la UE, sino también el Banco Mundial o incluso entidades filantrópicas como los fondos de Michael Bloomberg o Bill Gates. Que la cosa fuera piano, piano y nuestro plácido ritmo languideciente no se viera alterado.
Pero en estas surgió Greta recordándonos que el clima es cualquier cosa menos lineal. Una disrupción humana, una chiquilla educada en unos valores basados en la Ciencia y el Conocimiento que está removiendo Roma con Santiago. ¿De verdad les sorprende que los jóvenes europeos estén tan cabreados? ¿Y que hayan colapsado Londres durante una semana (y no salga en las noticias españolas)? ¿Recurrir a teorías de la conspiración para justificar que esta niña es un títere en manos de George Soros? ¿También la Tierra es plana y las vacunas provocan autismo?
¿No les sorprende más acaso que en dos debates televisados sucesivos entre cuatro de los cinco principales candidatos a la Presidencia del Gobierno de España no se haya hablado de clima más que para describir al ambiente del plató? Es una auténtica vergüenza que se hable de Cataluña más de la mitad del tiempo y ABSOLUTAMENTE NADA del futuro que vamos a dejar a nuestros hijos. De hecho se habló mucho más del futuro que tendrán nuestros pensionistas. Tristísimo… y muy español, porque les puedo asegurar que en la Europa desarrollada las preocupaciones son pero que muy distintas.
Trataré de resumirlo: Resulta que tenemos nuestro único planeta yéndose al carajo de forma acelerada, pero por otro lado incontables oportunidades muy rentables de darle la vuelta a la situación y aún nos sorprendemos de que los chavales del instituto, bien educados y formados en la segura y razonable Europa, tomen la calle demandando medidas efectivas de verdad para proteger el clima. Miren, yo creo más bien que somos decididamente imbéciles por no actuar de forma decidida. Pero no se preocupen demasiado, porque el cambio abrupto ha ocurrido ya. La disrupción no lineal que pone a todo el sistema en movimiento y que es una constante, curiosamente, en meteorología y clima, se ha registrado en un año tan soso como 2019 y creo que ya no tiene vuelta atrás.
Se multiplican los estudios que cuantifican el daño, creciente, de seguir como si nada. Melting permafrost in Arctic will have $70tn climate impact – study
El Banco Mundial es fuertemente criticado por invertir más en energía fósil que en renovables. World Bank fossil fuel funding still exceeds renewables
Llamadas recurrentes a un programa masivo de inversión sostenida y creciente en clima. Una vieja idea, lo admito, pero cobra un vigor inusitado cuando la defienda nada menos que Michel Barnier, el negociador jefe del Brexit en la Comisión Europea. We need a Green New Deal for Europe
Londres sufre los inconvenientes de una masiva protesta ambiental sin precedentes. A pesar de las incomodidades causadas, una gran mayoría de los ciudadanos afectados respalda que hay que hacer algo de forma decidida. Extinction Rebellion group are carrying on their protests in London this week, following chaos last week
Greta: No me escuchen a mí, escuchen a los científicos. Por si creen que es afán de protagonismo.
Nadie duda de que la UE lidera la lucha contra el cambio climático. Pero es que en aquellos países que no se ponen las pilas, la iniciativa privada se echa a la calle. Recuerden, es verde, pero sobre todo es un buen negocio. Bloomberg plugs US funding gap for UN climate body
¿No ha encontrado aún el fondo verde de sus sueños? Pues sepa que este año surgirán como setas. Los iremos analizando en el blog si me los hacen llegar y veremos si se merecen la ecoetiqueta financiera.
Sean buenos, consuman poco, amen mucho y no se dejen robar el cerebro por banderas, consignas y odios superfluos.