Rezaba uno de los escritos de Primo Levi:
«En la historia y en la vida, uno a veces parece entrever una ley feroz que dice: que al que tiene, se le dará, al que no tiene, le será quitado»
Bajo esta lapidaria sentencia, el científico y escritor judío, superviviente de los campos de concentración, parecía rendirse a una evidente inmutabilidad del orden humano, en donde la realidad juega a favor del favorecido y en contra del desfavorecido. Por suerte podemos comprobar que dicha “ley” no es un elemento tan inmutable como pudiere parecer, atenidos al menos al desarrollo de las economías en las últimas décadas. Muy especialmente la hindú.
Si hacemos memoria nos acordaremos de aquel acrónimo tan enfatizado de “BRICS”, que refería a las potencias prometedoras de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica en contraposición a los “PIGS”, que éramos Portugal, Irlanda, Grecia y España. Del pelotón de los aventajados, el yunque insondable del tiempo ha escogido por encima de todo a China y la India como los auténticos supervivientes entre las jóvenes promesas. Rusia descabalgó por su vinculación a un petróleo cada vez más impredecible en su trazado y por su participación en conflictos geopolíticos varios (Ucrania, Siria,…); Brasil se vio salpicado por la podredumbre de la corrupción a gran escala (con Petrobras como principal luminaria) y la falta de reformas de calado en su estructura económica; Sudáfrica simplemente dijo “basta, hasta aquí”, debido a su dependencia de las exportaciones de materias primas y a que el impacto del enriquecimiento no llegó a la población general.
Dejando al Gran Dragón para otro artículo, quisiera centrar la energía de este análisis al desarrollo y marcha de la India, cómo pasa lenta pero firmemente de ser un país conocido por su pobreza a convertirse en la segunda economía mundial en 2040 según el último análisis de PWC. Al igual que ocurre con China, la India capitaliza su enorme población girando hacia una economía de consumo. El sector Servicios ha crecido hasta representar un 53,8% del PIB en 2016 y su tasa de crecimiento anualizado gira en torno al 7,7%, a distancia de los tradicionales pesos pesados del país como son la industria (especialmente químicos y textiles) y agricultura/ganadería (trigo, arroz, bovino y ovino son sus destacados).
En estos últimos años el crecimiento ha sido más que notable. Desde cifras de 2014 se estima que el PIB acumule para el presente ejercicio un crecimiento del 32%, adoptando una horquilla anual que oscile entre +6,5/+7,5% y que para los próximos lustros podría aguantar cómodamente en un promedio del 4,9%. El principal factor que explica esta marcha es sin duda alguna la revolución tecnológica que vive el país, revolución que viene además apoyada por el ejecutivo de Modi (primer ministro desde 2014) y su programa “Make in India”. Muchas son las empresas extranjeras que instalan sus centros de producción en el país, incluyendo a oriundas de sus rivales estratégicos directos como Xiaomi, Lenovo o Huawei.
Además de lo anterior, y como agravio comparativo con China, es destacable la condición de la potencia como un país enteramente democrático. Dicho factor confiere un plus de seguridad jurídica y atractivo para las empresas privadas a la hora de establecer sus factorías.
Juega también una baza importante la política en sí. Mientras que otros miembros del BRICS tensionan el orden global dadas peligrosas alianzas, véase Corea del Norte, Irán o Siria, la India guarda una excelente relación con países como Israel, cuyo primer ministro visitó Bombay hace poco, a quien compra tecnología militar y provee de sinergias relacionadas con el Software y los Chips (recordemos que Israel es un de los principales centros de investigación en dicho campo).
Atacando ya lo que sería el campo de la inversión financiera pasaremos a resolver el qué, con quién y cómo. Del final al principio, el Cómo es evidente dada la naturaleza de este blog pero además sumamente importante: fondos de inversión sí o sí. Me consta que alumnos aventajados han preferido conformar sus propias carteras de acciones para invertir en tal o cual nicho en lugar de recurrir a las IIC´s, como es el caso por ejemplo de la inversión en tecnológicas estadounidenses. Pero aquí la inversión directa en equity india es especialmente peliaguda, por coste y accesibilidad de su mercado, por la complejidad de su economía, por el factor divisa, etc.
Decididos pues por fondos, lo próximo sería acudir a una gestora de confianza en la materia. No es de extrañar que las mejores casas de inversión sobre el terreno sean británicas, habida cuenta de que la India ha sido colonia hasta hace cuatro días y son muchos los lazos comerciales, culturales y sociales que siguen vivos. En diatriba de selección, apuesta segura sería ir de la mano de Aberdeen o HSBC, en especial el primero con vehículos como el Aberdeen Global Indian Equity Fund; fuera de UK también podemos acudir a pesos pesados de la inversión en países emergentes como Franklin Templeton, Schroders o Nomura, estoy pensando en el Franklin India Fund, Schroders ISF Indian Equity o el Nomura Indian Equity.
Por último, ¿qué activo escoger?. La inversión más común para con el país se suele hacer a través de la Renta Variable, pero no descuidemos la cada vez mayor demanda de renta fija del país.
Empezando por las equities, los fondos que muestran mayores retornos a 3 y 5 años son aquellos que focalizan el grueso de sus inversiones en compañías mid-cap y big-cap; small-cap son más bien residuales y micro-cap prácticamente inexistentes. El invertir en países de esta índole tiene una ventaja, y es que aún tratándose de empresas gigantescas su sesgo siempre suele ser growth.
La Renta Fija por su parte suele permanecer oculta en el amalgama de RF Emergente o a lo sumo RF asiática, si bien es cierto que en los últimos años el peso específico de la cesta sobre la India se ha ido incrementando en detrimento de otros países como China. Empero, existen ya vehículos como el Aberdeen Global Indian Bond que se focalizan en exclusiva en bonos corporativos y de empresas semi-gubernamentales. ¿Su principal atractivo? Rentabilidades de la deuda en torno al 4,5%-5% con volatilidades moderadas y su cotización en Rupias Indias, divisa poco correlacionada con el dólar y que prevé recuperarse al calor de las commodities.
Un fondo para creer: Alliance Bernstein SICAV-I Indian Growth Portfolio
Hablamos de un fondo con “solera”, un vehículo experimentado que lleva en el mercado desde diciembre de 1993, dentro de una marca genuinamente neoyorquina como lo es Alliance Bernstein. Todo este bagaje ha permitido al fondo erguirse como uno de los referentes principales en lo que a la inversión en la India refiere.
A efectos de inversión, la casa considera a las empresas atractivas que pueden beneficiarse del ritmo frenético de desarrollo de la India (hay bastante peso en infraestructuras) al tiempo que piden agilidad corporativa para readaptarse a los diferentes escenarios que se planteen, algo que no está de más siendo como hablamos de equity emergente. Es importante señalar que la gente de AB considera “indias”, no sólo a aquellas compañías que están efectivamente domiciliadas en el lugar sino también a las que poseen allí una división específica o, en cualquier caso, poseen un peso muy importante del negocio en el país.
El equipo de gestión lo forma un triunvirato de excepción, contando con dos gestores Citywire + como son Sergei Davalchenko y Guojia Zhang. Complementa a estos Laurent Saltiel, quien proviene de Janus Capital y posee un bagaje específico en mercados emergentes y grandes empresas internacionales.
Morningstar otorga a este vehículo las 4 estrellas y sobre su índice de referencia (MSCI India NR USD) obtiene un Alpha a 3 años de +2,36.