Título: Anatomía de una Crisis
Autores: Aristobulo de Juan, Francisco Uría, Iñigo de Barrón
Editorial: Deusto
En el libro Anatomía de una Crisis sus autores plasman las diferentes causas que originaron la crisis desde su comienzo hasta la actualidad. Muestra como la falta de regulación, la mala gestión y la codicia cambiaron el rumbo de la economía modificando la vida de las personas.
Parte I
En esta primera parte los autores comienzan a explicar las causas externas que llevaron a la crisis y a la situación en la que nos encontramos actualmente. Para empezar, la responsabilidad de la crisis financiera en la que aún nos encontramos es consecuencia de las decisiones tomadas durante años por los directivos de las diferentes entidades de crédito existentes en todo el mundo. Decisiones que se vieron apoyadas por una política monetaria expansiva sostenida y generalizada desde finales de los años noventa y a la idea internacional sobre la desregulación.
En Estados Unidos, la Reserva Federal bajo el precio del dinero entre 2001 y 2007 lo que favoreció que las entidades pudieran prestar dinero en unas condiciones favorables sin precedentes, las cuales llevaron al acceso masivo al crédito por parte de las familias y las empresas.
Además de estos bajos tipos de interés que provocaron una elevada demanda de crédito, otros factores clave que llevaron a esta crisis financiera, fueron los nuevos instrumentos financieros que permitían multiplicar la capacidad creadora de dinero por parte de las entidades de crédito. Entre estos factores destacó la eliminación de barreras que separaba la banca comercial y la de inversión, y la flexibilización de la limitación geográfica para que los bancos actuaran fuera de su Estado.
Esta concesión de crédito sin prudencia derivó en las conocidísimas hipotecas subprime, en las que se concedían préstamos a personas que por su situación acabarían viéndose afectadas por la crisis. La subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal a partir del año 2004 llevó al comienzo de la crisis de las hipotecas subprime.
La desregulación se pudo observar en 4 grandes bloques. Por un lado la regulación financiera internacional en la que la exigencia de capital llevo a establecer bloques de normas conocidos como Basilea I, Basilea II y Basilea III. Otro aspecto clave fue la dilución de la supervisión bancaria que quedó reflejada cuando se dio prioridad al análisis por encima de la inspección lo que llevo a una falta de fiabilidad de la información proporcionada por las entidades bancarias. Por otro lado se observó la ausencia de mecanismos de resolución bancaria que llevó a la recapitalización con recursos públicos ante la ausencia de procedimientos que permitiesen una gestión ordenada de la crisis.
En resumen, la política monetaria que se mantuvo durante una década, la abundancia de liquidez, la desregularización y la inadecuada gestión del riesgo por parte de muchas entidades de crédito llevaron a que nos encontráramos en la mayor crisis financiera desde la crisis de 1929.
Parte II
Esta segunda parte del libro aborda el sector financiero español ante la crisis. En España recibe una mención especial el caso de las participaciones emitidas por las entidades como preferentes, exigibles y con alto tipo de interés, así como la concesión de hipotecas a más de 30 años como hechos destacables en esta crisis financiera en la que nos encontramos actualmente. Además debido a esta crisis de las más de 90 entidades existentes desde hace unas décadas actualmente solo quedan dos cajas de ahorros, el resto comenzaron a convertirse en bancos o en fundaciones bancarias propietarias de bancos.
Parte III
En esta tercera parte se aborda la respuesta que se dio frente a la crisis. En ella se observa como el empeoramiento de la situación tardo en reflejarse en las cuentas de resultados de las entidades. Se intentó ganar tiempo arbitrando mecanismos de liquidez mediante una política de tolerancia en la valoración de los activos. La consecuencia de los errores en el diagnóstico de la situación llevo a que se adoptaran medidas de recapitalización que como se demostró fueron insuficientes.
Para los españoles la crisis financiera comenzó en el verano de 2007 con las noticias aisladas sobre los problemas de liquidez de algunos de los principales bancos europeos. A pesar de lo que se avecinaba los últimos meses de 2007 y los primeros de 2008 transcurrieron sin que los gobiernos y las instituciones adoptaran otras medidas más allá del recurso a la liquidez del Banco Central Europeo a corto plazo. La gravedad del asunto y el avance de la crisis llevó a que surgieran instrumentos e instituciones de colaboración financiera internacional como el G-20
Como se comenta en las anteriores partes se produjo la fusión y la venta en subasta de las entidades financieras reduciéndose el número de cajas existentes respecto al comienzo de la crisis. No se acometió un proceso de recapitalización y saneamiento hasta 2012, 4 años después de que se iniciara la crisis, por lo que no era de extrañar que analistas y mercados mostraran desconfianza sobre la autentica situación de las entidades españolas.
Parte IV
En esta última parte los autores muestran cómo se encuentra la situación actual y cuál es el futuro cercano. Entre 2009 y 2013 el sector financiero ha sufrido una transformación, ya que desde que estalló la burbuja el número de entidades ha disminuido y cuando se acabe de definir el panorama este número de entidades puede ser menor por lo que todavía es posible que se produzcan fusiones y absorciones.
Los autores reflejan que de esta crisis se van a prender valiosas lecciones como por ejemplo que para lograr una economía sana es fundamental contar con un sistema financiero robusto. La solución de los problemas del sector financiero español esta siendo tardía ya que sigue sin haber crédito, y sin crédito la economía no crece y el paro no decrece realimentando así los problemas de la banca.
El libro se concluye con el actual sector financiero español, distinto al que existía y se conocía al comienzo de la crisis símbolo del fin de una era.