Energía y precios - V: la tormenta perfecta
El aumento del precio de la energía y de las materias primas está fuera de control, con repercusión directa en la inflación, pérdida de poder adquisitivo de los consumidores y pérdida de competitividad de las empresas. El precio de la electricidad ha aumentado en mercados mayoristas del orden de un 300 por 100 con respecto a hace un año y la factura de la luz del orden de un 30 por 100 con un horizonte que no tiene fin hasta previsiblemente como mínimo la primavera de 2022.
Los factores exógenos de mercado o sistemáticos de la estructura de costes comunes a todas las economías son el aumento del precio de las materias primas relacionadas con la energía: gas, petróleo, carbón fundamentalmente; lo cual incide también en que aumente sincrónicamente el el precio de de los derechos de emisión de CO2.
Aparte de factores sistémicos luego cada Economía tiene sus factores específicos a nivel de su concreto balance y estructura de fuentes energéticas, así como marco normativo de determinación de precios y facturas. Para el caso español, en números redondos, sólo un 30 por 100 de la factura se debe al consumo, el restante 70 por 100 debe su situación actual al mercado oligopolístico dominado por pocas manos de empresas del sector eléctrico y la banca fundamentalmente, así como herencias político-financieras auténticamente infumables relacionadas con energías renovables, parón nuclear y el denominado déficit de tarifa.
En la factura hay también una carga impositiva desmesurada y un coste fijo derivado de potencia contratada por “encender todo a la vez”. El papel de los supervisores y reguladores se aproxima a la irrelevancia y pasividad con una cierta vigilancia no muy activa.
Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista /
