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El mercado del gas en Europa – I 
 
Mientras la inefable clase política se enfrasca en sus maniqueísmos de confrontación simplista, simplona y reduccionista de izquierda vs derecha, en sus  ventas de humo, encima en muchas ocasiones ad calendas graecas, en sus cortinas de humo de marketing político distrayendo de lo fundamental y en sus “y tú más”, en sus “ventiladores”,   la muy veterana Europa de larga tradición judeo-cristiana es cada vez más borrosa en cuanto a su gran legado histórico-cultural, la Europa cuna de la cultura mundial languidece y pierde cada vez más importancia a nivel económico, financiero y en toma de decisiones de todo tipo en el concierto geoestratégico mundial. 
 
El mercado de la energía, en particular el de la electricidad y en concreto el del gas es un claro ejemplo de la falta de visión y estrategia europea en el concierto económico y financiero mundial, todo ello también trufado de mantras, apriorismos,  tópicos, lugares comunes y hojarasca repetitiva sin fundamento por parte de ciertos sectores que se autodenominan progresistas sobre algunos tipos de energía como la nuclear, sobre la que algunos países como Francia marcan la excepción y una visión más pragmática y realista teniendo en cuenta también de manera prudente y razonada la eficiencia y sostenibilidad energética.   Todo ello enmarcado en un pasado año 2021 en el que los precios de la electricidad, muy influenciados por el precio del gas, entre otros factores, han marcado máximo tras máximo, estando ya en el contexto de burbuja financiera,  colaborando a una inflación desbocada en las últimas semanas del año. 
 
Cuando en Economía y Finanzas hay escasez de un producto o servicio y se produce un crecimiento de precios que, por ese y otros factores,  raya en la burbuja hay que tomar medidas de carácter radical para estabilizar las subidas de precios y que no se trasladen sus nefastos y perversos efectos a otros productos o servicios así como a todos los mercados en general. En el caso del gas europeo, parece lógico que ante su escasez una de las medidas clave fuera a) importar más a Estados Unidos ya que tiene exceso de oferta como consecuencia del fracking, o también b) aumentar el potencial por gasoducto desde Rusia.  Pero, como casi siempre, la “lógica política” se impone a la lógica científica de la Economía y las Finanzas, amén de un demanda ciertamente desaforada y que puede ser colosal en el caso de un crudo invierno, si bien en los últimos días del año se han producido algunas bajadas de precios como consecuencia de ciertas importaciones provenientes de Estados Unidos y una menor presión de demanda. El fantasma de una gran crisis energética en Europa en este 2022 va tomando forma y los mercados de futuros a corto plazo no parecen dar ninguna tregua.

 
  Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista / 
 
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