Ramón y Cajal: El Polifacético- I
Santiago Ramón y Cajal, el mejor científico de España de todos los tiempos, Premio Nobel en 1906, nacido en Navarra en un enclave de las Cinco Villas, pero de fuertes raíces y esencia en Aragón de corazón, siempre se sintió aragonés por la ascendencia aragonesa familiar de la localidad altoaragonesa de Larrés, pero también por su educación infantil, juvenil y universitaria, así como su primera parte de actividad profesional, relaciones afectivas y de amistad. Es sobre todo conocido y relacionado por sus geniales innovaciones y aportaciones colosales al desarrollo de la Historia de la Humanidad en el terreno del sistema nervioso, las neuronas y su anatomía microscópica, pero tuvo multitud de facetas, aficiones y dedicaciones con máxima dedicación, energía y apasionamiento perfeccionista: dibujante, fotógrafo, deportista, culturista, naturalista, ajedrecista, etc. sobre todo era un maravilloso ser humano apasionado por todo lo que hacía, buscando la perfección y el trabajo bien hecho con perserverancia y método.
Una de sus facetas más destacadas, entre otras, aparte de la muy especial y troncal científica de excelencia y referencia internacional también hoy en día, es la de escritor, con incursiones en varios tipos de especialidades literarias, incluyendo el ensayo, autobiografía y proximidades a la ciencia ficción. Por sus escritos y autobiografía conocemos multitud de detalles y anécdotas de una vida que parece que sean muchas vidas y muy diversas en una sola existencia. Desde nuestro punto de vista para conocer a este gran científico y humanista, es muy relevante su obra “Los tónicos de la voluntad. Reglas y consejos sobre investigación científica” pero quizás tiene muchas más anécdotas y es más entretenida para el público en general “Recuerdos de mi vida”, edición facsímil de la unificación en 1923 de dos tomos autobiográficos, el de 1901 “Recuerdos de mi vida, tomo I: mi infancia y juventud” y el segundo tomo: “Historia de mi labor científica”, de 1917.
En este libro anterior mencionado de “Recuerdos de mi vida”, Don Santiago nos habla con sinceridad y con todo lujo de detalles de muchos de sus intensos apasionamientos, como por ejemplo uno de los quizás menos conocidos como el ajedrez y cómo consiguió “liberarse” de su atracción, que él denomina “vicio tenaz e inveterado” y la irrefrenable atracción que sobre él sentía : «Para distraer un poco al lector, a quien juzgo empachado con las anteriores lucubraciones, deseo contar aquí cómo me libré de un vicio tenaz e inveterado, el ajedrez, que amenazaba seriamente mis veladas. Conocedores de mi afición al noble juego de Ruy López y Philidor, varios contertulios del Casino Militar me invitaron a hacerme socio … “
Luis Ferruz / Escritor y economista /