Inflación, sector lácteo e impuesto al plástico
La unanimidad en principio es total en proponer un mundo más justo, solidario y con mucha menos contaminación, incluso ya no es que el que contamina pague sino que llana y simplemente no habría que contaminar ni pagando, el planeta Tierra está al límite. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho.
Dicho esto y quedando claro hacia dónde tenemos que ir necesariamente, en este contexto determinados mercados así como los impuestos medioambientales deberían ser un elemento modulador clave y la estrategia está clara, pero el momento económico, financiero, empresarial y social no parece el más adecuada para que pueda entrar en vigor el 1 de enero de 2023 un impuesto al plástico. Muchas empresas están al límite por factores como la escalada de costes en origen, así como también la pérdida de márgenes como consecuencia de la estructura de las cadenas de valor hasta la formación de precios finales al consumidor por parte de la industria láctea y demás participantes. Hay países que no van a aplicar de momento dicho impuesto al plástico y otros, de hacerlo, pueden poner en peligro la rentabilidad y sobre todo la supervivencia de algunas empresas, favoreciendo creación de oligopolios por progresiva destrucción de tejido empresarial de pequeñas y medianas empresas así como autónomos. Por otros motivos, pero también se va a favorecer el oligopolio en el sector eléctrico. Además, por si fuera poco, las empresas tienden a trasladar todo tipo de costes con su inflación así como los impuestos al sufrido consumidor que acaba pagándolo todo, por supuesto los envases, la publicidad y todo tipo de costes, inflación incluida.
El sector lácteo español es un claro ejemplo de lo que indicamos ya que los costes en origen pueden acabar el año superando el 70% desde septiembre de 2021, mientras que los precios finales podrían acabar superando el 30%. Si a esto añadimos unas revisiones salariales que en la industria láctea van a estar vinculadas al IPC el impuesto al plástico puede ser contraproducente para el conjunto del sector y para el consumidor. Mucho nos tememos que las cuentas de explotación de muchas pequeñas y medianas empresas, así como autónomos pueden entrar, está ya algunas, en claros problemas de dificultad financiera, viabilidad y supervivencia. Sobre todo el comienzo de la cadena de valor está ya operando en ocasiones con pérdidas y nos consta que muchos ganaderos, también por supuesto los aragoneses, están ya sacrificando animales para afrontar el aumento de costes que no pueden repercutir y aún será más difícil con el impuesto al plástico al final de la cadena.
Luis Ferruz / Escritor y economista /
Luis Ferruz / Escritor y economista /