Debió de ser a finales de los años sesenta o primeros de los setenta la primera vez que alguien, mi padre, me hizo caer en la cuenta del en principio curioso fenómeno de que los mejores productos de una zona no se encontrasen con facilidad en sus mercados locales, sino que se llevaban a otros lugares a veces muy lejanos. Vivía entonces en Valencia y mi padre me dijo que las mejores naranjas no se quedaban allí, en la tierra donde se cultivaban, sino que se exportaban a Francia, Inglaterra o Alemania. También mi padre fue quien me ofreció la explicación del fenómeno más generalizada, simple y aparentemente convincente: se debía a que siendo los franceses o los alemanes o los ingleses más ricos que los españoles se podían permitir el lujo de pagar precios más elevados por las naranjas de mejor calidad lo que, lógicamente, hacía que los vendedores de naranjas prefiriesen venderlas allí antes que aquí.
Más tarde, ya viviendo en Madrid, ese mismo fenómeno se me apareció de otra forma. Esta vez asociado a la idea, común aquí en el llamado "foro", de que el mejor marisco gallego se podía encontrar antes en las marisquerías de Madrid que en las de La Coruña, aunque por supuesto que a mayor precio. Al margen de ser un ejemplo más del habitual complejo de inferioridad madrileño por no ser puerto de mar, parecía ser un hecho cierto cuya explicación/justificación de nuevo venía en términos de lo que con el tiempo al hacerme economista aprendí a catalogar como efecto renta. Para los bienes normales o de lujo, como es el caso del marisco, la demanda crece con el nivel de renta, de modo que dado que la renta media de Madrid es más elevada que la gallega, la demanda de marisco por parte de la capital es esperable que atraiga a los asentadores de mariscos gallegos ofreciéndoles precios que más que les compensan por os costes de almacenamiento y transporte en que han de incurrir.
Sin embargo, y frente a esta explicación en términos del efecto renta, sucedía algo curioso y es que en zonas o lugares donde la renta media no era más elevada que la de Galicia, y estoy pensando en Cuenca, mi ciudad de origen, pero también cabe decir lo mismo de Albacete, Salamanca o Teruel, aún siendo el pescado y el marisco más caros que en Galicia, sucedía sin embargo, que la calidad media de esos productos era en estos lugares elevada superior -se me decía- a la del marisco en los mercados gallegos. "Anomalía" que no cabía explicar en términos de diferencias de renta con respecto a la de Galicia. ¿Por qué la calidad media dsel marisco en las ciudades del interior era tan "elevada" si la riqueza de sus demandantes no justificaba vía efecto renta esa diferenciación? Se me solía decir, era debido a que esas ciudades se abastecían en los mercados centrales de Madrid o de alguna ciudad de importancia semejante. Pero está claro que esa "explicación" no era nada convincente.
Tuve que esperar a estudiar Microeconomía para que me encontrara con una explicación consistente del fenómeno en términos de lo que se conoce como Teorema de Alchian-Allen, apellidos de dos economistas que se dieron cuenta de ese efecto y reflexionaron sobre el asunto. No daré aquí, como es obvio, una demostración del mismo lo que no solamente no viene al caso sino que es una pérdida de tiempo en la medida que el fondo del teorema se consigue aprehender con una sencilla ilustración.
Supongamos que el jamón del bueno, el "pata negra" de Jabugo, por ejemplo, vale 80€ por kilo (Pjj = 80€, tal que Pjj es Precio del Jamón Jabugo) , en tanto que el serrano normal está a 20€ (Pjs = 20€, donde Pjs es Precio del Jamón Serrano normal). El precio relativo del jamón jabugo respecto al serrano sería pues 4:
Pjj 80
----------- = ---------------- = 4
Pjs 20
lo que sencillamente significa que el jamón de jabugo está al cuádruple de precio que el serrano, o sea que con el dinero que un consumidor se gasta en un kilo de jabugo puede comprarse 4 kilos de jamón serrano, o, lo que es lo mismo, que un kilo de jabugo equivale o se puede cambiar por 4 kilos de serrano.
Supongamos, ahora, que debido a que han desaparecido todas las restricciones que dificultaban la exportación de jamón español a Estados Unidos, es posible exportar allí jamón de cualquier tipo. El coste por kilo del transporte y almacenaje y distribución del jamón español supongamos asciende a 10€ por kilo (recuérdese que esto es un ejemplo). Obsérvese que ese coste asociado a la exportación es el mismo si lo que se exporta es un jamón de jabugo como si es un serrano normalito. El precio del kilo de Jabugo en EE.UU. (en euros, olvidémonos del tipo de cambio euro-dolar que aquí no cuenta para nada) sería entonces de 90€ y el del serrano 30€. En consecuencia, el precio relativo del jabugo respecto al jamón de serrano sería allí:
Pjj en EE.UU 90
---------------------- = ------------- = 3
Pjs en EE.UU 30
Es decir, que el precio relativo del jamón de jabugo resulta ser en EE.UU. más barato que en España. O sea, que relativamente es más barato comprar jamón de jabugo respecto a comprar jamón serrano del normalito en EE.UU. que en España. Dicho en jerga económica, debido a que los costes de transporte que por unidad trasportada (o sea, por kilo de jamón) son iguales sucede entonces que por el llamado efecto sustitución, ello favorece relativamente la demanda de jamón de jabugo, pues se abarata respecto al normalito. En efecto, y como hemos visto, en España con el dinero que uno se te gasta en comprar un kilo de jamón serrano sólo podría comprar un cuarto de kilo de jamón de jabugo, en tanto que con el dinero que un yanki se gasta en comprar un kilo de jabugo en EE.UU. se puede comprar más jabugo, concretamente 1/3 de kilo de jabugo (1/3 > 1/4). No es nada extraño, entonces, que debido a que el jabugo es relativamente más barato en EE.UU., en aquél mercado se encuentre una mayor proporción de jamón de jabugo que en el mercado español. Simplemente sucede que su demanda es proporcionalmente mayor y no, hay que recalcarlo sólo porque allí la renta media sea más alta, o sea, por el efecto renta, sino por este efecto sustitución al que hace referencia el Teorema de Alchian-Allen. De igual manera, la proporción de buen marisco en los mercados de Madrid sería por lo mismo mayor que en los mercados gallegos pues al ser el coste de llevar un kilo de buenas ostras a Madrid igual al de llevar un kilo de ostras normalitas tirando a regulares, el precio relativo de las ostras de calidad suprema es más barato en términos relativos en Madrid que en La Coruña. Y de igual manera, la calidad de las naranjas en Berlín es por término medio buenísima comparada con la calidad media de las naranjas en el Mercado de Ruzafa en Valencia.
Parece una simpleza, y es posible que lo sea, pero como pasa con otros resultados de la Teoría Económica sus aplicaciones son, si no sorprendentes, sí al menos curiosas. Por ejemplo, el efecto Alchian-Allen explica el porqué la calidad de la heroína y de la cocaína es por término medio muy alta en aquellos países donde las fuerzas del orden no discriminan en sus actuaciones a la hora de perseguir el tráfico de drogas ilegales en función de la calidad de la droga. Simplemente sucede que el coste adicional que se deriva de la represión policial y judicial por kilo de droga ilegal es el mismo sea cual sea la calidad de la droga, lo que hace que el precio relativo de la heroína o la cocaína de calidad extra disminuya conforme aumenta la represión del tráfico de drogas.
De igual manera, el improbable lector -como diría Borges- de este post debería ser capaz de explicar vía Alchian-Allen el porqué del hecho de que el porcentaje de la población emigante de un país que tiene una elevada formación supere al porcentaje de nacionales con esa misma formación que no emigran, es decir, que son quienes tienen más formación (y estarían por tanto diferencialmente mejor en sus países de origen) quienes pese a ello emigran en mayor proporción (Pista: trate a los emigrantes muy capacitados como si fuesen jamón de jabugo).
¡Ojo! Antes de que el improbable lector se ponga a buscar ejemplos donde el efecto señalado no se cumpla, tenga en cuenta que el teorema de Alchian Allen es un teorema, o sea, que se cumple siempre que se cumplan las condiciones o hipótesis de las que se deriva que son, recuérdese, las asociadas al efecto de un coste por unidad vendida igual sobre el precio relativo de unos bienes sustitutivos aunque no perecetamente por ser de calidades diferentes, como lo son el jamón de jabugo y el jamón serrano. Siempre, siempre, un aumento en el coste por unidad de transporte, o un impuesto unitario o cualquier otro posible coste que afecta de igual manera a dos bienes imperfectamente sustitutivos aumenta el precio relativo del bien de calidad inferior.
Obsérvese, por otro lado, que el efecto Alchian-Allen también se da, aunque con signo contrario, si el coste de transporte unitario cae o si disminuye el impuesto por unidad que ha de pagarse. En este caso, el precio relativo del bien de menor calidad crece respecto al de mayor calidad, lo que favorece su demanda. Por ejemplo, al margen de los dicho respecto a la demanad de jamón de Jabugo relativa o diferencialmente más alta en EE.UU. que la de jamón serrano normalito, hay que tener en cuenta que históricamente los costes de transporte de jamón desde España a Estados Unidos han caído con el tiempo. En efecto, puede considerarse que la histórica prohibición total a las importaciones de jamón a EE.UU. por razones médico-veterinarias suponía un coste por unidad muy elevado, en consecuencia el Teorema de Alchian-Allen predeciría que las (ilegales) exportaciones de jamón a EE.UU. serían fundamentalmente de jamón de calidad elevadísima. Y, ciertamente, yo he conocido casos de gente que se arriesgaba a llevar jamón ilegalmente escondido en sus maletas a EE.UU., ya fuera para su consumo personal o para agasajar a sus anfitriones allí. Elegían correspondientemente, como explica Alchian-Allen el mejor jamón, pues dado el riesgo que corrían de tener que pagar una multa caso de que les cogiesen en la aduana hacía que sólo mereciese la pena hacerlo si elegían para su actividad delictiva un jamón del bueno. Si corrían el riesgo de ser pillados que al menos valiese la pena hacerlo, era su argumento justificativo de llevar el mejor jamón posible. Cuando recientemente se ha abierto la posibilidad de exportar legalmente a EE.UU. jamón, ello ha significado que el coste de transporte haya bajado con respecto a la situación previa de prohibición, es decir, que el precio relativo del jamón normal se ha abaratado relativamente respecto al de Jabugo. Correspondientemente, las exportaciones de jamón normal han crecido respecto a la situación de partida, si bien la proporción de Jabugo respecto al serrano normalito es y será superior en el mercado de jamón en EE.UU. a la que se da en el mercado español.
Y, finalmente, ¿ a dónde quiero ir a parar con todas estas historias? ¿a qué viene todo esto? Pues bien, todo lo anterior no ha sido otra cosa sino un larguísmo prólogo a una cuestión económica que cada vez está más debatida: el copago de medicamentos en forma de un euro por receta. Método de control de gasto en medicamentos y de recaudación ya impuesto en Cataluña y pronto, a partir de enero de 2013 en Madrid. De salida diré que no voy a considerar todos los aspectos de esta política económica en sus detalles, y sólo me centraré en la consideración de los efectos de su punto clave: el cobro de un euro por receta.
Pues bien, tal política así por las buenas y de bote pronto es un asunto idóneo para ser tratado vía el Teorema de Alchian-Allen. En efecto, para una buena parte de los medicamentos más usados tenemos ya distintos tipos de formulaciones. Podemos, sin demasiado ir muy lejos, suponer una situación en que para cada tipo de medicamento o principio farmacológicamente activo hay dos fármacos: uno caro, el "de marca" y otro, más barato, el genérico. Son sustituvos muy cercanos, si bien no perfectos ya sea por sus cualidades propias o intrínsecas (en la medida que el "de marca" lleve otros compuestos que lo hagan más apetecible o tragable (aunque no útil médicamente hablando) o bien a ojos de los pacientes-consumidores. Si ahora se establece un pago, o "peaje" de un euro por receta, ello se traduce en que si bien aumentan los precios absolutos de todos los medicamentos en un euro, disminuye sin embargo en cada caso, es decir para cada tipo de medicamento, el precio relativo del fármaco "de marca" (o "de Jabugo" podríamos decir) respecto al genérico, por lo que aumentará en terminos relativos el porcentaje de uso de fámacos "de marca" en relación al total.
En suma, que si lo que se pretende es disminuir el gasto farmaceútico del sector público, lo que hasta ahora se estaba intentando conseguir vía una política de incentivos al uso de genéricos, se tiene que una política de euro por receta actúa en principio y en ausencia de medidas compensatorias en sentido contrario pues estimula, como prevé el Teorema de Alchian-Allen, la demanda relativa de de fámacos de "marca".