FERNANDO ESTEVE MORA
Fue el gran antropólogo Marvin Harris quien introdujo en Antropología una distinción procedente de la Lingüística y que se ha revelado extraordinariamente útil: la distinción entre la perspectiva EMIC y la perspectiva ETIC (nada que ver con la ética) en los asuntos sociales.
Harris señalaba que cuando un antropólogo se enfrenta o sea, trata de entender y explicar un fenómeno en una sociedad puede hacerlo desde dos puntos de vista:
1) Desde el punto de vita EMIC, "desde dentro", por así decir. Consiste en tratar de explicar el comportamiento a entender como lo entiende o se lo explica a sí mismo un miembro de esa sociedad. Quien trate así de hacerlo ha de conocer por tanto los esquemas mentales que comparten los miembros de esa sociedad, sus valores morales y sus creencias. Es decir, que la perspectiva EMIC de un fenómeno consiste en verlo como parte de un todo social cuyo sentido sólo es evidente para quienes la componen.
Para entender un fenómeno habría por tanto que "ponerse en la piel" o mejor, dentro de la mente, de quienes lo hacen o lo viven. En consecuencia, para la perspectiva EMIC, un fenómeno social sólo puede explicarse dentro de una determinada "concepción del mundo", que habría de ser entendida o conocida para que el fenómeno cobrase sentido y pudiese ser explicado.
2) Desde el punto de vita ETIC, o "desde fuera". El fenómeno a entender o explicar se "ve" desde el exterior de la sociedad donde se produce. El antropólogo actúa entonces como un analista objetivo externo que explica los fenómenos de una sociedad sin acudir a las explicaciones (subjetivas aunque compartidas) del mismo que se dan quienes participan en él. El analista los explicaría, no desde su propia "concepción de mundo" o de su escala de valores, sino usando los instrumentos de las ciencias, y concretamente de la biología darwinista, la ecología y la economía.
Marvin Harris abogaba por las explicaciones ETIC. Así, por ejemplo, a la hora de explicar fenómenos como la prohibición de comer carne de vaca en la sociedad hindú o de comer carne de cerdo en las sociedades judías y musulmanas, Harris señalaba que la perspectiva EMIC, aquella que "explica" estas prohibiciones en términos religiosos no "explica" nada. Sí, los buenos hindúes, musulmanes y judíos se explican el no comer ni mojama ni jamón porque así cumplen los mandatos de sus respectivos dioses, pero queda obviamente sin explicar el porque esos dioses imponen esas curiosas normas culinarias a sus fieles devotos.
Por contra, Marvin Harris desde una perspectiva ETIC explicaba esas normas atendiendo a la racionalidad económica de respetar la vida de las vacas pero explotarlas a lo largo de toda su vida útil como fuente de energía, o a la racionalidad ecológica de prescribir la ganadería porcina en el entorno semidesértico del Oriente Medio. Estas explicaciones ETIC de las conductas eran científicas, en el sentido de contrastables y demostrables, aunque los que seguían esas prescripciones no tuviesen ni idea de Ecología o de Economía.
Tengo para mí la idea de que esas dos perspectivas están por debajo de dos de las cuatro causas que los escolásticos, siguiendo a Aristóteles, establecían a la hora de dar cuenta de la causalidad de los fenómenos. Así, la perspectiva EMIC de los acontecimientos está relacionada con la CAUSA FINAL de los mismos, la que responde a la pregunta de para qué se hace algo, la que indaga por el objetivo que los agentes dicen perseguir cuando hacen algo. Los seres humanos cuando hacen algo lo hacen para algo, ya sea para conseguir algo o para complacer los deseos de sus jefes o de sus dioses, y eso para ellos explica su propio comportamiento. La causa final de algo se relaciona, por tanto, con la perspectiva EMIC. En tanto que la perspectiva ETIC estaría relacionada con la CAUSA EFICIENTE de un acontecimiento, aquella que explica de un modo científico u objetivo el porqué se ha producido aunque los agentes que lo hacen no sean conscientes de esa explicación.
Dicho de otra manera, la CAUSA FINAL o la perspectiva EMIC de un comportamiento es la que lo justifica a los ojos de quienes lo hacen, en tanto que la CAUSA EFICIENTE o la perspectiva ETIC lo explica a lo ojos de los demás.
Quizás algún ejemplo más cercano ayudará a entender mejor esta diferencia. A lo que parece no sólo las personas humanas tienen una perspectiva EMIC y necesitan justificar su comportamiento ante sí y ante otros, también las no-humanas. Asi, en la última década, se ha puesto de moda el que también las personas jurídicas, como las empresas, explique o justifiquen su comportamiento "desde dentro". Hay cada vez más empresas que gustan de comunicarnos en sus páginas web con palabras altisonantes su MISIÓN y su VISIÓN y su compromiso con la RSC ("Responsabilidad Social Corporativa") como justificación/explicación de lo que hacen, de su comportamiento. Sin duda, esa es una clara perspectiva EMIC
No dudo que quienes actúan en esas empresas crean sinceramente que actúan guiados por tan rimbombantes objetivos. No dudo de que la gente de los bancos tenga por objetivo facilitarme la vida adelantándome dinero para yo pueda llevar a la realidad mis sueños, como dice su propaganda. No dudo tampoco, por ejemplo, que el objetivo de ING cuando sigue actualizando su app lo que me ha obligado ya a cambiar dos veces de móvil, sea mejorar cómo puedo comunicarme con ellos, (aunque si es así he de decir que han fracasado estruendosamente pues yo no he notado ninguna mejora). No dudo de que quienes trabajan en bancos, empresas de seguros, centros comerciales, empresas de telefonía, etc., etc., estén totalmente convencidos de que su MISIÓN es hacerme feliz en este mundo.
Bueno. ¿Para qué mentir? Dejémonos de engaños. No sólo dudo, sino que no me lo creo. Y es que soy economista, Y, por lo tanto, "genéticamente" por el hecho de serlo tengo una perspectiva ETIC de la vida económica. Como aprendí desde el mismo momento que entré en la Facultad de Económicas de Valencia hace un montón de años, mi perspectiva es la de que las empresas hacen lo que hacen "por la pasta", que su comportamiento se explica por la búsqueda de beneficios.
Y tampoco es para mí creíble el comportamiento de quienes trabajan en otras instituciones no mercantiles ya sean iglesias, onegés o las administraciones públicas. Por supuesto que ya sé que quienes están en ellas dicen que su objetivo es llevarme al Cielo, protegerme hasta de mí mismo, hacerme sentir bien, cuidar al mundo, y cosas así de buenas, pero ¡qué se le va a hacer! desde mi perspectiva ETIC como economista no puedo evitar el ver una lógica en el comportamiento de los curas, los funcionarios o los santurrones de las oenegés que explica lo que hacen en otros términos más prosaicos: la búsqueda del poder, el dinero, el control ideológico y social, la manipulación a su favor de las mentes de los demás...
Es lo que hay. Todos los economistas, en esto, en ver cómo la persecución de loa privados intereses económicos siempre se encuentra tras las apariencias de la solidaridad y el altruismo y la bondad somos marxistas en atención a aquella idea del filósofo Paul Ricoeur cuando señaló con el dedo y echó las culpas del descreimiento a los que llamó los teóricos de la "sospecha", Marx, Nietzsche y Freud, quienes fueron quienes sembraron la duda acerca de la validez o verdad de las explicaciones conscientes que se daban los individuos de su propio comportamiento. Debajo de la caridad anidaba para Nietzsche la voluntad de poder, debajo de los intercambios voluntarios en los mercados medraba para Marx la explotación capitalista, y para Freud la ordenada vida consciente era para Freud un teatro de marionetas dirigido en la sombra por los turbios manejos del inconsciente un debajo del ordenado teatro discurso consciente.
Por ello me ha sorprendido mucho que haya tantos economistas académicos que, olvidándose de su mantra favorito (ése de que "nada es gratis"), a la hora de explicar la guerra de Ucrania hayan abrazado la perspectiva EMIC sin pararse a pensar siquiera un poquito en que ello choca de modo directo con la esencia del ser economista. Y, concretamente, no sólo han abrazado la perspectiva EMIC en general sino la de Ucrania en particular en la guerra que enfrenta a este país con Rusia.
Y, claro, desde éste su punto de vista EMIC, Ucrania estaría luchando, no tanto POR sus intereses económicos o políticos, sino PARA defender los valores de Occidente, o sea, la Democracia, la Libertad y los Derechos Humanos, y ¡menos mal que Rusia ya no es la Unión Soviética!, pues si no a esta ristra de "palabros" habría que agregar, el Libre Mercado o sea la Libertad de Elección, (aunque he llegado a leer que los ucranianos estarían también luchando por la libertad de elección sexual, por los derechos de las personas trans y LGTBI).
La guerra de Ucrania sería, pues, una guerra civilizatoria contra un enemigo, Rusia, no occidental ergo no democrático, autoritario, imperialista, opresor y represor. No importa que, antes de la invasión rusa, Ucrania fuese reconocidamente una democracia de peor calidad que la rusa, fuese un país más corrupto que Rusia, un país no respetuoso con los derechos de sus minorías "étnicas" hungaras y rusas, ni que desde 2014, estuviese en una asimétrica guerra civil contra las regiones prorusas del Donbass, o que ahora mismo haya prohibido todos los partidos que se oponen a sus actuales dirigentes. No importa nada de eso pues, aunque no sea para mí nada creíble, no "dudo" de que los ucranianos se crean que son los paladines de los valores de Occidente. No "dudo" que esa sea la CAUSA FINAL de su lucha.
Pero el problema a la hora de explicar una guerra desde una perspectiva EMIC es que no sólo una de las partes tiene sus razones justificativas, su propia perspectiva EMIC de porqué está luchando. La otra también. Así sabemos, pese a que nuestros líderes políticos y espirituales (o sea, los dueños de toda nuestra prensa "libre") han decidido velar por nuestra salud moral sólo permitiéndonos indigestarnos cognitivamente con su propia propaganda impidiéndonos acceder a las fuentes de propaganda rusas (Russia Today o Sputnik), pese a todos sus esfuerzos, sabemos que Rusia también tiene su perspectiva EMIC que informa y justifica su comportamiento ante los suyos. Con arreglo a ella, los rusos han invadido Ucrania, no POR conseguir sus intereses estratégicos, sino PARA desnazificarla y evitar el genocidio de la población étnicamente rusa del Donbass. No "dudo" de que -por muy increíble que a mí me lo parezca- los rusos se crean que todo eso es cierto y que -para ellos- explica y justifica su comportamiento.
Y es que, a efectos prácticos, o sea, para cerrar el actual matadero de gente que hoy es Ucrania, da lo mismo toda la cuestión de las justificaciones, de la explicaciones tipo EMIC, exactamente como da lo mismo las "razones" bíblicas que les prohíben a los judíos comer carne de cerdo para entender, no la religión judía, sino la lógica de esa prohibición. Por lo mismo, lo importante es tener una perspectiva ETIC, geoeconómica y geopolítica, de la actual guerra (o de cualquier otra) acertada, o sea, científicamente correcta. Y no sólo por su valor intelectual en sí misma, en cuanto que ella explica mejor el porqué del conflicto, sino fundamentalmente por su utilidad a la hora de encontrarle una solución pacífica, negociada, que ponga freno a la actual carnicería.
Y es que cuando en un conflicto ambas partes se creen sus propias perspectivas EMIC, la guerra deviene entonces en guerra santa. "Santa" para Ucrania y los países occidentales que ven en ella la defensa de sus irrenunciables y esenciales valores, y "santa" por existencial para los rusos, para quienes en ella se juega su futuro como pueblo. Y no hay guerras peores, más carniceras, que las religiosas. Pues a diferencia de las guerras por interés, en ellas, en las guerras religiosas no hay margen para la negociación, el cambalache, la componenda, el reparto, la negociación. Con el MAL no se puede negociar.
Por ello, repito, me resulta ofensivo como economista observar a tantos de mi secta, la de los economistas, algunos reputados catedráticos de Economía tan moralistas, tan guerreros, tan dispuestos a pedir que los demás se hagan héroes y acepten morir o la pobreza extrema en defensa de las grandes Ideas olvidándose de lo que nos es consustancial a los economistas: el chalaneo, el compromiso, el ponerle precio a todo, incluso a las grandes Ideas, siempre buscando un "óptimo de Pareto" una solución mejor para ambos contendientes que la alternativa acabar destrozados.
Es por ello tan patética la actitud de todo un catedrático de Hacienda Pública, como don Josep Borrell, llamando a la guerra santa contra Putin "el Malo", cerrando así las puertas a cualquier negociación o compromiso que no implique la derrota total de Rusia como castigo a su pecado. Obviamente, al así proceder está claro que ha dejado de ser economista, a resultas de lo cual, y como diplomático, se ha convertido en el prototipo del bombero pirómano, el más inútil diplomático que jamás haya visto la historia del mundo.
Fue el gran antropólogo Marvin Harris quien introdujo en Antropología una distinción procedente de la Lingüística y que se ha revelado extraordinariamente útil: la distinción entre la perspectiva EMIC y la perspectiva ETIC (nada que ver con la ética) en los asuntos sociales.
Harris señalaba que cuando un antropólogo se enfrenta o sea, trata de entender y explicar un fenómeno en una sociedad puede hacerlo desde dos puntos de vista:
1) Desde el punto de vita EMIC, "desde dentro", por así decir. Consiste en tratar de explicar el comportamiento a entender como lo entiende o se lo explica a sí mismo un miembro de esa sociedad. Quien trate así de hacerlo ha de conocer por tanto los esquemas mentales que comparten los miembros de esa sociedad, sus valores morales y sus creencias. Es decir, que la perspectiva EMIC de un fenómeno consiste en verlo como parte de un todo social cuyo sentido sólo es evidente para quienes la componen.
Para entender un fenómeno habría por tanto que "ponerse en la piel" o mejor, dentro de la mente, de quienes lo hacen o lo viven. En consecuencia, para la perspectiva EMIC, un fenómeno social sólo puede explicarse dentro de una determinada "concepción del mundo", que habría de ser entendida o conocida para que el fenómeno cobrase sentido y pudiese ser explicado.
2) Desde el punto de vita ETIC, o "desde fuera". El fenómeno a entender o explicar se "ve" desde el exterior de la sociedad donde se produce. El antropólogo actúa entonces como un analista objetivo externo que explica los fenómenos de una sociedad sin acudir a las explicaciones (subjetivas aunque compartidas) del mismo que se dan quienes participan en él. El analista los explicaría, no desde su propia "concepción de mundo" o de su escala de valores, sino usando los instrumentos de las ciencias, y concretamente de la biología darwinista, la ecología y la economía.
Marvin Harris abogaba por las explicaciones ETIC. Así, por ejemplo, a la hora de explicar fenómenos como la prohibición de comer carne de vaca en la sociedad hindú o de comer carne de cerdo en las sociedades judías y musulmanas, Harris señalaba que la perspectiva EMIC, aquella que "explica" estas prohibiciones en términos religiosos no "explica" nada. Sí, los buenos hindúes, musulmanes y judíos se explican el no comer ni mojama ni jamón porque así cumplen los mandatos de sus respectivos dioses, pero queda obviamente sin explicar el porque esos dioses imponen esas curiosas normas culinarias a sus fieles devotos.
Por contra, Marvin Harris desde una perspectiva ETIC explicaba esas normas atendiendo a la racionalidad económica de respetar la vida de las vacas pero explotarlas a lo largo de toda su vida útil como fuente de energía, o a la racionalidad ecológica de prescribir la ganadería porcina en el entorno semidesértico del Oriente Medio. Estas explicaciones ETIC de las conductas eran científicas, en el sentido de contrastables y demostrables, aunque los que seguían esas prescripciones no tuviesen ni idea de Ecología o de Economía.
Tengo para mí la idea de que esas dos perspectivas están por debajo de dos de las cuatro causas que los escolásticos, siguiendo a Aristóteles, establecían a la hora de dar cuenta de la causalidad de los fenómenos. Así, la perspectiva EMIC de los acontecimientos está relacionada con la CAUSA FINAL de los mismos, la que responde a la pregunta de para qué se hace algo, la que indaga por el objetivo que los agentes dicen perseguir cuando hacen algo. Los seres humanos cuando hacen algo lo hacen para algo, ya sea para conseguir algo o para complacer los deseos de sus jefes o de sus dioses, y eso para ellos explica su propio comportamiento. La causa final de algo se relaciona, por tanto, con la perspectiva EMIC. En tanto que la perspectiva ETIC estaría relacionada con la CAUSA EFICIENTE de un acontecimiento, aquella que explica de un modo científico u objetivo el porqué se ha producido aunque los agentes que lo hacen no sean conscientes de esa explicación.
Dicho de otra manera, la CAUSA FINAL o la perspectiva EMIC de un comportamiento es la que lo justifica a los ojos de quienes lo hacen, en tanto que la CAUSA EFICIENTE o la perspectiva ETIC lo explica a lo ojos de los demás.
Quizás algún ejemplo más cercano ayudará a entender mejor esta diferencia. A lo que parece no sólo las personas humanas tienen una perspectiva EMIC y necesitan justificar su comportamiento ante sí y ante otros, también las no-humanas. Asi, en la última década, se ha puesto de moda el que también las personas jurídicas, como las empresas, explique o justifiquen su comportamiento "desde dentro". Hay cada vez más empresas que gustan de comunicarnos en sus páginas web con palabras altisonantes su MISIÓN y su VISIÓN y su compromiso con la RSC ("Responsabilidad Social Corporativa") como justificación/explicación de lo que hacen, de su comportamiento. Sin duda, esa es una clara perspectiva EMIC
No dudo que quienes actúan en esas empresas crean sinceramente que actúan guiados por tan rimbombantes objetivos. No dudo de que la gente de los bancos tenga por objetivo facilitarme la vida adelantándome dinero para yo pueda llevar a la realidad mis sueños, como dice su propaganda. No dudo tampoco, por ejemplo, que el objetivo de ING cuando sigue actualizando su app lo que me ha obligado ya a cambiar dos veces de móvil, sea mejorar cómo puedo comunicarme con ellos, (aunque si es así he de decir que han fracasado estruendosamente pues yo no he notado ninguna mejora). No dudo de que quienes trabajan en bancos, empresas de seguros, centros comerciales, empresas de telefonía, etc., etc., estén totalmente convencidos de que su MISIÓN es hacerme feliz en este mundo.
Bueno. ¿Para qué mentir? Dejémonos de engaños. No sólo dudo, sino que no me lo creo. Y es que soy economista, Y, por lo tanto, "genéticamente" por el hecho de serlo tengo una perspectiva ETIC de la vida económica. Como aprendí desde el mismo momento que entré en la Facultad de Económicas de Valencia hace un montón de años, mi perspectiva es la de que las empresas hacen lo que hacen "por la pasta", que su comportamiento se explica por la búsqueda de beneficios.
Y tampoco es para mí creíble el comportamiento de quienes trabajan en otras instituciones no mercantiles ya sean iglesias, onegés o las administraciones públicas. Por supuesto que ya sé que quienes están en ellas dicen que su objetivo es llevarme al Cielo, protegerme hasta de mí mismo, hacerme sentir bien, cuidar al mundo, y cosas así de buenas, pero ¡qué se le va a hacer! desde mi perspectiva ETIC como economista no puedo evitar el ver una lógica en el comportamiento de los curas, los funcionarios o los santurrones de las oenegés que explica lo que hacen en otros términos más prosaicos: la búsqueda del poder, el dinero, el control ideológico y social, la manipulación a su favor de las mentes de los demás...
Es lo que hay. Todos los economistas, en esto, en ver cómo la persecución de loa privados intereses económicos siempre se encuentra tras las apariencias de la solidaridad y el altruismo y la bondad somos marxistas en atención a aquella idea del filósofo Paul Ricoeur cuando señaló con el dedo y echó las culpas del descreimiento a los que llamó los teóricos de la "sospecha", Marx, Nietzsche y Freud, quienes fueron quienes sembraron la duda acerca de la validez o verdad de las explicaciones conscientes que se daban los individuos de su propio comportamiento. Debajo de la caridad anidaba para Nietzsche la voluntad de poder, debajo de los intercambios voluntarios en los mercados medraba para Marx la explotación capitalista, y para Freud la ordenada vida consciente era para Freud un teatro de marionetas dirigido en la sombra por los turbios manejos del inconsciente un debajo del ordenado teatro discurso consciente.
Por ello me ha sorprendido mucho que haya tantos economistas académicos que, olvidándose de su mantra favorito (ése de que "nada es gratis"), a la hora de explicar la guerra de Ucrania hayan abrazado la perspectiva EMIC sin pararse a pensar siquiera un poquito en que ello choca de modo directo con la esencia del ser economista. Y, concretamente, no sólo han abrazado la perspectiva EMIC en general sino la de Ucrania en particular en la guerra que enfrenta a este país con Rusia.
Y, claro, desde éste su punto de vista EMIC, Ucrania estaría luchando, no tanto POR sus intereses económicos o políticos, sino PARA defender los valores de Occidente, o sea, la Democracia, la Libertad y los Derechos Humanos, y ¡menos mal que Rusia ya no es la Unión Soviética!, pues si no a esta ristra de "palabros" habría que agregar, el Libre Mercado o sea la Libertad de Elección, (aunque he llegado a leer que los ucranianos estarían también luchando por la libertad de elección sexual, por los derechos de las personas trans y LGTBI).
La guerra de Ucrania sería, pues, una guerra civilizatoria contra un enemigo, Rusia, no occidental ergo no democrático, autoritario, imperialista, opresor y represor. No importa que, antes de la invasión rusa, Ucrania fuese reconocidamente una democracia de peor calidad que la rusa, fuese un país más corrupto que Rusia, un país no respetuoso con los derechos de sus minorías "étnicas" hungaras y rusas, ni que desde 2014, estuviese en una asimétrica guerra civil contra las regiones prorusas del Donbass, o que ahora mismo haya prohibido todos los partidos que se oponen a sus actuales dirigentes. No importa nada de eso pues, aunque no sea para mí nada creíble, no "dudo" de que los ucranianos se crean que son los paladines de los valores de Occidente. No "dudo" que esa sea la CAUSA FINAL de su lucha.
Pero el problema a la hora de explicar una guerra desde una perspectiva EMIC es que no sólo una de las partes tiene sus razones justificativas, su propia perspectiva EMIC de porqué está luchando. La otra también. Así sabemos, pese a que nuestros líderes políticos y espirituales (o sea, los dueños de toda nuestra prensa "libre") han decidido velar por nuestra salud moral sólo permitiéndonos indigestarnos cognitivamente con su propia propaganda impidiéndonos acceder a las fuentes de propaganda rusas (Russia Today o Sputnik), pese a todos sus esfuerzos, sabemos que Rusia también tiene su perspectiva EMIC que informa y justifica su comportamiento ante los suyos. Con arreglo a ella, los rusos han invadido Ucrania, no POR conseguir sus intereses estratégicos, sino PARA desnazificarla y evitar el genocidio de la población étnicamente rusa del Donbass. No "dudo" de que -por muy increíble que a mí me lo parezca- los rusos se crean que todo eso es cierto y que -para ellos- explica y justifica su comportamiento.
Y es que, a efectos prácticos, o sea, para cerrar el actual matadero de gente que hoy es Ucrania, da lo mismo toda la cuestión de las justificaciones, de la explicaciones tipo EMIC, exactamente como da lo mismo las "razones" bíblicas que les prohíben a los judíos comer carne de cerdo para entender, no la religión judía, sino la lógica de esa prohibición. Por lo mismo, lo importante es tener una perspectiva ETIC, geoeconómica y geopolítica, de la actual guerra (o de cualquier otra) acertada, o sea, científicamente correcta. Y no sólo por su valor intelectual en sí misma, en cuanto que ella explica mejor el porqué del conflicto, sino fundamentalmente por su utilidad a la hora de encontrarle una solución pacífica, negociada, que ponga freno a la actual carnicería.
Y es que cuando en un conflicto ambas partes se creen sus propias perspectivas EMIC, la guerra deviene entonces en guerra santa. "Santa" para Ucrania y los países occidentales que ven en ella la defensa de sus irrenunciables y esenciales valores, y "santa" por existencial para los rusos, para quienes en ella se juega su futuro como pueblo. Y no hay guerras peores, más carniceras, que las religiosas. Pues a diferencia de las guerras por interés, en ellas, en las guerras religiosas no hay margen para la negociación, el cambalache, la componenda, el reparto, la negociación. Con el MAL no se puede negociar.
Por ello, repito, me resulta ofensivo como economista observar a tantos de mi secta, la de los economistas, algunos reputados catedráticos de Economía tan moralistas, tan guerreros, tan dispuestos a pedir que los demás se hagan héroes y acepten morir o la pobreza extrema en defensa de las grandes Ideas olvidándose de lo que nos es consustancial a los economistas: el chalaneo, el compromiso, el ponerle precio a todo, incluso a las grandes Ideas, siempre buscando un "óptimo de Pareto" una solución mejor para ambos contendientes que la alternativa acabar destrozados.
Es por ello tan patética la actitud de todo un catedrático de Hacienda Pública, como don Josep Borrell, llamando a la guerra santa contra Putin "el Malo", cerrando así las puertas a cualquier negociación o compromiso que no implique la derrota total de Rusia como castigo a su pecado. Obviamente, al así proceder está claro que ha dejado de ser economista, a resultas de lo cual, y como diplomático, se ha convertido en el prototipo del bombero pirómano, el más inútil diplomático que jamás haya visto la historia del mundo.