La historia de Abengoa es un ejemplo claro de quiero y no puedo que ha arruinado a miles de accionistas y ha costado muchos millones de euros al erario, además de a otros muchos deudores. En 2023 Cox Energy lanzó una oferta de adquisición de todas las áreas de negocio de Abengoa (que llevaba en concurso de acreedores desde el verano de 2022, algo que parecía impensable en 2014 cuando cotizaba en el Ibex), asumiendo las deudas, los pagos pendientes a la seguridad social y los atrasos pendientes de las nóminas de los empleados, lo que garantizaría los puestos de trabajo de más de diez mil personas. Pero retrocedamos atrás en el tiempo.
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Javier Benjumea Puigcerver nace en Sevilla en 1915 en el seno de una familia burguesa (un tío suyo fue conde y ministro con Primo de Rivera y otro, también conde, lo fue con Franco, además de gobernador del banco de España). Con 14 años -él es el único varón, tiene cuatro hermanas- pierde a su padre, lo que da mayor importancia a la relación con sus tíos, que lo apoyan. Javier estudia en los jesuitas, y amplía su currículum como estudiante en Lieja y Madrid, donde obtiene su título de ingeniería. En 1941, apenas un año después de terminar sus estudios, lanza la idea de fundar una empresa para la fabricación de contadores eléctricos monofásicos de cinco amperios.
Se llama Abengoa por una composición usando nombres y apellidos de sus primeros socios, siendo él el que aporta más letras: Abaurre Fernández Palasagua, Benjumea Puigcerver, Gallego Quero, Ortueta Díaz-Arce y Abaurre Herrero de Tejada.
Difíciles inicios
Su primera iniciativa fue un rotundo fracaso, la situación de la economía española tras la Guerra Civil y en medio de una guerra mundial, imposibilitaba la obtención de las materias primas necesarias como para comercializar a gran escala el prototipo. Sin embargo, se reconvierten en firma de reparación y mantenimiento de motores y van progresando, amplían actividades con el diseño y la ejecución de montajes eléctricos y en 1944 empiezan a trabajar para RENFE. Con la señalización de vías y la construcción de catenarias el negocio se va ampliando y en 1947 abren una delegación en Madrid. A partir de ahí todo fue rodado.
Expansión
Las buenas relaciones con el gobierno de entonces les aseguran buenos contratos nacionales y en la década de 1960 empiezan a operar en Latinoamérica. En esa misma década participan en la construcción de la primera central nuclear española: Zorita. En la siguiente, la expansión continúa con clientes como Telefónica, además de crecer tanto en automoción como en el sector químico. Ya en la década de 1980 desarrolla su primer parque eólico.
En todo este tiempo el poder de Javier Benjumea es enorme, es el gran cacique industrial de Sevilla, tanto en el franquismo como en la democracia (fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía en 1990 por una Junta gobernada por el PSOE) y con múltiples inversiones, más allá de Abengoa, en el sector minero sobre todo (llegó a formar parte de la presidencia ejecutiva de Unión Explosivos Río Tinto), y también fue consejero de empresas tan conocidas como Técnicas Reunidas o Compañía Sevilla de Electricidad (que en 2002 se integró en Endesa). Tuvo trece hijos y falleció en 2001. Dos de sus hijos, Felipe y Javier (de nuevo los únicos varones) asumen la dirección colegiada de Abengoa en 1991.
Salida a Bolsa
La empresa sigue creciendo y ampliando actividades, en 1996 sale a bolsa y sacan el 30% de la compañía al Mercado Continuo y en 2000 amplían capital para adquirir Befesa (que años después venderán y hoy cotiza en la bolsa alemana). Desde 2005 se impone el deseo de Felipe Benjumea de gastar cada vez más en investigar, promover, construir y gestionar las grandes plantas termo solares y las refinerías de biocombustibles. El negocio tradicional no podía cubrir los gastos de estas nuevas inversiones, claramente erróneas por su ambición, y en 2006 la deuda supera los 1000 millones de euros. A pesar de ello, un año después se hace con el control total de la empresa desplazando definitivamente a su hermano Javier.
Empieza la crisis... pero sube en bolsa
Es 2007 y se inicia lo que luego será conocido como la Gran Recesión, crisis que castiga especialmente a las empresas más endeudadas, sobre todo tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Por otra parte, la apuesta por las renovables necesitaba de fuertes subvenciones públicas y los problemas financieros de una España agobiada por los problemas de la deuda soberana eurozonera, que incluso llevaron a que varios países fueran rescatados, no ayudan.
A partir de ese momento, la historia de Abengoa es de desinversiones, ampliaciones de capital, alianzas con socios que acaban escaldados por invertir en ella y varias acusaciones de corrupción. Lo curioso (y una muestra más de lo poco racional que es a veces el mercado) es que a pesar de los importantes -y públicos- problemas de la compañía, llegó a cotizar en el Ibex alcanzando su máximo de capitalización bursátil en 2014 (cuatro mil millones de euros).
El comienzo del fin
Sale del Ibex definitivamente en 2015, cuando entra en pre concurso de acreedores, del que sobrevive con una reestructuración financiera que otorga un gran poder a la banca acreedora. De hecho, es el Banco Santander el que influye en nombrar como presidente a Gonzalo Urquijo (actual consejero delegado de Talgo, otra empresa que merece un artículo). La pelea de los accionistas contra él (que defendía más la inversión de los que tenían deuda que de los que tenían acciones) llevó a que fuera cesado en 2020, lo que no ha impedido que los accionistas acabaran perdiendo todo su dinero, puesto que tras dos años sin cotizar, la CNMV excluyó a Abengoa de bolsa en septiembre de 2022. Es, sin duda, uno de los mayores fracasos empresariales de la historia española (repetimos, al menos de momento) pero es tan grande su caída debido, sobre todo, al gran éxito que tuvo durante décadas, algo que quizás se basó demasiado en subvenciones, apoyos políticos y contratos con administraciones y empresas públicas.
Salida a bolsa de COX ABG GROUP, S.A.
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A medidados de noviembre del año pasado la "Nueva Abengoa" salió a bolsa a un precio por acción de 10,23€, lo que le asigna una capitalización de 738 millones, aunque desde entonces su precio ha ido en descenso. Por desgracia, los antiguos accionistas de Abengoa no se han podido beneficiar de todo esto.
Esta historia, y otras muchas sobre el nacimiento de grandes compañías, está incluida en mi último libro La prehistoria, y algo de la historia, de 66 empresas: Nacionales y extranjeras, todas famosas, que te animo a adquirir