Oficialmente en unas horas (por hoy, 30 de enero de 2020) el fish and chips, el pastel de riñones y las jacket potatoes se habrán separado estratégicamente de nuestro cocido, paella y fuet. Simplemente porque un porcentaje de súbditos de su Graciosa Majestad Isabel II han decidido que no quieren seguir el camino de una Europa unida.
Allá ellos, dirán unos. Otros hasta aplaudirán lo que creen que es una machada.
Para muchos, que un solo edificio (el Ugland House) en las islas Caimán tenga domiciliadas 18.000 empresas offshore genera alarma respecto de lo que allí se hace, pero no olvidemos que un enorme porcentaje de esas empresas son controladas desde la City de Londres donde se mantiene viva la llama del Imperio Británico afianzado por la reina Victoria solo que ahora ya no hace falta recurrir a un colonialismo físico, de ocupación militar y con barcos mercantes artillados. Ya no es necesario montar un banco en Singapur para dar rienda suelta a los sobornos de funcionarios chinos que desembocó en la guerra del opio, aunque el banco permanece, y ya no es necesario cultivar amapolas en Afganistán donde ya saben cultivarlas solitos: solo hay que prestarles servicios financieros porque el caudal de dinero que genera ese tráfico es rentable.
Y, me pregunto ¿puede que molestara el Banco Central Europeo a ese modelo de negocio? Puede.
Pero no es mi objetivo tratar estos temas, por más interesantes que sean. Solo puedo observar y hacerme a la idea, tras todo lo que se ha conocido acerca de cómo inmensas cantidades de dinero movilizaron a la opinión pública para que surgieran todos los miedos convenientes y fuera posible la salida a la que asistimos. Todo un ejercicio de manipulación mediática al que, me temo, tendremos que ir acostumbrándonos pues es muy probable que la siguiente víctima de la política de laboratorio - financiada por lobbies - seamos nosotros.
Mi objetivo es otro y es hablar en estas líneas de algo en lo que puede que no hayas pensado si eres profesional, empresario o, incluso, un turista ocasional.
Muchos de los contratos de seguros que actualmente hay en vigor en España no cubren un ámbito territorial europeo sino CE. Si eres empresario y fabricas o exportas bienes o servicios y tu seguro tiene ámbito CE acabas de quedarte sin cobertura en UK.
Del mismo modo que no la tenías antes en Andorra, Suiza, San Marino, Islandia, Liechtenstein o Noruega. Igual ocurre si tu seguro de hogar tiene la cobertura de Responsabilidad Civil o asistencia limitada a CE y deseas acercarte a Piccadilly Circus.
Por ello es conveniente que, llegado el caso, analices en qué territorios generas riesgo y adecues tu contrato de seguro a este nuevo escenario.