A propósito de una subasta de coches que se va a celebrar pronto en la Seguridad Social, un lector me hace el siguiente comentario:
Me ha sorprendido el buen funcionamiento de la seg social, les mandé un mail preguntando por las llaves y documentación y me respondieron al día siguiente y me han dado la info y los km e incluso fotos.
Lo que me ha recordado lo bien que organizan las subastas en la Diputación Foral de Vizcaya y en algunos otros organismos como la AEAT, algunos ayuntamientos, etc. Y el caso es que en todos estos organismos los trabajadores son tan funcionarios como los de los juzgados y, sin embargo, el resultado es notablemente incomparable. Aquí los funcionarios son amables, diligentes, aplicados y bien dispuestos y, lo mejor, ESTÁN BIEN ORGANIZADOS Y MEJOR DIRIGIDOS.
El contraste con el TREMENDO DESASTRE JUDICIAL español y la penosa situación de la organización judicial de las subastas y prácticamente de cualquier otro asunto susceptible de estar judicializado, el contraste digo, es mayúsculo. Es de tal magnitud que mencionarlo es una perogrullada.
El problema, por tanto, no sería comparar a los funcionarios judiciales con los del resto de organismos públicos sino a quienes les organizan el trabajo y les controlan, perdiendo los jueces y secretarios judiciales por goleada.