Hace unas semanas se produjo la siguiente conversación entre un colaborador habitual de este blog y un secretario judicial:
- Fíjate si estará mal la cosa que ayer tenía señalada una subasta y quedó desierta. No vino nadie a pesar de que aparentemente era un chollo.
- Vaya, qué pena habérmelo perdido. ¿Es que había follones jurídicos inherentes al expediente?
- Que va, simplemente que vosotros, los subasteros también estáis en crisis.
- De eso nada, que si la subasta merece la pena, naturalmente que asistimos. Otra cosa es que la subasta tenga cargas o cosas peores.
- Pues en este caso se os pasó. Claro que con el sistema actual de publicar las subasta tampoco me extraña que se os pasen algunas.
- ¿Cómo es eso, no le enviaste la información a la Oficina Regional de Subastas de Madrid?
- Claro que no, no es obligatorio por Ley. Aquí nos limitamos a pinchar el Edicto de Subasta en el corcho.
- Claro, entonces no me extraña que se quedara desierta.
El caso es que antes de la actual Ley de Enjuiciamiento Civil, cuyas secciones V y VI (las de las subastas) del capítulo IV parecen haber sido redactadas mano a mano entre la Asociación Española de Banca y el Ministerio de Justicia de aquellos años, antes de dicha Ley, digo, todas las subastas tenían que ser publicadas en los Boletines oficiales de cada comunidad autónoma y también, dependiendo de la cuantía del tipo de subasta, en el B.O.E. Así, resultaba muy difícil que una subasta pasara inadvertida. Sucedía, pero era realmente difícil. Por una parte cualquiera podía enterarse simplemente leyendo el B.O.E. y por otra, a las empresas especializadas en obtener dicha información y distribuirla les resultaba sencillo llevar a cabo su trabajo.
En Madrid hay quien todavía confía en la Oficina Regional de Subastas, pero la realidad es que falla más que una escopeta de feria. Por un lado porque hay varios juzgados que, como el de la conversación reseñada, no les envían la información sencillamente porque no es obligatorio. Por otro lado porque en los juzgados que sí la envían hay oficiales que no lo hacen porque lo consideran una tontería (así, por su cuenta), de manera que al final resulta que no se reflejan todas las subastas.
Las empresas especializadas en obtener esta información y en publicarla, como Pública Subasta o Subasta Total hacen lo que pueden, pero tampoco son cien por cien efectivas. En Madrid lo hacen bastante bien, pero en España hay muchos juzgados y es difícil llegar a todos.
¿La solución? La única verdadera solución sería una nueva Ley que obligase a publicar las subastas en el B.O.E.
Que algunos juzgados publiquen las subastas en blogs por cuenta propia no es más que un parche, que demuestra muy buenas intenciones por parte de unos pocos, pero ya hemos visto que, en general, estos tíos no hacen nada que no sea obligatorio por Ley.
Por cierto, que antaño yo viajaba mucho y participaba en subastas bastante alejadas de Madrid, cosa que aunque ahora quisiera hacer ya no podría por falta de información. Pero eso parece que va a solucionarse más pronto que tarde. La semana que viene tengo una subasta a casi 700 kilómetros de Madrid. Dependiendo de cómo me vaya os contaré cómo llegué a enterarme de su existencia.