Qué suerte tenemos los subasteros de Madrid, que desde los años ochenta hay una empresa llamada Condensación de Textos Legales, cuyo dueño, Nicolás, se ocupa de elaborar un listado con todas las subastas que se van a celebrar en la provincia. Y solo él sabe el trabajo que eso significa, sobre todo desde enero del 2001, cuando entró en vigor la actual L.E.C., dejando de ser obligatoria la publicación de las subastas en los BOE y teniendo que ir a leer los edictos a los tablones de cada juzgado. Tremendo trabajo.
En otras comunidades autónomas no hay nada parecido y lo subasteros se ven obligados a perder su valioso tiempo teniendo que ir a luchar contra la mugre de algunos tablones. Quien piense que exagero que vaya a Segovia y eche un vistazo a los tablones de aquellos juzgados.
Y encima, Condensación de Textos Legales nos da ese servicio a un precio casi regalado, 180 euros + iva (trimestrales), el mismo precio que hace 10 años, cuando les bastaba con leer los edictos en el BOE. Es decir que cuando conseguir la información se ha vuelto más arduo, ellos, lejos de subir los precios, los han mantenido.
¿Y cómo se lo agradecemos los subasteros madrileños? Pues engañándoles de mil maneras diferentes.
Por ejemplo uno ha inaugurado recientemente una web de subastas (solo para Madrid) en la que publica directamente la información que obtiene de los listados de Condensación de Textos, sin ni siquiera molestarse en recopilar él mismo la información de los edictos de subasta.
Otros, infatigables emprendedores, se dedican a vender por su cuenta suscripciones a los listados, de manera que ellos se suscriben a 180 euros el trimestre y luego revenden la suscrición a 30 euros/mes, robándole a Condensación de Textos Legales el fruto de su trabajo, hasta el punto de colocar a la empresa al borde de tener que cerrar. Ahora mismo la empresa ya no tiene empleados, teniendo que hacer todo el trabajo el propio Nicolás, quien además está hasta los mismísimos y se pregunta si merece la pena seguir con la actividad o si cerrar y alejarse de semejante gentuza.
He contado los subasteros activos que se mueven por aquí y me sale que hay unos treinta. Sin embargo menos de la mitad están suscritos a los listados de Nicolás, aunque a todos ellos se les ve con ellos cuando están en las subastas. Hasta hace muy poco los listados se imprimían en papel amarillo y se enviaban por correo. Entonces los listillos los escaneaban y los enviaban por correo electrónico a sus "clientes", siendo muy fácil distinguir a quienes habían recibido el listado amarillo original y de quien había recibido la fotocopia (blanca). Pero ahora que los listados se envían directamente en formato pdf (solo tienen que pulsar a "reenviar" y ya ganan con ese simple acto más que Nicolás con todo su arduo trabajo), ya no es fácil distinguir a unos de otros, a quienes reciben los listados originales de quienes reciben el listado reenviado, pues todas las copias son ahora blancas. Pero en este mundillo nos conocemos todos y sabemos muy bien quien vende y quien compra.
Nunca me he avergonzado de mi trabajo ni tampoco suelo ocultar mi condición de subastero ni la camuflo con eufemismos del tipo de "inversor inmobiliario", "asesor inmobiliario" ni esas jerigonzas vergonzantes. Sin embargo a veces me avergüenzo de mis compañeros de viaje, que ganan de sobra pero que a veces les gusta tanto el dinero que son capaces de inventar mil subterfugios para no pagar lo que deben. En este negocio se gana dinero de sobra como para tener que andar escatimándole a nuestros proveedores sus legítimos honorarios. Incluso quienes ni compran ni venden, pero que siempre andan por en medio molestando, incluso esos ganan suficiente dinero como para poder pagar el precio de los listados.
Y el caso es que todos estos subasteros madrileños, tanto los que compran legalmente la información como quienes trapichean con ella, están a punto de encontrarse con un futuro muy negro porque Nicolás está al borde del cierre y si eso ocurre llegaran el crujir de huesos y el rechinar de dientes y no tendrán ni tiempo para lamentaciones porque en Madrid hay muchos juzgados y se celebran cientos de subastas cada semana y es imposible hacer las tres cosas, recopilar los edictos de subastas, ver sus expedientes y participar en las mismas.
Y si Nicolás se va solo quedará eso o fiarse de ciertos subasteros que se están moviendo en ese sentido, pero... ¿tú te fiarías de los listados elaborados por otro subastero? Yo no, de ninguno, pero aún menos de unos que de otros.
Que no se preocupen los infractores porque mis labios están sellados, pero esta situación se tiene que acabar. Por ahora lo único que se me ocurre es escribir este post por si alguien más inteligente que yo encuentra el medio por el que se pudiera evitar que estos tontos de remate se carguen su propio negocio.
Y si alguien está interesado en suscribirse a los listados de Condensación de Textos Legales, que le envíe un correo a [email protected]. Seguro que una nueva suscripción le vendrá de perlas.