- ¿Cómo que no le importaría hacerme usted mismo el Decreto para adelantar trabajo? ¿Es que usted se cree que no lo hago para no tomarme la molestia?
- No, no, usted perdone si me he explicado mal. Lo que he querido decir es que estoy dispuesto a ponerlo todo de mi parte para adelantar los plazos, incluso a ayudarle si está en mi mano.
- Usted aquí no pinta nada y que sepa que solo han pasado cinco meses desde que presentó el escrito solicitando el Decreto y aquí el retraso es de seis meses para proveer. Así que no se a qué viene tanta prisa. Cuando se compra en subasta ya se sabe que no es como ir al notario, sino que aquí, en los juzgados, los plazos son diferentes, ¿qué se ha creído usted?
- ¿Que el retraso es de seis meses? ¿Quiere eso decir que tardan seis meses para los decretos de adjudicación?
- Vamos a ver, que me parece que usted no sabe dónde se ha ido a meter. Lo que quiero decir es que los escritos que usted me presente, aunque lleguen a mi mesa inmediatamente, tardan seis meses en llegar a la parte alta de la pila de escritos, que es cuando yo los leo y los proveo. Así de sencillo. Y que sepa que lo hago por riguroso orden de llegada, sin que le sirva a usted de nada andar viniendo aquí a dar la lata. Cuanto más venga a molestarme menos puedo sacar adelante el trabajo.
- Pero bueno, esto es el colmo, ¿Me está diciendo con toda la tranquilidad del mundo que tarda seis meses en leer los escritos que recibe y que la culpa la tengo yo por venir a molestar? Es una vergüenza cómo están llevando los asuntos en este juzgado. ¿dónde estaría mi empresa si demoráramos solo una semana los asuntos? Así está España y mientras tanto, usted tan tranquila, echando la bronca a los pringados que venimos aquí, alucinados por el tiempo que se toman para hacer un simple papelucho. Es la incompetencia sin rubor más descarada con la que me he encontrado nunca.
- Oiga usted, no me insulte ni me falte el respeto. No le voy a consentir...
- Ni le he levantado la voz ni le he insultado, tan solo le estoy diciendo claramente que usted es una incompetente y que el juez que lo consiente debe ser tal cual, porque si no no se comprende que estén tan tranquilos y digan con esa desfachatez que el periodo de respuesta para los escritos es de seis meses. Quiero hablar con el secretario ahora mismo, que me va a oir.
- Pues si quiere hablar con el secretario tendrá que presentarme un escrito solicitándolo.
- ¿Otros seis meses?
Esta conversación ha tenido lugar hace unos días entre uno de mis clientes y la funcionaria de cierto juzgado madrileño que se ha convertido en el campeón del mundo de la incompetencia. Dejémoslo ahí.
Don Guillermo es un señor con mucha clase y muy educado que no me quiso creer cuando le expliqué que este juzgado estaba compitiendo por ser el peor del mundo y que no serviría de nada hablar con la funcionaria y mucho menos intentar presionarla. Convencido de que con educación y buenas maneras se puede conseguir todo se metió -contra mi consejo- en esa casa de fieras, donde se dió un baño integral de realidad judicial del que todavía no se ha recuperado.
Y que conste que yo ya le había advertido que en este juzgado compraríamos barato pero que habría que ser muy pacientes.
Y vosotros, ¿Cuál creéis que es el peor juzgado del mundo, ese que acumula retrasos, trata fatal a los ciudadanos y decide con arbitrariedad?