Quien crea que los bancos han aprendido la lección y han cambiado sus formas está más que equivocado.
Recientemente he estado analizando con unos clientes inversores la posibilidad de adjudicarnos la subasta de un pisazo de 400 m2 en una de las mejores zonas de Madrid. La subasta, que se va a celebrar en marzo presenta varios problemas:
- El piso tiene una hipoteca anterior de La Caixa con una deuda de setecientos mil euros.
- Esa hipoteca anterior se está ejecutando y saldrá a subasta más o menos este verano, quizá antes.
- El Tipo de Subasta es de dos millones de euros por la falta de perspicacia del acreedor, que no es un banco sino simplemente un proveedor que buscaba asegurarse el cobro de una deuda de doscientos mil euros.
Efectivamente hace unos años el piso valía incluso más que esos dos millones, pero actualmente su valor no pasa del millón y medio. Podría ser una buena inversión adjudicarse la subasta por los doscientos mil euros de deuda, que más los setecientos mil de hipoteca anterior pondría la cosa en novecientos mil, que no está nada mal para un piso de esa envergadura y calidad. A mis clientes les interesa y mucho, pero...
Por un lado tenemos el problema de que por debajo del 70% ( 1.400.000€) la adjudicación no queda firme y no nos hace ninguna gracia tener secuestrada por varios meses una fianza de cuatrocientos mil euros, exactamente el doble de lo que sería nuestro precio ideal de adjudicación. Por tanto se hace imprescindible contar con la colaboración de la parte actora, de manera que acordemos que sean ellos quienes se adjudiquen la subasta por la deuda cuando la misma quede desierta y luego nos cedan el remate.
Porque... ¿hay alguien que dude que esa subasta va a quedar desierta?
Pero por otro lado tenemos el insuperable problema de la hipoteca anterior de La Caixa, hipoteca que se está ejecutando y cuya cuantía real es un enigma porque sabemos que la deuda pendiente es de setecientos mil euros pero ignoramos si La Caixa va a pretender cobrarla entera o si incluso va a querer los intereses de demora y las costas y gastos procesales.
Se hace imprescindible una reunión con los de La Caixa pero, ¿con quién exactamente? Por lo visto hace más de tres meses que estos señores están intentando por todos los medios tener una reunión con ellos y se encuentran con que no hay interlocutores al otro lado, que nadie se pone al teléfono, que todos son bellas palabras, que si, que el director de "recuperaciones" les llamará en breve, no se preocupen que ya le he pasado recado, etc. Lo han intentado por varios medios sin ningún resultado.
Supongo que esta situación os suena. En un momento u otro todos los subasteros hemos intentado que el banco nos venda el crédito preferente de un bien que nos interesa o nos ceda una subasta que se acaban de adjudicar y en la mayoría de las ocasiones hemos chocado con un muro impenetrable de silencio. Cualquiera pensaría que eso podría ser normal si se tratara de empresas públicas, que todos sabemos lo mal gestionadas que están, pero... ¿lo mismo con bancos privados? Pues sí, yo me encontrado con esa misma indiferencia con bancos que estaban en quiebra técnica y que unos meses después eran intervenidos por el FROB. Simplemente parece como si les diera igual ocho que ochenta, cobrar la deuda ahora o no cobrarla nunca, quedarse con los bienes adjudicados o pasarle al banco malo el mochuelo. Parece como si todo les diera igual. Y La Caixa siempre ha sido la más dura en estas lides.
Por banco la banca no es amiga ni enemiga. Es, sencillamente, indiferente.
