Uno de los peligros de compartir una propiedad con otros es que el copropietario no lleve bien sus cuentas y que los atribulados acreedores acaben embargándole su mitad indivisa. Generalmente la noticia cae como una bomba y sus compañeros de propiedad, que pueden ser su mujer o sus hijos, pero también sus hermanos o simplemente familiares lejanos que han heredado cada cual su pequeña porción, se suelen llevar un susto de muerte, mayor cuanta mayor sea la cercanía a la propiedad.
Trataré de explicarme. Si solo eres propietario del 15% y vives en otra ciudad y nunca has recibido ni un duro de esa propiedad, pues casi que te da lo mismo lo que acabe ocurriendo con ella. Casi mejor que haya cambios por si al final te cae algo de viruta. Pero si eres el dueño de una mitad indivisa y encima eres el que vives en la vivienda, pues claro que te afecta cualquier cambio y naturalmente que tienes sobrados motivos de preocupación.
¿Por qué debes preocuparte?, ¿qué puede ocurrir con esa vivienda? Lo usual será que a esa subasta (de solo una parte indivisa) no asistan más que inversores muy profesionales que por supuesto no pujarán el porcentaje del precio que se suele ofrecer en las subastas sino que, teniendo en cuenta la problemática de comprar mitades indivisas, tratarán de comprar la misma por cifras muy inferiores.
Una vez propietarios de esa porción de propiedad el siguiente paso es ofrecer al resto de copropietarios una cifra ridícula por sus respectivas porciones con la velada amenaza de que si no llegan a un acuerdo no les quedará más remedio que instar la disolución judicial, al final de cuyo procedimiento siempre suele haber una subasta, la temida subasta.
Pero ojo, porque esta ya no va a ser la subasta de la parte de otro, sino que ESTA VEZ LO QUE SE VA A SUBASTAR ES LA TOTALIDAD DEL INMUEBLE, la plena propiedad y eso ya afecta a todos los copropietarios, que van a verse de golpe metidos en un lío del que generalmente no tienen ni idea y del que recibo multitud de consultas.
Por eso a los afectados por el peligro de que se va a subastar la mitad indivisa de otro copropietario siempre les recomiendo que bajo ningún concepto permitan que ningún extraño a la familia se haga con ningún porcentaje de la propiedad. Tienen muchas vías para impedirlo, por ejemplo pueden asistir y pujar en la subasta o, mejor aún, pueden ejercer el derecho de retracto contra el que haya resultado adjudicatario de la misma. Y finalmente, si no tienen dinero para otra cosa, también pueden vender su participación antes de la subasta a un indudable mejor precio que el que obtendrán unos meses después, con el enemigo ya en casa.
Lo más importante es que empiecen a mover el culo desde ya en vez de sentarse a esperar los acontecimientos, que suele ser lo más habitual.