Mi hijo mayor llegó el domingo desde Suiza y tenemos pensado pasar varias mañanas practicando nuestro deporte favorito en las montañas cercanas. La pequeña llegó desde Londres y ya ha revolucionado la casa con su entusiasmo navideño y la mediana ha estado esquiando con su marido y ambos llegarán en breve. Creo que mis hijas me tienen preparadas algunas jornadas maratonianas de compras, que en esa especialidad son infatigables.
Hace un par de meses mi padre se dio un tremendo hostión en moto y tras el infierno de la UCI parece que por esta vez se ha librado de conocer a Caronte. También quiero verle a menudo estos días pues no se me ocurren mejores momentos que los que se pasan con nuestros allegados.
Es Navidad y estos días tengo intención de publicar muy poco en el blog, de hecho me asomaré a él lo menos posible, apenas lo suficiente para responder a vuestras cuestiones. Pero no he querido dejar pasar esta oportunidad para agradecer a los pocos lectores que aún me soportáis los muchos momentos de satisfacción que obtengo de interactuar con vosotros. Y también, cómo no, de pedir perdón a cuantas personas se hayan podido sentir ofendidas cuando se me calienta el teclado y me lanzo con mis peculiares opiniones personales. Que no son más que eso, opiniones.
Y finalmente quiero desearos que paséis estos días entrañables lo mejor posible y, a ser posible, acompañados de vuestros seres más queridos. Os deseo una feliz Navidad a todos.
Y a los que odiáis la Navidad... ufff, que mal rollo, ¡pobres!
Fdo: Tristán el Subastero