Hoy se cumplen tres meses desde que os anuncié que había estrenado mi nueva web Subastanomics y lo cierto es que estoy más que satisfecho con el resultado de la misma porque me ha ayudado muchísimo a encauzar, a través de las consultorías que allí ofrezco, el enorme potencial de gente que demandaba algo así.
Unos tienen previsto participar en una subasta próxima y quieren que demos juntos un repaso a los hechos para asegurarse de no meter la pata, otros ya han participado en una y temen haberse metido en un lío y finalmente otros ya saben que se han colado y necesitan una mano amiga.
Está claro que no me voy a hacer rico con estas consultorías, pero me entretienen y son una fuente de satisfacciones.
Además, que queréis que os diga, se trabaja mucho mejor cuando estas cosas, además de entretener, resultan ser lucrativas.
De todas las consultorías la estrella es la de la videoconferencia, llamada "Hello Tristán". No porque sea la más barata sino porque el formato permite resolver absolutamente todas las dudas.
Yo también la prefiero y ya he dicho que me entretiene y me resulta muy agradable.
Ahora bien, no es oro todo lo que reluce.
Si bien ya he dicho que estoy muy satisfecho con la buena marcha de las consultorías, no puedo decir lo mismo respecto del blog de Subastanomics, que tiene, si los informes de Google Analytics no me engañan, la décima parte de lectores que este otro blog de Rankia.
Y eso que los post de aquel blog me los tengo que currar el triple que los de aquí, consultando artículos anteriores y dando la lata a algunos expertos para ver si están de acuerdo con mi punto de vista. Todo para que el resultado sea un blog que en el futuro pueda ser la máxima referencia de todo lo que tenga que ver con las subastas judiciales.
A ver, no nos engañemos. Yo ya sabía que sería imposible alcanzar el número de lectores que tengo aquí, pues por algo Rankia es la mayor comunidad financiera de habla hispana, con unas métricas de vértigo y un PageRank muy elevado, pero me equivoqué al pensar que la mayoría de los lectores sentirían cierta curiosidad por leer lo que escribo en el otro sitio y que alguno se quedaría como visitante habitual.
Eso no ha sucedido.
Ciertamente que el de Subastanomics no es ni va a ser un blog como éste que ahora mismo estáis leyendo.
Este va sobre las subastas judiciales, pero de una forma más divulgativa, para todos los públicos. Con muchos relatos y alguna pesadilla judicial, que me envían los lectores y que no siempre tienen un final feliz, salpicado con algunas anécdotas propias y de vez en cuando alguna incursión en asuntos espinosos en los que no puedo evitar meterme aunque signifique pisar algunos charcos.
O sea, que éste que ahora mismo estáis leyendo es un blog más entretenido.
El blog de Subastanomics es exclusivamente para los muy cafeteros del negocio subastero.
Y sí, reconozco que quien busque entretenerse un rato leyendo amenidades no lo va a conseguir en Subastanomics, que está más enfocado a los subasteros profesionales y a quienes desean llegar a serlo.
Los asuntos que allí trato son quizá demasiado profesionales. Predominan las cargas registrales, los IBI, los embargos caducados, las disoluciones de proindivisos y todo muy aliñado con grandes dosis de legislación vigente.
Me gustaría que tuviera un gran alcance, pero he comprendido que no puede ser y que por lo tanto es imposible.
Al fin y al cabo el de las subastas judiciales no es un negocio de masas.
Somos cuatro gatos.