Desde que cualquier negro indocumentado, moro o gitano rumano puede empadronarse donde le salga de las narices y los alcaldes se lo tienen que comer con patatas y empezar a soltarle la guita de los presupuestos para gastos sociales, el documento en cuestión, el empadronamiento, ha perdido el valor que tenía antaño y ya no es más que otro papel higiénico más.
Lo dijo hace poco con toda la razón el alcalde de Vitoria, aunque luego se la tuviera que envainar cuando se le echó encima la oposición con las recurrentes acusaciones de racismo, xenofobia, etc. No obstante, aunque se viera obligado a matizar sus palabras, el hecho cierto es que desde que el País Vasco implementó la Renta Básica de Inserción el "turismo social" hacia esa comunidad se ha multiplicado, de manera que aunque muchos están empadronados allí por el subsidio... en realidad viven en otra parte.
Igualmente algunos padres de familia sin escrúpulos empadronan a sus hijos en el domicilio de sus familiares o amigos para obtener ventaja en la elección de colegios.
Los subasteros tenemos el mismo problema.
Hace unos meses relaté cómo una okupa que estaba en una de mis propiedades recién adjudicadas había conseguido que no le cortaran los suministros simplemente empadronándose en la casa y cómo había conseguido dicho empadronamiento sencillamente por la vía de acudir a la policía y manifestar que vivía allí.
Y un poquito después también os conté cómo una demandada que hace años que no vive en un piso que me adjudiqué en Valladolid, ha conseguido retrasar el lanzamiento presentando un certificado de empadronamiento aunque todos en el juzgado saben que esa vivienda lleva años vacía.
Pues me ha vuelto a suceder y estoy que trino.
Se trata de un piso de Algete que lleva vacío desde que la anciana propietaria se murió hace bastantes años. El caso es que la hija de la antigua propietaria, cuando heredó la vivienda la hipotecó porque tenía problemas de liquidez con su empresa, una consultora o algo así.
Y lo cierto es que este piso llevaba vacío mucho tiempo cuando se subastó hace unos meses.
¿Sabéis ese tipo de gilipollas estirados que se paran en los pasos de cebra y te miran intensamente como diciendo, a ver si tienes huevos de saltarte mis derechos y no cederme el paso? ¿O esos otros que acuden a las reuniones de la comunidad de propietarios con el Código Civil bajo el brazo y que siempre tocan las narices con cada propuesta que se haga?
Pues esta señora es de esa tribu y lo primero que me dijo cuando contacté con ella fue que no me creyera que podría entrar en su casa por las buenas, que ella se había informado de sus derechos y sabía exactamente cómo era el proceso que yo tendría que seguir hasta conseguir la posesión de la vivienda.
Y por supuesto, que los que especulamos con la vivienda no le hacemos ninguna gracia.
Por lo visto esta hipócrita considera que hipotecar el piso heredado de su madre y luego no pagar la deuda y perderlo en una subasta, que eso no es especular. Pues no es cierto. Por supuesto que es especular. Es un fracaso estrepitoso, es una especulación negativa, pero es especular al fin y al cabo. Al especular se puede ganar dinero o se puede perder, dependiendo de que seamos más o menos listos, especuladores de éxito o unos perdedores.
El caso es que yo no le dije nada de todo esto, pero lo que sí le dije es que ella podría conocer sus derechos, pero que yo también conocía perfectamente los míos y que si bien era cierto que yo no podría meterme por las bravas en ese piso, eso no significaba que no fuera definitivamente mío y que una cosa es que yo me viera obligado a seguir un proceso de varios meses hasta obtener la posesión judicial y que otra cosa muy distinta era que ella tuviera derecho a hacerme esperar solo por tocar las narices, puesto que la vivienda llevaba vacía varios años, desde la muerte de su madre.
De hecho, no se trata de los derechos de ella sino de los míos. Es precisamente porque yo tengo derecho a tomar posesión del piso por lo que el juez acabará entregándomela. Es decir, ella no tiene derecho a retener la posesión del piso sino que soy yo quien tiene derecho a la misma, solo que por la negativa de ella a dármela pacíficamente es por lo que me veo en la necesidad de pedirle al juez que me la de el juzgado.
Pues nada, que no hubo forma humana de moverla de ahí. Estaba decidida a hacerme esperar todo el tiempo que fuera posible.
Y aún es más...
Sin que le fuera a servir para nada la tiparraca se personó en el procedimiento con abogado y procurador con el único afán de retrasar el desahucio. ¿Para qué si la casa lleva vacía años y ella tiene su propia casa?
Lo primero fue empadronarse ella y su pareja (los hijos son mayores y tienen sus propias familias) en la vivienda vacía y pedir que se la considerara familia en riesgo de exclusión social y que al amparo del la Ley 1/2013 se me negara la posesión del inmueble.
No digo que se mudara a vivir allí. No, simplemente se empadronaron. Se conoce que la respetabilidad de la judicatura ha caído tan bajo que ya hasta los lacayos se atreven a vacilarla con estas marrullerías de fullero.
Naturalmente se le negó la petición porque ni ella cumplía ninguno de los requisitos ni yo había sido el acreedor ni tenía nada que ver con él y sobre todo porque aún quedan unos pocos jueces que dictan sus resoluciones de acuerdo con la Ley, al contrario de lo que me pasó en Valladolid, que todavía no está resuelto.
Luego, cuando ya estaba señalada la fecha de la posesión para hoy 22 de enero, nos llama su abogado, así como si no nos llamara de parte de ella, sino como si fuera cosa de él y nos suelta que si la ofreciéramos una cantidad de dinero que nos daría las llaves.
¿Ahora?
Perdón, Sr. licenciado, pero yo no trato con según que tipo de gente y ella ya ha dejado claro quien es.
Y finalmente, la última gracieta ha sido empadronar a uno de sus nietos en la casa y antes de ayer solicitar al juzgado el mes de gracia que menciona la Ley.
Conclusión, que sí, que ha conseguido paralizar el lanzamiento de hoy...
Pero que ya tengo fecha definitiva para el Lanzamiento, que se va a llevar a cabo el próximo 20 de febrero.
O sea, que esta tipa marrullera lo único que ha conseguido con sus zorrerías ha sido retrasar la cosa un simple mes.
¡¡SOLO UN MES!!
Hace más de tres años escribí un encendido elogio a la gente honesta que abandona a tiempo los bienes subastados. Releedlo por favor.
En su día recibí muchas críticas por haberlo publicado, pero ahora os digo que estoy muy orgulloso de haberlo escrito, que es verdad de la A a la Z y que aún me quedé corto porque para la protagonista de hoy tendría que ampliar el ranking pues esta tipa no actúa para alargar su permanencia en la vivienda sino solo para joder al subastero y, sobre todo, porque a pesar de que efectivamente hay una gran mayoría de desahuciados que no son más que gente que ha tenido la mala suerte de sufrir especialmente esta última crisis, también es igualmente cierto que se puede perfectamente ser pobre o tener mala suerte pero seguir siendo honesto y que es en estas situaciones cuando se ve la madera de la que están hechas las personas y que hay un porcentaje de ciudadanos en España con muy mala catadura moral.
Un mes de más o de menos no va a ninguna parte en cuanto a la rentabilidad del negocio. El cabreo viene solo por la injusticia de la situación y porque el contacto con gente así de mala siempre es muy desagradable.
¿Os ha pasado a vosotros?
¿Habéis sufrido el trato con gente de esta catadura moral?