Me dicen que el mejor camino para elevar este blog a un nivel superior es conocer mejor a sus lectores, averiguar quienes son, como piensan, a qué se dedican, cuales son sus problemas y que esperan de mi.
Tengo identificar cada lector tipo y luego personalizarlos dándoles un nombre, una profesión y unas circunstancias y, una vez identificados uno a uno y sabiendo exactamente que buscan cuando entran al blog, escribir directamente para cada uno de ellos.
Uff, aquí hay tomate.
Y como soy un vago y este ejercicio me parece un triple salto mortal más allá de la Puerta de Tannhaüser voy a atajar por la vía de utilizar la chuleta de algunos de los lectores que también se han convertido en clientes, dándome la oportunidad de conocerles mejor.
Estos son algunos de ellos:
FRANCISCO
Francisco vive en Barcelona, tiene 45 años, es informático y lleva casi veinte años trabajando en IBM. Sencillamente no lo soporta más y acaricia la idea de mandarlo todo al carajo y adquirir la libertad de ser jefe de sí mismo, dedicarse a las inversiones inmobiliarias y no volver a acercarse a una pantalla de ordenador salvo para consultar el correo. Su motivación no es el dinero sino cambiar de vida y alejarse del estrés de trabajar en una multinacional.
Entre él y su mujer (también informática) juntan un salario mejor que bueno, lo que les ha permitido hacer varias inversiones inmobiliarias, de las que ahora obtienen algunas rentas. También ha tocado otros palos, como el mercado de valores o incluso una tienda que montaron, pero su conclusión es que su futuro está en el mercado inmobiliario.
Las subastas judiciales le hacen tilín, motivo por el que no se pierde ninguno de los post de Tristán el Subastero.
Está plenamente convencido de sus capacidades y no tiene ningún miedo a entrar en el negocio de las subastas. Lo que le da miedo es cortar las amarras y dar el salto de empezar por su cuenta.
OSCAR
Vive en valencia, tiene 30 años, trabaja en un banco y no está de ninguna manera harto de su trabajo, pero le atraen mucho las subastas judiciales como medio de redondear sus ingresos. Su motivación es ganar más dinero. Por eso devora todo lo que se publica sobre el tema y ha empezado a hacer averiguaciones sobre las mejores subastas de su localidad. Sus ahorros son muy exiguos y apenas le darían para comprar alguna plaza de garaje, pero tomó buena nota de la oferta de Tristán el Subastero acerca de que le interesaban todas las buenas oportunidades que se le ofrecieran y ahora está trabajando activamente en ese camino como vía de aprendizaje y de arrancar en este negocio.
No le tiene miedo a las subastas. Su único problema es la falta de liquidez.
MAITE
Es de Santander, tiene 40 años y hasta hace poco trabajaba de administrativa en una inmobiliaria, por lo que este negocio no le es ajeno del todo.
Dejar de trabajar le ha hecho pasar más tiempo en casa con sus hijas y se ha dado cuenta de que hay otra vida posible. Una vida en la que no sea necesario salir pitando de casa al trabajo y del trabajo a casa, en la que no existan jefes ni horarios y a poder ser, con poco trabajo y beneficios dignos, sin que sea necesario que sean excesivos.
Solo quiere pasar más tiempo con sus hijas.
Nunca sintió el menor interés en las subastas judiciales, pero ha llegado a la conclusión de que pueden ser la solución a su dilema pues podría trabajar a su aire, invirtiendo solo lo necesario para tener unos ingresos que sustituyeran su antiguo salario.
Además, tiene ahorrados unos cien mil euros, lo que es una excelente base con la que empezar.
Su problema es que no sabe por dónde empezar. Aún tiene que aprenderlo todo sobre las subastas.
RAMÓN
Vive en Madrid, tiene 35 años y ya es subastero. Trabajó muchos años en una inmobiliaria, donde aprendió mucho sobre el negocio inmobiliario y, además, a vender casas. Desde que perdió el trabajo comenzó a invertir sus ahorros en pequeñas subastas de la AEAT y de la Seguridad Social y ya ha ganado sus primeros euros. Incluso ha hecho tres incursiones para terceras personas en la primera división, la de las subastas judiciales, llegando a comprar un pisito de Vallecas al que no le va a ver el pelo al menos en 18 meses pues ha tenido la desgracia de comprarlo en el peor juzgado del mundo.
A pesar de ese patinazo, Ramón está convencido de que este negocio es su futuro y por eso lee los blogs de Tristán el Subastero, porque sabe que aún tiene un largo camino de aprendizaje.
MANUEL
Vive en Zaragoza, tiene 42 años y ni es ni quiere ser subastero. Ha llegado al blog de subastas judiciales buscando información porque se ha enterado por casualidad de que va a salir a subasta un piso en el que está muy interesado.
Está tan motivado con esta subasta que se ha leído medio blog del tirón, especialmente las entradas con la etiqueta "Pesadillas", motivo por el cual ahora no le llega la camisa al cuerpo y está a punto de tirar la toalla.
Le interesa mucho comprar esa vivienda, pero no quiere de ningún modo arriesgar todos sus ahorros en algo tan "peligroso" como una subasta.
ELENA
Vive en Sevilla, tiene 50 años y tampoco quiere ser subastera ni tener nada que ver con ellos. Su problema es que es copropietaria de una casa que heredó junto a sus hermanos y primos y, como la situación económica está muy achuchada para todos, han tomado la dolorosa decisión de terminar de una vez con todas con esta situación que tiene a la familia partida en dos desde que su primo Fermín, el benjamín, se quedó a vivir en la casa con la excusa de que acababa de regresar de estudiar en Estados Unidos y que solo se instalaría ahí durante unos meses, mientras buscaba una casa más adecuada.
Lo malo es que la casa más adecuada siempre es la que te sale gratis y desde que se coló allí han pasado casi veinte años durante los que no ha pagado ni un duro. Además, la casa es un pisazo grande y valioso y a todos les vendrá bien el dinero que recauden.
Ahora bien, la situación la tiene angustiada y así recaló en este blog, buscando información sobre las disoluciones de proindivisos.
Y aquí me quedo.
No están todos los que son pero sí son todos los que están.
Naturalmente que habrán quedado fuera muchos lectores/tipo.
Ya de entrada no he mencionado a los subasteros profesionales de toda la vida, pero eso es porque éstos no son los que más me leen, precisamente porque ya lo saben todo sobre las subastas y les aporto poco valor. También he dejado fuera a los muchos abogados que leen e incluso intervienen en el blog (hola, Jotaerre), a los que visitan el blog solo por entretenimiento, a los que lo hacen solo por el morbo de leer las barbaridades que escribe ese subastero, etc.
Y a ti, querido lector... te pido que me ayudes a perfilar la descripción de mis lectores. Quiero saber por qué recalan en mi blog, cuáles son sus problemas y que esperan de mi.
¿Tendrías la amabilidad de confirmarme si encajas en alguno de los tipos que he detallado?