Una estrategia, entre otras, para recuperar una propiedad afectada con un alquiler de renta antigua
Antonio, un lector del blog, me ha enviado amablemente el relato de cómo se libró del inquilino de renta antigua que había en una vivienda heredada. No es un relato tan truculento como me habría gustado, pero es... como la vida misma.
(...) Cuando falleció mi padre, el cual fue quien realizó el contrato de arrendamiento, heredé yo dicho piso junto con mi madre, al 50% cada uno. Entonces ya preví la posibilidad de que nos pudiera dar problemas y decidí acudir a un amigo abogado para que me aconsejara qué hacer en un primer momento, quien me dijo el típico refrán de “las medias para las piernas”, es decir, que me aconsejó que mi madre y yo llegásemos a un acuerdo entre herederos para que la propiedad quedase en manos de un único propietario y evitar así problemas; así mismo me dijo que me empadronase donde estuviera ubicado el piso y acudiese de nuevo a él dentro de unos años (seis concretamente) para ver la situación y empezar a emprender las acciones legales.
Pasados esos seis años, me puse en contacto con él y me explicó que ese tiempo que había transcurrido había sido necesario para que prescribiera la posibilidad de que yo me hubiera empadronado allí con el único motivo de arrebatarle el derecho al uso del piso así como para que prescribiese lo de “las medias para las piernas” puesto que si mi difunto padre tenía dos pisos y en vez de llegar a un acuerdo entre herederos con mi madre, nos hubiésemos quedado los dos con un porcentaje de propiedad del 50% en ambos pisos, el inquilino podría alegar que yo tenía un piso en propiedad en dicha ciudad (aunque sólo fuera un 50%) e impedir que le echáramos.
Aclarado esto me contó que para poder echarle yo tenía que ser padre de familia y con hijo menor a cargo, tener un trabajo, carecer de más pisos en propiedad en la ciudad y haber vivido en ella durante más de 5 años. También me comentó que lo que íbamos a hacer era simplemente reclamar el uso del piso puesto que lo necesitaba para vivir con mi familia y con mi hijo menor. El hijo menor, según me comentó, era el factor clave del proceso, (...) A pesar de todo esto me aconsejó llegar a un acuerdo puesto que los gastos no iban a ser baratos y que sólo usase la vía judicial como último recurso. Yo intenté mil veces llegar a un nuevo contrato del alquiler que aboliese el antiguo y que tuviera una renta más razonable o venderle el piso a un precio razonable, pero él R que R y al principio me decía que sí, pero luego, llegado el momento de firmar, siempre se echaba para atrás.
Total, que al final, harto de que ese individuo me tomase tanto el pelo (que es lo que estaba haciendo), le dije al abogado que estaba hasta las narices y que le quería echar del piso, para lo cual él me dijo que lo primero era acudir a un notario para que le hiciera un requerimiento notarial y así iniciar el proceso judicial.
Por fortuna él, que sabía que tenía todas las de perder, no complicó mucho las cosas, (...) y tras comprobar el juzgado que todo lo que había dicho en el notario era cierto, él “amablemente” dejó las llaves de la vivienda en el juzgado para que yo las fuera a recoger (digo lo de “amablemente” por que me imagino que se podría haber quedado y que hubiera sido necesario desalojarlo por la fuerza de la benemérita o la policía). Pero no te creas que la cosa quedó ahí, aún habiendo conseguido ya el piso, puesto que yo alegué que lo necesitaba para vivir, el juzgado me obligó a vivir en él durante 3 años y me dieron 6 meses para poder reformarlo y entrar a vivir en él, es decir, que a los gastos de mi amigo abogado, procurador,… se le suma la reforma del piso que, para que te hagas una idea de cómo me lo dejó, simplemente diré que el lavabo lo sujetaba una cuerda… Este es mi relato, espero que sea del agrado tuyo y de todos tus lectores del blog
Este es sólo un ejemplo, de los muchos que hay, que muestran cómo nos las tenemos que arreglar para solucionar los desaguisados que los políticos hacen con nosotros. A Antonio no le quedó más remedio que elegir un camino un poco largo para mi gusto, pero al menos lo hizo sin salirse de los cauces legales y sin tener que recurrir al mobbing.