Querida mamacita, aquí todos estamos bien y nos acordamos mucho de vos y de la viejita, que Dios guarde muchos años. Wilson y Medranda estudian mucho y su padre no trabaja porque la situación empeoró, pero la Virgencita me le va a encontrar trabajo muy pronto. Ahorita está todo el día aburrido y de mal humor y se las pasa agarrado al chupete de cerveza. Pero no me pega ni nada porque es muy buen padre y buen cristiano.
Ándele donde la niña Mirella y dígale que se apure en venir, que se la echa de menos y que aquí tendrá lo que necesite pues estamos para cuidarla y servirla. Que no se preocupe por los viracochas, que no son tan fieros como nos los pintaban de niñas, violentos y siempre sedientos de platica. Al contrario, a estos de ahora la plata se les cae de los bolsillos y parecen cojudos de cómo la regalan a manos llenas. Yo creo que ni se les para la pinga de tan mansos como parecen.
¿Se recuerda de Gladis, la mucama de la señora Berta, que en paz descanse? Pues se casó con un cholo y se vinieron a España y resulta que ahora somos vecinas y nuestros maridos se la pasan juntos todo el día hablando de allá, que parece como si no quisieran otra cosa que volver. Ni que estuvieran locos, con lo rebién que estamos acá, los niños estudiando en un colegio bilingüe y con los gastos médicos pagos del todo, aunque nosotros no podamos pagar nada, ya ve usted, conmigo limpiando donde doña Isabel y con el marido ahorita sin trabajo. Pero verá por qué le menciono a Gladis.
Resulta que hace cuatro años nos dieron a la vez la casa donde estamos, que aquí le llaman de Protección Pública y que significa que tenemos que pagarla muy poquito a poco, o algo así, que tampoco yo me entero mucho. A la inauguración vinieron muchos viracochas importantes y uno al que dicen Gallardón que es el regidor de aquí, de Madrid. Pues este señor don Alberto, cuando nos dió las llaves de las casas, nos dijo enhorabuena, habéis comprado en propiedad unas viviendas que hoy mismo, al entregaros las llaves, ya valen diez veces el precio que habéis firmado. Y este señor decía la verdad porque en el barrio donde estamos todas las casas valen por lo menos quinientos mil euros y a nosotros nos la dieron por solo sesenta mil. ¿Ve como le digo que los viracochas de ahorita son tontos y se les cae la plata del bolsillo?
Pero eso no es todo. Aún no le he contado lo de Gladis, que ha tenido mucha suerte en España a pesar de haberse casado con ese cholo que la trae a mal traer, todo el día agarrado al chupete y no durmiendo en casa casi nunca, que sospechamos que se trae sus jueguecitos con una de acá que le dicen Isabel y que está todo el día guarreando en la piscina enseñando sus pechos, que no me extraña que nuestros serranos, tan bravos, anden trás de ella. El caso es que como Gladis no tenía ahorros, pues que además de la ayuda de 18.000 euros que nos dieron al resto, a ella le han estado pagando el cuarenta por ciento de la hipoteca y lo peor es que hace tres años dejó de pagar y casi la echan de su casa. Pero ella es mucha Gladis y se fue a una emisora de televisión que acá le dicen Antena 3 y salió pidiendo ayuda para no quedarse en la calle y los viracochas de todita España le hicieron una colecta para pagarle al banco lo que debía. Fíjese mamacita querida lo huevones que son estos viracochas que le dieron dinero incluso de sobra, que hasta hoy han estado viviendo con lo que le quedó, o eso dicen.
Eso fue hace dos años, pero ahorita tampoco pagó y hace dos semanas le hicieron la subasta de la casa. Y allá fue Gladis al juzgado, como una serrana valiente, que quería saber a cuánto le vendían la casa por si sobraba algo de platica para ella y que no la engañasen. En la subasta se sentó al lado de un viracocha muy guapetón y bien plantado al que dicen Tristán, quien le dijo que no se preocupase que seguro que sobraría dinero, pero incluso este señor tan elegante se llevó sorpresa con el precio de la subasta, que fue de doscientos once mil euros, ni uno menos, de los que para Gladis van a ser por lo menos ciento veinte mil, eso le dijo.
Tan contentos están con su buena suerte que su hombre ya se quiere volver todo rico a la sierra, pero Gladis que es muy lista ha dicho que de eso nada, que dónde van a estar mejor que en España y ha mandado la plata allá para hacerse una hacienda y se ha apuntado enseguida a las listas de los que buscan casas de estas que les dicen protegidas, porque estos cojudos seguro que le dan otra y repite el negocio. Mientras tanto en una oficina de viracochas que se ocupan de ayudar a los forasteros, creo que aquí le llaman "asuntos sociales" o algo así, les han dicho que no se preocupen, que cuando les echen de aquí ellos se ocuparan de buscarles acomodo.
Se lo cuento para que le diga a Mirella que aquí la Virgen nos cuida requete bien a los serranos y que no tenga miedo y se apure en venir, que dios y la Virgen miren por usted y la viejita y que todo les vaya bien. Les extraño mucho, ¿será que pronto vendrán a vernos?