A ver qué os parece lo que me ha ocurrido recientemente con una cliente.
Me llamó tres semanas antes de parte de un antiguo cliente, que era su primo, al que yo le había comprado su piso en el 2.002 y tuvimos una reunión en la que me contó lo que estaba buscando. Nada demasiado difícil, un piso de tres dormitorios de unos 80 m2 en una de las ciudades dormitorio cercanas a Madrid. El único problema hoy en día es que salgan subastas con deudas asequibles en vez de las hipotecas exorbitantes que ahora son la norma.
En la reunión estuvo muy simpática y aceptó sin problemas todas mis rarezas. A saber, que me tenía que hacer el poder notarial que mencioné en el anterior post, que mis honorarios eran del 6% innegociable sobre el precio de compra y que tengo la mala costumbre de cobrar a la vez que el juzgado, es decir a la vez que se remata la subasta.
En esta ocasión se dio la extraña circunstancia de que no tuve que buscar mucho porque en el siguiente listado de subastas apareció una que le cuadraba perfectamente, no tenía cargas, la deuda era pequeña y eran los propios demandados quienes vivían en la casa. Todo perfecto, la casa le encantó y muerta de nervios decidió que lo intentaríamos.
El día de la subasta la mujer estuvo también encantadora, la verdad es que es muy simpática, pero unos minutos antes de que se abriera el telón, salió la gitana que llevaba dentro y me soltó:
Por cierto Tristán, no te vayas a creer que por lo poco que te ha costado esta subasta te voy a dar el 6%. Habrá que negociarlo.
No abrí la boca en toda la subasta ni ofrecí puja alguna y justo al final, cuando estaba a punto de adjudicarse a otro subastero, ante los codazos que me estaba dando, simplemente le dije que estuviera tranquila, que todo estaba controlado y que luego se lo explicaba. Al salir le dije que no había nada que explicar, que los acuerdos estaban para ser cumplidos y que la siguiente vez que quisiera comprar algo en subasta SE LO ENCARGASE AL CORNUDO DE SU MARIDO.
Y ahora añado, por si ella leyese este post, que tuvo muchísima suerte de decirme aquello un minuto antes de la subasta y no un minuto después, porque si me sale con esas tras la adjudicación, ahora mismo estaría yo trabajando gratis para el demandado y puede dar por seguro que no vería el piso por dentro hasta dentro de unos añitos.
¿Qué os parece?, ¿exageré en mi cabreo?, ¿debí haber contemporizado?, ¿hice bien?