Este va a ser un nuevo epílogo de "24 horas" el post anterior.
Me han dado la noticia esta misma mañana y me he quedado helado. Como hace solo unos días que os hablé de él seguro que todos recordáis perfectamente a ese gitano tan simpático que me sacó 700 euros y al que bauticé para el post como Antón. Pues el caso es que Antón ha muerto hace poco de una descarga eléctrica cuando intentaba robar cobre junto a su banda.
Ya está ya lo he dicho. Ahora lo voy a desarrollar un poco. Resulta que al relatar aquella aventura, lo hice resumiendo bastante porque tampoco se trataba de escribir una relación exhaustiva de todos los hechos. Por ejemplo no mencioné que cuando mi cliente, el auténtico comprador del piso, y yo salimos de la vivienda, lo primero que hicimos fue llamar al carota que nos había cobrado 1.000 euros por una Posesión que él ya sabía que no tenía (pues él mismo ya la había vendido a cambio de la mudanza) y cuando le echamos en cara la situación y le mencionamos que el ocupa se declaraba emparentado con él, nos preguntó haciéndose de nuevas:
- ¿Es un gitano bajito y un poco enclenque?
- Pues sí.
- ¿Tiene una barba muy corta y así como sucia?
- Pues también.
- Jooooder, ese es el Antón. Tened mucho cuidado con él pues lleva pistola y es el jefe del barrio, el que lo controla todo.
- Gluuuup
La verdad es que no le hicimos mucho caso porque nuestro Antón no tenía precisamente pinta de controlar nada. Parecía más bien inofensivo, aunque nunca se sabe.
Tampoco mencioné que a lo largo del regateo que condujo a la cifra definitiva de 700 euros, cuando yo le insistía en que tan fácilmente como había entrado en nuestro piso podría entrar en cualquier otro, él me contestaba, bastante vehementemente, que él era un empresario muy ocupado y que no podía perder el tiempo en esas cosas, que tenía más de cinco empleados y muchas cosas que hacer.
Al final resultó que decía la verdad. Lo que nunca hubiera podido imaginar es que su empresa fuera minera y se dedicara a la extracción y comercialización del cobre. Qué actividad más noble, con lo mucho que le hace falta a la sociedad moderna.