"La determinación final de estas reducciones dependerá de los nuevos resultados que obtengamos en nuestro examen interno, y de los desarrollados en el mercado", señala el comunicado.
"También analizaremos si alguna parte de estas reducciones puede afectar a los resultados de 2007", señala Credit Suisse en el comunicado, que dice haber difundido en aras de la transparencia.
Dicho de otra forma, no tienen ni la más remota idea del impacto real de esas depreciaciones. No saben si se han quedado cortos o largos y no saben si serán necesarias más depreciaciones. Es decir, no saben lo que guardan en sus balances.
Es un nuevo ejemplo de lo que habíamos comentado hace tiempo sobre los bancos. Sus balances son auténticas cajas negras indescifrables. No se puede saber lo que de verdad esconden, ya que no lo saben ni los propios bancos.
Cuando empiezo a analizar una empresa, el primer paso es siempre descomponer el balance lo máximo posible, para poder tener una idea (por lo menos aproximada) del riesgo financiero de esa empresa. Mi principal frustración es que eso, hoy por hoy, es imposible hacerlo con los bancos. Y como no puedo hacer una estimación del riesgo financiero, no puedo hacer una valoración coherente y adecuada. Lo uno no puede venir sin lo otro. Por eso he decidido no publicar mi Informe Big Banks. No tendría ni la calidad ni la base teórica mínima exigible.
Dicho esto, creo que los bancos van a sobrevivir a esta crisis de la misma forma que ya lo hicieron en las crisis pasadas. Configuran un sector estratégico imprescindible que sufre crisis periódicas. El hecho de no poder analizarlos como acostumbramos, no implica que no creamos que haya valor en las entidades financieras. Lo hay y mucho. Pero esto es una cuestión de fe, que sólo se soporta en la creencia en el capitalismo. Nada más. No hay nada “value” detrás de esta idea.
Por eso, más que nunca, es imprescindible que los inversores en bancos piensen en el largo plazo. No hay nada que pueda “guiarles” a corto. Nadie puede saber dónde y cuándo terminarán las crisis, las depreciaciones y las provisiones. Lo único que se puede intuir es que esta crisis no es el final del sistema financiero y que, a largo plazo, todo volverá a su cauce.
Los que no puedan aguantar un tiempo indeterminado o no puedan soportar la presión de la incertidumbre, no sólo deberían vender sino que, además, nunca deberían invertir en RV. Al resto (ente ellos mi padre, accionista del Banco de Santander) sólo se les puede recomendar calma, paciencia y reinversión del dividendo. Así es la Renta Variable.