Sociedad de inversión

Una sociedad de inversión es una entidad financiera que reúne el dinero de múltiples inversores para invertir en una cartera diversificada de activos financieros, como acciones, bonos, instrumentos del mercado monetario y otros valores.

Una sociedad de inversión es un tipo de empresa que se dedica a invertir en distintos activos financieros, como acciones, bonos, bienes raíces, entre otros. Pero no invierte con sus propios recursos, sino con el dinero que le entregan personas que confían en su habilidad para gestionar y hacer crecer ese capital. Podríamos pensar en ellas como si fueran huchas gigantes en las que muchos invertimos nuestro dinero con la esperanza de que crezca.

Lo más destacable de estas sociedades es que permiten a inversores individuales, que quizás no cuenten con grandes sumas de dinero, el acceso a mercados y activos que de otra forma podrían estar fuera de su alcance. De esta manera, las sociedades de inversión facilitan que las personas comunes y corrientes puedan beneficiarse de las oportunidades de crecimiento que ofrecen los mercados financieros.

Sin embargo, y esto es importante, invertir en una sociedad de inversión no significa que vayas a ganar dinero seguro. Las inversiones siempre conllevan riesgos y es posible que pierdas parte o todo tu dinero. Es por eso que siempre se recomienda investigar bien y considerar tus propias necesidades, objetivos de inversión y tolerancia al riesgo antes de invertir.

Estas sociedades se rigen por normativas muy estrictas que buscan proteger a los inversores. Por ejemplo, están obligadas a diversificar sus inversiones para evitar la concentración de riesgos, y a publicar regularmente información sobre sus operaciones y resultados para que los inversores puedan tomar decisiones informadas.

Una curiosidad sobre las sociedades de inversión es que no pagan impuestos sobre las ganancias que obtienen de sus inversiones. Esto puede sonar extraño, pero tiene una explicación. Los beneficios que obtienen de sus inversiones se reparten entre los inversores en forma de dividendos o incrementos de valor de las participaciones, y son estos inversores los que deben pagar impuestos sobre esas ganancias cuando las reciben. De esta manera se evita la doble imposición, es decir, que se paguen impuestos dos veces sobre los mismos ingresos.

Otra peculiaridad es que su valor viene determinado por la suma de los precios de mercado de todos los activos que tienen en propiedad. A esto se le llama el valor neto del activo o NAV (por sus siglas en inglés). Esto significa que el valor de una sociedad de inversión está directamente ligado al rendimiento de las inversiones que ha hecho. Si las inversiones van bien, el valor de la sociedad sube; si van mal, baja.

En España, las sociedades de inversión se dividen en dos grandes grupos: las instituciones de inversión colectiva (IIC) de carácter financiero y las de carácter no financiero. Dentro de cada uno de estos grupos, existen diferentes tipos.

Las instituciones de inversión colectiva de carácter financiero se pueden dividir en dos tipos principales: las sociedades de inversión de capital variable (SICAV) y los fondos de inversión.

Las SICAV son sociedades anónimas cuyos accionistas aportan capital con el objetivo de invertir en diferentes activos financieros. La peculiaridad de las SICAV es que el capital no es fijo, sino variable, es decir, puede aumentar o disminuir dependiendo del número de acciones que se compren o vendan. Es importante mencionar que estas sociedades son muy populares en España debido a su ventajoso tratamiento fiscal.

Los fondos de inversión, por otro lado, son patrimonios sin personalidad jurídica que se forman con las aportaciones de varios inversores, y cuya gestión y representación corresponde a una sociedad gestora. El patrimonio del fondo se divide en participaciones, y cada inversor es dueño de tantas participaciones como haya adquirido.

Por otro lado, las instituciones de inversión colectiva de carácter no financiero son aquellas que invierten en activos que no son financieros, como inmuebles o materias primas. Las más conocidas son las sociedades de inversión inmobiliaria, que invierten principalmente en inmuebles de cualquier tipo con el objetivo de alquilarlos y obtener así una renta, y las SOCIMI, que como la anterior, se centran específicamente en la adquisición y desarrollo de propiedades inmobiliarias de naturaleza urbana para su alquiler. En este tipo de sociedades, los inversores adquieren acciones de la sociedad y se convierten en copropietarios de los inmuebles.

Además, en los últimos años, han ganado popularidad las sociedades de inversión libre o hedge funds. Estas sociedades tienen una regulación menos estricta y pueden invertir en una amplia variedad de activos y emplear estrategias de inversión más arriesgadas.

Por último, cabe mencionar las sociedades de inversión de capital cerrado, también conocidas como private equity, que invierten en empresas no cotizadas con el objetivo de mejorar su gestión y venderlas posteriormente obteniendo un beneficio.

Invertir en una sociedad de inversión puede tener varias ventajas y desventajas que es importante entender antes de tomar una decisión.

Comenzando por las ventajas, la primera que salta a la vista es la diversificación. Al invertir en una sociedad de inversión, estás invirtiendo en un conjunto diverso de activos. Esto ayuda a mitigar el riesgo al no tener todos los huevos en la misma cesta. Si un activo en la cartera de la sociedad de inversión no rinde bien, es posible que otro activo esté teniendo un buen desempeño, compensando la pérdida.

Otra ventaja es la gestión profesional. Las sociedades de inversión están dirigidas por gestores profesionales que tienen experiencia y conocimiento en la selección y gestión de inversiones. Como inversor individual, podrías no tener el tiempo o la experiencia para gestionar de forma efectiva tu cartera, por lo que esta puede ser una gran ventaja.

El acceso a mercados y activos que de otra manera podrían estar fuera del alcance de los inversores individuales es otra ventaja importante. Algunos activos o mercados pueden tener un coste de entrada alto o pueden ser difíciles de acceder para los inversores individuales.

Pasando a las desventajas, un aspecto a tener en cuenta son las tarifas. La gestión profesional no es gratuita. Las sociedades de inversión cobran tarifas por su servicio, que pueden reducir tu rendimiento neto.

Otra posible desventaja es la falta de control. Cuando inviertes en una sociedad de inversión, delegas las decisiones de inversión en los gestores de la sociedad. Si eres alguien que prefiere tener un control total sobre tus inversiones, esto puede ser una desventaja.

Por último, no todas las sociedades de inversión son iguales y pueden presentar diferentes niveles de riesgo. Algunas pueden estar más expuestas a ciertos mercados o sectores, y si estos sufren, tu inversión también lo hará. Es importante entender el perfil de riesgo de la sociedad de inversión antes de invertir.

Habiendo explicado qué son las sociedades de inversión, sus distintos tipos y las ventajas y desventajas de invertir en ellas, veamos algunos ejemplos reales que ilustren este concepto y nos ayuden a comprender su funcionamiento en el mundo real.

En España, las sociedades de inversión son bastante comunes y se pueden encontrar en varias formas. Por ejemplo, las "Sociedades de Inversión de Capital Variable" (SICAV) son un tipo muy popular. "Bestinver Global, SICAV" es un buen ejemplo de ello. Esta SICAV es gestionada por la gestora de fondos Bestinver y tiene un enfoque de inversión global, con una cartera diversificada que abarca distintos mercados y sectores.

Otro ejemplo sería una "Sociedad de Inversión Mobiliaria" (SIM), como "Cartera Bellver, SIM" gestionada por Renta 4 Gestora. Esta sociedad tiene un enfoque más concentrado en la inversión en valores mobiliarios, como acciones y bonos.

En cuanto a las "Sociedades de Inversión Inmobiliaria" (SII), "Merlin Properties, SOCIMI, S.A." es uno de los ejemplos más destacados en España. Esta sociedad invierte principalmente en inmuebles de uso comercial, como oficinas, centros comerciales y logística.

Finalmente, en el sector de las "Sociedades de Capital Riesgo" (SCR), encontramos entidades como "Nauta Capital, SCR, S.A.", que se enfocan en la inversión en empresas de nueva creación o en crecimiento, especialmente en el sector tecnológico.