Llegó el temido Día de la Liberación, aunque no será hasta última hora de la noche cuando el presidente de EEUU, Donald Trump, anuncie hoy los detalles de su gran ofensiva arancelaria contra el mundo, que se prepara para una escalada de la guerra comercial. Ayer, desde Bruselas, un llamamiento a la calma ante el nerviosismo de todos los sectores económicos que pueden verse afectados por el fuego cruzado a ambos lados del Atlántico y del Pacífico: "Europa tiene un plan sólido".
Es más, "la UE tiene el poder de contraatacar", en palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que insistió en que su principal objetivo es "encontrar una solución negociada" pero, al mismo tiempo, estar preparada con "contramedidas firmes" para responder a los aranceles recíprocos que hoy se anuncien desde Washington y que en su mayoría empezarán a aplicarse mañana mismo.
"Si es necesario, protegeremos nuestros intereses, a nuestra gente, a nuestras empresas. Quiero ser muy clara con el objetivo de nuestra respuesta", apuntó la presidenta de la CE. Sin embargo, pocas pistas más sobre su hoja de ruta, más allá de las represalias contra los aranceles al acero anunciadas hace tres semanas y que afectarán a las exportaciones estadounidenses a la UE por valor de 26.000 millones de euros -y que tampoco han sido detalladas en su totalidad-, que en principio se aplicarán desde mediados de abril.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, añadió que "la mejor forma de defender nuestra relación transatlántica es invertir más en nuestra propia defensa", en relación al plan de inversión que los líderes europeos apoyaron hace dos semanas.
España reiteró ayer su compromiso de llegar al 2% del PIB en gasto en defensa, tal y como exige EEUU a todos los miembros de la OTAN, al tiempo que apostó por seguir negociando con la Casa Blanca para evitar la guerra comercial. Aun así, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha insistido en que está preparado para afrontar la situación.
La semana pasada anunció un plan de contingencia, que se ajustará según lo que anuncie Trump, para proteger a los afectados por las medidas arancelarias, que en el caso español podrían impactar gravemente en el sector agrícola, aunque las tarifas se aplicarán de forma generalizada a todos los sectores. Se especula con un tipo del 20%, aunque puede haber sorpresas.
Además, falta por ver si se materializan, o no, otras amenazas, como un arancel del 200% al vino europeo que se exporte a EEUU. También el tipo del 25% a todos los países que compren petróleo a Venezuela, como es el caso de España. Y una tarifa similar a todos los coches no fabricados en EEUU.
Ayer, la Comisión Europea adoptó una propuesta precisamente para aliviar a la industria automovilística ante la presión de EEUU y China, dotando de más flexibilidad a los constructores en el recorte inmediato de CO2 en coches y furgonetas y medidas de corte proteccionista para blindar al sector. Además, mantiene los aranceles del 35% a los vehículos chinos y de casi el 8% a Tesla.
Esta es, precisamente, una de las quejas de Trump y el argumento que ha utilizado para defender sus aranceles recíprocos. En su caso, también considera el IVA que cobra la UE como un arancel que castiga las exportaciones estadounidenses.
Washington también tiene que concretar si los aranceles se suman cuando coinciden varios sobre el mismo producto o si solo se aplica el tipo más alto. En el caso de México y Canadá, por ejemplo, Trump ya alertó de que el nuevo tipo general que podría empezar a aplicarse a partir de mañana se suma al 25% que ya está en vigor para el acero y el aluminio.
Mientras, Europa busca reforzar alianzas con otros socios internacionales. Von de Leyen defendió ayer la necesidad de diversificar las relaciones con terceros países e hizo hincapié en que el acuerdo comercial que Bruselas ha sellado con Mercosur "se ha convertido en un símbolo..., en un acuerdo anti-Trump".