Simplificando al máximo, la teoría sería al contrario:
- Tipos de interés alto restringen el consumo y enfrían la economía, por lo que los precios bajan.
- Tipos de interés bajo fomentan el consumo y calientan la economía, por lo que los precios suben.
Por tanto, en un entorno inflacionario la respuesta de los bancos centrales es la subida de tipos de interés, como el acaecido durante los últimos años post pandemia y guerra de Ucrania: una desbocada subida de los precios provoca una fuerte subida de tipos; posteriormente, ante una previsible contracción económica se reacciona bajando tipos paulatinamente en un afán de conseguir el tan ansiado aterrizaje suave de la economía.
En términos generales y a falta de ver cómo evolucionan las cosas a corto y medio plazo (para mí el entorno actual ya sería otra pantalla diferente a la comentada, por el calado de las medidas tomadas y sus consecuencias), se puede decir que esto último se ha conseguido, pues a diferencia de otras ocasiones, la crisis inflacionaria no se ha solventado mediante una fuerte destrucción de empleo como en casos anteriores.
No obstante, respecto a esto último habría que indicar que este hecho se encuentra especialmente marcado por el hecho de que en los últimos tiempos se se ha producido un notable reparto de las horas trabajadas, especialmente en España así como en otros países del ámbito europeo (véase Alemania).
Por otro lado, me gustaría reseñar que dicho análisis aplica solamente al enfoque macroeconómico, y no así al micro que sentimos todos en el día a día. En este último es evidente el deterioro del poder adquisitivo de la clase trabajadora. Uno de los motivos del mismo sería la inflación real soportada (tipos de interés globales e impuestos locales), junto con las crisis de precios en determinados sectores como vivienda o transporte privado, por lo que ese ya es un incendio que tiene múltiples focos y que desde luego no se puede abordar desde una perspectiva tan simplista como la teoría macroeconómica.