Es complicado de entender. Digamos que en su momento no había mal rollo, pero los años pasan y el mal rollo provocado por una enfermedad puede llegar a causar estragos.
El problema está en que el hijo aceptó el testamento de la madre, porque el buen rollo con su padre era palpable, público y notorio. Realmente fue una decisión del notario, para proteger los derechos del padre, supongo, ante futuribles impertinencias de los hijos.
Total, que la vida del hijo da muchas vueltas, el padre no asume ni acepta estos cambios y cambia su relación.
El padre decide dejar en testamento el piso a otra persona y el hijo posee todavía el usufructo que le dejó el notario al abrir el testamento de la difunta madre. Pero el hijo y esa tercera persona ni se conocen...
¡La de cosas que ocurren en la vida!
Gracias por tus aportaciones.
Un saludo cordial
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.