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Fimarge: informes, noticias y más
Hola a todos, aquí os dejo un fragmento de la carta anual de Fimarge:
Comentario 2019
Estimado co-inversor,
¿Qué es eso tan obvio que han visto los Bancos Centrales para que cambien su política monetaria en tan poco tiempo y de forma coordinada? Deberíamos por lo menos reflexionar, en vez de celebrar adormilados los nuevos estímulos con nuevos máximos en un contexto en que los beneficios empresariales apenas han avanzado y la macro global se está claramente desacelerando. Lo cierto es que los Bancos Centrales han conseguido que metabolicemos medidas extraordinarias de política monetaria como algo normal, disparando los niveles de complacencia y empujando a muchos gestores que practican eso del “Asset Allocation” a subirse al carro y abandonar cualquier intento de mantenerse en la soledad de un mercado en el que todo el mundo gana menos tú. Decía Keynes que los mercados pueden mantener su
irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia. Razón no le faltaba, y es curioso, porque además se le considera uno de los inventores de la política monetaria moderna - allá por los años de la Gran Depresión - que nos ha llevado hasta este punto de sobre intervencionismo e hiper regulación en que el Sr. Mercado cotiza más la presencia de estímulos, que la propia expectativa de éxito de tales estímulos en la economía real.
En Fimarge hace tiempo aprendimos que tratar de acertar la dirección de los mercados en los siguientes 12 meses no tiene sentido, principalmente porque el corto plazo es totalmente impredecible, más aún estando en manos de quien estamos, y porque el 90% de nuestro tiempo consiste en el análisis de empresas cuya evolución a largo plazo es, honestamente, más predecible. En una cosa el Sr. Mercado sí ha acertado: en cotizar las buenas compañías y las malas, posiblemente exagerándolo, pero en nuestra opinión en la correcta dirección. Digamos que lo barato - y malo - se ha abaratado, y lo caro - y bueno - se ha encarecido, lo que nos indica un síntoma más de que las cosas no están tan bien como reflejan los índices. Históricamente cuando el mundo funciona y los tipos de interés y la inflación son “normales”, la prima con que cotizan las buenas compañías – medidas por ejemplo en términos de ROCE, márgenes o crecimiento orgánico - es menor. Lo que tenemos ahora es todo lo contrario. Un mundo anestesiado a tipos negativos, sin inflación ni crecimiento, que empuja a los inversores más conservadores, muchos huidos de la renta fija, hacia alternativas como la renta variable de calidad. Digamos que la calidad y la visibilidad se pagan en tiempos de incertidumbre, y esa creemos que seguirá siendo la costumbre en los próximos trimestres.
Hay que asumir que la volatilidad - que por ahora no tenemos - forma una parte inherente no solo de las economías, sino de las bolsas. Por eso hay que estar siempre invertido. Simplemente tratamos de tener negocios cuya posición al final de un ciclo sea mejor que la que tenía al final del ciclo anterior, evitando modelos incomprensibles, y empresas cuya variabilidad sea demasiado alta como para digerir en qué momento de su ciclo se encuentra.
Decirles que los gestores y analistas de Fimarge hemos realizado recientemente nuevas aportaciones personales a nuestros fondos, y seguiremos haciéndolas de forma periódica. Por último, en esta segunda carta anual que coincide con el final de un año dulce, simplemente queremos invitarle a seguir leyendo, no sin antes reiterarle nuestro agradecimiento por su confianza, deseándole un extraordinario 2020.
Guillem Bienert y Javier Tomé
Un año atípico
Es interesante discriminar cuánto de la apreciación o contracción de los índices ha venido por crecimiento de beneficios, y cuánto por expansión o contracción de múltiplos. Pues bien, en 2019 hemos visto una de las mayores expansiones de múltiplos de la historia. El P/E, por poner un ejemplo, se ha expandido un ~20%, con unos beneficios empresariales planos (y en algunos casos como el del S&P 500 negativo), lo cual nos indica cuánto se ha encarecido la bolsa desde unos niveles de partida ya altos. El problema – y aquí viene otro diagnóstico – es que para haber capturado tal subida, se debería haber estado invertido en un puñado de valores tecnológicos muy concentrados, que son los que al final han recibido el enorme flujo de dinero de parte de los ETF, los claros ganadores frente a la gestión activa y tradicional. Si miráramos al Nasdaq, con un +39% en 2019, veríamos que Apple aporta un 22% de ese 39%, Microsoft (que hemos tenido) un 16%, y Amazon un 6%. Es decir, no se trata de un sector en concreto, sino de no más de 10 compañías de un sector concreto que han generado casi 3⁄4 partes del rendimiento. En el S&P 500, por poner otro ejemplo, solo 3 sectores lo han hecho mejor que su índice, de los cuales 2 (el financieros y TMT) lo superan por poco.
JP Morgan publicaba el otro día un desglose de la fuente de beneficios empresariales del S&P 500 en 2019. Con unos BPA de -4% vs. 2018, los ingresos crecen solo un 2,3% (bastante en línea con el PIB, lo cual tiene cierta lógica), pero los márgenes se contraen en casi un 8%, suavizándose con la recurrente recompra de acciones, que sumaria un ~2%. Esto último también está detrás del apoyo de los índices. En otras palabras. Las grandes empresas americanas prefieren invertir cada vez más en sus propias acciones, en vez de invertir en proyectos de crecimiento a largo plazo. Lo que está claro es que este es ya hace tiempo el ciclo expansivo más largo de la historia, aunque con diferencia el más débil. Para la bolsa el resultado es similar: 129 meses dura ya la subida del S&P 500 desde sus mínimos en marzo de 2009 sin una corrección de al menos el 20%, con una revalorización acumulada del 378%. Nunca antes había pasado. Para ponerlo en contexto, el anterior ciclo más largo fue de 113 meses, aunque con la revalorización del 417% que culminó en mazo del 2000.
En Europa las cosas son algo diferentes, pero no mucho: 9 valores de los 50 que componen el Euro Stoxx 50 contribuyen a más de la mitad del 25% de rendimiento del índice (ASML, LVMH, SAP, Linde, Airbus, Allianz, Sanofi, Adidas y BNP). El P/E aquí ha pasado de 12x a 16x, lo cual es llamativo si tenemos en cuenta que 1⁄4 parte del índice son aún bancos, seguros, químicas y petroleras, que por sus fundamentales y rentabilidades comparadas a sus costes de capital, no merecen cotizar mucho más allá de 10x. Una vez más, las buenas compañías se han encarecido, y las malas se han abaratado.
Atribución de resultados
En este segundo año de la versión UCIT de nuestra estrategia Balanced Portfolio, cuya rentabilidad del 7,72% recupera las pérdidas del año pasado, el foco ha sido la reinversión de los bonos que vencían o nos amortizaban anticipadamente, en otros emisores cuya evolución fundamental fuese igualmente buena ofreciendo aún rentabilidad en duraciones razonables. Hemos desestimado la “clásica” alternativa de reducir la calidad de la cartera en aras de perseguir rendimiento, y pesar de haber estado prácticamente todo el año invertidos al máximo de lo que podíamos en renta variable, lo cual no nos ha ido mal, en crédito deberíamos haber sido más agresivos. La renta variable ha aportado a la cartera cerca de un 7% en retorno total (incluidos dividendos), lo que implicaría cerca de un 24% en valor absoluto si lo comparáramos con las principales bolsas.
En la parte de bolsa, los 5 mejores contribuidores por orden ha sido las mineras de oro Barrick Gold y Newmont Goldcorp tras materializar sus respectivas fusiones con Randgold Resources y Goldcorp ayudadas también por la apreciación del precio del metal, Atlas Copco con cerca de un 90% (de la que hablábamos precisamente hace 1 año en esta misma carta), Microsoft, y Avon Rubber. Entre las peores cabe nombrar a Teva Pharmaceutical con un -27% y sus problemas en el macro juicio por los opiáceos en EEUU, Cameco, 3M (cuyos resultados han estado claramente por debajo de lo que esperábamos), de nuevo Groupe Guillin y Neurones. De las 10 compañías nombradas, solo 2 - Newmont Goldcorp y 3M - se han vendido en su totalidad.
Rentabilidades
Principales posiciones
Distribución de Cartera
Comentario 2019
Estimado co-inversor,
¿Qué es eso tan obvio que han visto los Bancos Centrales para que cambien su política monetaria en tan poco tiempo y de forma coordinada? Deberíamos por lo menos reflexionar, en vez de celebrar adormilados los nuevos estímulos con nuevos máximos en un contexto en que los beneficios empresariales apenas han avanzado y la macro global se está claramente desacelerando. Lo cierto es que los Bancos Centrales han conseguido que metabolicemos medidas extraordinarias de política monetaria como algo normal, disparando los niveles de complacencia y empujando a muchos gestores que practican eso del “Asset Allocation” a subirse al carro y abandonar cualquier intento de mantenerse en la soledad de un mercado en el que todo el mundo gana menos tú. Decía Keynes que los mercados pueden mantener su
irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia. Razón no le faltaba, y es curioso, porque además se le considera uno de los inventores de la política monetaria moderna - allá por los años de la Gran Depresión - que nos ha llevado hasta este punto de sobre intervencionismo e hiper regulación en que el Sr. Mercado cotiza más la presencia de estímulos, que la propia expectativa de éxito de tales estímulos en la economía real.
En Fimarge hace tiempo aprendimos que tratar de acertar la dirección de los mercados en los siguientes 12 meses no tiene sentido, principalmente porque el corto plazo es totalmente impredecible, más aún estando en manos de quien estamos, y porque el 90% de nuestro tiempo consiste en el análisis de empresas cuya evolución a largo plazo es, honestamente, más predecible. En una cosa el Sr. Mercado sí ha acertado: en cotizar las buenas compañías y las malas, posiblemente exagerándolo, pero en nuestra opinión en la correcta dirección. Digamos que lo barato - y malo - se ha abaratado, y lo caro - y bueno - se ha encarecido, lo que nos indica un síntoma más de que las cosas no están tan bien como reflejan los índices. Históricamente cuando el mundo funciona y los tipos de interés y la inflación son “normales”, la prima con que cotizan las buenas compañías – medidas por ejemplo en términos de ROCE, márgenes o crecimiento orgánico - es menor. Lo que tenemos ahora es todo lo contrario. Un mundo anestesiado a tipos negativos, sin inflación ni crecimiento, que empuja a los inversores más conservadores, muchos huidos de la renta fija, hacia alternativas como la renta variable de calidad. Digamos que la calidad y la visibilidad se pagan en tiempos de incertidumbre, y esa creemos que seguirá siendo la costumbre en los próximos trimestres.
Hay que asumir que la volatilidad - que por ahora no tenemos - forma una parte inherente no solo de las economías, sino de las bolsas. Por eso hay que estar siempre invertido. Simplemente tratamos de tener negocios cuya posición al final de un ciclo sea mejor que la que tenía al final del ciclo anterior, evitando modelos incomprensibles, y empresas cuya variabilidad sea demasiado alta como para digerir en qué momento de su ciclo se encuentra.
Decirles que los gestores y analistas de Fimarge hemos realizado recientemente nuevas aportaciones personales a nuestros fondos, y seguiremos haciéndolas de forma periódica. Por último, en esta segunda carta anual que coincide con el final de un año dulce, simplemente queremos invitarle a seguir leyendo, no sin antes reiterarle nuestro agradecimiento por su confianza, deseándole un extraordinario 2020.
Guillem Bienert y Javier Tomé
Un año atípico
Es interesante discriminar cuánto de la apreciación o contracción de los índices ha venido por crecimiento de beneficios, y cuánto por expansión o contracción de múltiplos. Pues bien, en 2019 hemos visto una de las mayores expansiones de múltiplos de la historia. El P/E, por poner un ejemplo, se ha expandido un ~20%, con unos beneficios empresariales planos (y en algunos casos como el del S&P 500 negativo), lo cual nos indica cuánto se ha encarecido la bolsa desde unos niveles de partida ya altos. El problema – y aquí viene otro diagnóstico – es que para haber capturado tal subida, se debería haber estado invertido en un puñado de valores tecnológicos muy concentrados, que son los que al final han recibido el enorme flujo de dinero de parte de los ETF, los claros ganadores frente a la gestión activa y tradicional. Si miráramos al Nasdaq, con un +39% en 2019, veríamos que Apple aporta un 22% de ese 39%, Microsoft (que hemos tenido) un 16%, y Amazon un 6%. Es decir, no se trata de un sector en concreto, sino de no más de 10 compañías de un sector concreto que han generado casi 3⁄4 partes del rendimiento. En el S&P 500, por poner otro ejemplo, solo 3 sectores lo han hecho mejor que su índice, de los cuales 2 (el financieros y TMT) lo superan por poco.
JP Morgan publicaba el otro día un desglose de la fuente de beneficios empresariales del S&P 500 en 2019. Con unos BPA de -4% vs. 2018, los ingresos crecen solo un 2,3% (bastante en línea con el PIB, lo cual tiene cierta lógica), pero los márgenes se contraen en casi un 8%, suavizándose con la recurrente recompra de acciones, que sumaria un ~2%. Esto último también está detrás del apoyo de los índices. En otras palabras. Las grandes empresas americanas prefieren invertir cada vez más en sus propias acciones, en vez de invertir en proyectos de crecimiento a largo plazo. Lo que está claro es que este es ya hace tiempo el ciclo expansivo más largo de la historia, aunque con diferencia el más débil. Para la bolsa el resultado es similar: 129 meses dura ya la subida del S&P 500 desde sus mínimos en marzo de 2009 sin una corrección de al menos el 20%, con una revalorización acumulada del 378%. Nunca antes había pasado. Para ponerlo en contexto, el anterior ciclo más largo fue de 113 meses, aunque con la revalorización del 417% que culminó en mazo del 2000.
En Europa las cosas son algo diferentes, pero no mucho: 9 valores de los 50 que componen el Euro Stoxx 50 contribuyen a más de la mitad del 25% de rendimiento del índice (ASML, LVMH, SAP, Linde, Airbus, Allianz, Sanofi, Adidas y BNP). El P/E aquí ha pasado de 12x a 16x, lo cual es llamativo si tenemos en cuenta que 1⁄4 parte del índice son aún bancos, seguros, químicas y petroleras, que por sus fundamentales y rentabilidades comparadas a sus costes de capital, no merecen cotizar mucho más allá de 10x. Una vez más, las buenas compañías se han encarecido, y las malas se han abaratado.
Atribución de resultados
En este segundo año de la versión UCIT de nuestra estrategia Balanced Portfolio, cuya rentabilidad del 7,72% recupera las pérdidas del año pasado, el foco ha sido la reinversión de los bonos que vencían o nos amortizaban anticipadamente, en otros emisores cuya evolución fundamental fuese igualmente buena ofreciendo aún rentabilidad en duraciones razonables. Hemos desestimado la “clásica” alternativa de reducir la calidad de la cartera en aras de perseguir rendimiento, y pesar de haber estado prácticamente todo el año invertidos al máximo de lo que podíamos en renta variable, lo cual no nos ha ido mal, en crédito deberíamos haber sido más agresivos. La renta variable ha aportado a la cartera cerca de un 7% en retorno total (incluidos dividendos), lo que implicaría cerca de un 24% en valor absoluto si lo comparáramos con las principales bolsas.
En la parte de bolsa, los 5 mejores contribuidores por orden ha sido las mineras de oro Barrick Gold y Newmont Goldcorp tras materializar sus respectivas fusiones con Randgold Resources y Goldcorp ayudadas también por la apreciación del precio del metal, Atlas Copco con cerca de un 90% (de la que hablábamos precisamente hace 1 año en esta misma carta), Microsoft, y Avon Rubber. Entre las peores cabe nombrar a Teva Pharmaceutical con un -27% y sus problemas en el macro juicio por los opiáceos en EEUU, Cameco, 3M (cuyos resultados han estado claramente por debajo de lo que esperábamos), de nuevo Groupe Guillin y Neurones. De las 10 compañías nombradas, solo 2 - Newmont Goldcorp y 3M - se han vendido en su totalidad.
Rentabilidades
Principales posiciones
Distribución de Cartera