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2018: bajo la superficie

Un cierre de año es siempre un buen momento para coger algo de perspectiva, así que vamos a intentar explicar lo que ha sido 2018 en los mercados de renta variable. El año pasado tuvo algunas curiosidades, con dinámicas que se nos pueden escapar si solo nos fijamos en el comportamiento de los índices más populares.

 

Podemos empezar viendo la evolución de las bolsas en 2018:

Podemos decir que no ha habido donde esconderse, pero sí es evidente que, una vez más, las bolsas americanas, y especialmente Estados Unidos, han mostrado un comportamiento superior. Las europeas han caído a doble dígito, y lo mismo podemos decir de Japón y Hong Kong.

Si miramos la evolución sectorial, podemos dividir el año en dos partes. La primera, un mercado alcista en Estados Unidos hasta septiembre, y la segunda, un mercado mucho más volátil, con caídas significativas generalizadas (Nota 1):

 

Durante la fase alcista, los sectores tecnología, salud y consumo cíclico lo hicieron mejor, mientras que, en la fase bajista, los sectores más conservadores como utilities, consumo básico o telecomunicaciones aguantaron mejor el golpe. Nada nuevo bajo el sol, el patrón típico que suele verse en estos episodios.

El problema es que los índices más populares y la segmentación sectorial quizás no sean un buen reflejo de todo lo ocurrido. Bajo la superficie, analizando en detalle las dinámicas subyacentes, podemos observar detalles interesantes. Por ejemplo, podemos empezar comparando el resultado de los principales índices más populares, con sus respectivos universos de inversión, que reflejan el agregado de acciones invertibles (ver Nota 2 para mayor detalle).  

Como podemos observar, una cartera equiponderada que refleja el universo de inversión disponible se habría comportado peor que los índices más populares. Cuando esto ocurre normalmente indica que las pequeñas y medianas empresas lo han hecho mal. ¿Ha sido así?

Para examinar lo expuesto en el punto anterior, y a su vez estudiar el posible impacto de un sesgo value o growth, hemos dividido el universo de cada zona geográfica en 6, siguiendo el formato que popularizó en su día Morningstar (Nota 3).

 

Aquí ya se empiezan a ver cosas interesantes. En todos los casos las pequeñas empresas han tenido un comportamiento pobre (si lo comparamos con las grandes) y, a excepción de Japón, el segmento “Value” lo ha hecho significativamente peor que el segmento “Growth”. Si, como hacemos en Madriu SICAV, se tiene un sesgo value hacia pequeñas y medianas empresas, este año hemos estado en el peor sitio posible (Nota 4).

En el largo plazo, tanto el sesgo value como las pequeñas empresas han demostrado ofrecer retornos atractivos y superiores a los de los índices de referencia, pero no debemos esperar que cada año sea así. De hecho, ello es lo que genera la oportunidad: no todo el mundo puede sobrellevar estos momentos. Estar en episodios como este en un lado concreto de la balanza es duro y emocionalmente difícil de llevar.

 

En un momento en el que muchos dudan ya de si el value mostrará o no un mejor comportamiento en el futuro, debemos ser pacientes y alejarnos del ruido. Ser consistentes en nuestro proceso de inversión será recompensado, pero para ello debemos ser capaces de tolerar las fluctuaciones que se producirán en el camino. Personalmente yo he hecho nuevas aportaciones a Madriu SICAV, pues aún sin saber lo que nos depara el 2019, estoy convencido de que en el medio/largo plazo los fundamentales irán poniendo las cosas en su sitio. Tiempo, proceso y disciplina.

 

Nota 1: Para la segmentación sectorial hemos utilizado los índices sectoriales de Thomson Reuters correspondientes al G7.

Nota 2: Para cada zona respectiva hemos considerado un universo de inversión equiponderado, obtenido de aplicar un criterio de liquidez mínimo (normalmente se supone una liquidez diaria media de 300.000 euros / día). Los retornos del universo son “total return” (incluyen dividendos), y para hacer una buena comparativa, en este caso hemos recurrido a los índices “Net Total Return”. Índices utilizados: STOXX Europe 600 NR, S&P 500 NR y Nikkei 225 NR.

Nota 3: Para cada caso hemos divido el universo a inicios de 2018 en 3, en función de la capitalización de las empresas subyacentes. Las empresas más pequeñas estarán en la fila “Small”, las medianas en “Mid” y las grandes en “Large”. Para cada subgrupo, hemos después dividido las acciones nuevamente en 3 en función de su ratio Book Value to Price. El tercio más barato según este criterio va a la columna “Value”, el más caro va a “Growth” y el tercio del medio a “Blend”. Después calculamos el retorno total (incluye dividendos) en divisa local de cada subgrupo y asumimos una cartera equiponderada.

Nota 4: Para segmentar entre pequeñas, medianas y grandes, hemos cogido los “breakpoints” de Europa en el ejercicio anterior.

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