El otro día leí una interesente reflexión (que aunque procede de un divulgador, su reflexión no deja de ser interesante) sobre los historiadores en sus análisis de los porqués de los acontecimientos históricos. Decía que, a los historiadores, el desarrollo de los acontecimientos históricos les resulta muy evidente, que las cosas ocurrieron porque tenían que ocurrir, que la II GM era previsible a la luz del Tratado de Versalles, bla bla bla. La paradoja es que quienes mejor deberían de conocer una época no son los historiadores, sino los coetáneos, y los coetáneos nunca han acertado una predicción sobre el futuro. La moraleja es que las variables son tan innumerables, que cualquier evento sin aparente importancia cambia el rumbo de la historia, para bien o para mal, dejando las predicciones fallidas. Luego llegan los historiadores y todo les parece muy evidente en retrospectiva (como si los coetáneos, que no aciertan en sus predicciones, fueran todos gilipollas). Pero claro, hacia atrás es muy fácil unir los puntos, sabes el final y sabes el principio. Pero hacia adelante estás ciego. Aquí saco una conclusión. Y esto es cosecha propia. Que conocer el pasado para prededir el futuro no necesariamente siempre funciona. La razón es que tendemos a pensar, quizás porque nuestra mente no concibe el caos, que las causas más importantes o relevantes de un determinado evento histórico son causas "necesarias y exclusivas", de manera que nos permitan elaborar una fórmula matemática para predecir el futuro. Y esto creo que es falso. A veces una guerra se pierde o se gana por un cúmulo de innumerables causas, algunas aparentemente irrelevantes, sin cuya concurrencia la historia no se habría producido de tal manera. Y luego llegan los historiadores, buscan la causa más aparentemente relevante, y creen que pueden aislarla en una probeta para aplicarla al futuro.Así, la historia (incluída la historia económica) es casi imposible de predecir. Porque si se pudiera predecir, entonces tomaríamos decisiones distintas y entonces la historia cambaría (esto tampoco es cosecha mía).