Tras un largo periodo sin interés (tanto por circunstancias personales como por falta de motivación, la falta de inspiración se da por descontando) por aventurarme a plasmar mis divagaciones por escrito, he aquí que hoy, sábado, he abierto un ojo con ganas de retomar esta afición para alegría y solaz de mis incontables seguidores (hola Mamá). Y ello, para hablar de un bicho muy malo, que no se mata ni con piedra ni con palo (larairalalaaa), la inflación. Ese monstruo que a todos nos afecta y sobre el que economistas, políticos, instituciones, y otros animales de compañía no suelen ponerse de acuerdo.
Podría optar por un enfoque sesudo, con infinidad de datos, estadísticas, gráficos y tendencias para que así este artículo (divagación) en concreto adquiriera un tono “respetable” y eminentemente académico. Pero no va a ser el caso. Prefiero enfocarlo a un terreno más cercano, el de la practicidad y el sentido común (lo cual no deja de ser un brindis al sol, suponiendo que dispongo de ese sexto sentido). Y que en base a lo expuesto el amable y paciente lector se adentre y profundice en los temas que tocaremos
Obviaré las definiciones clásicas de lo que es inflación, sus causas, sus consecuencias etc. Para centrarme en los datos y noticias que son más importantes para poder extraer mis conclusiones (sólo mías, el copyright y eso). Así que la primera pregunta debería ser: ¿por dónde empezar?
Lo bueno que esta primera pregunta tiene fácil respuesta. La subida de precios que a todos nos afecta y que es prácticamente común a todos los productos del mercado. La segunda pregunta debería ser: ¿cuáles son los motivos? Seguidas por: ¿qué soluciones hay? Y ¿qué perspectivas de futuro nos depara esta situación?
Las siguientes respuestas ya son más complejas de responder, la última de ellas directamente es como ir al casino a jugar a rojo o negro.
Para empezar, debemos convenir (de acuerdo a la definición clásica de economía) que la inflación es un simple síntoma de un periodo económico determinado. El mismo puede ser muestra de una evolución saludable de una economía por estar ésta en fase de crecimiento (incorporación de activos al sistema productivo con crecimientos sostenidos) o bien síntoma de una economía gripada y completamente destrozada por la hiperinflación (como por ejemplo Venezuela). Así que en nuestro caso deberíamos cuestionar si se trata de algo saludable o bien un fallo del sistema. Si avanzo que la segunda creo que es lo que la gente llama spoiler.
Pasemos a responder pues a la segunda pregunta
¿Cuáles son los motivos o causas de esta inflación?
1. Exceso de demanda: la inflación puede provenir por parte de la demanda (los clientes por decirlo así) o bien por parte de la oferta (los productores). Los paréntesis son una forma de simplificar mucho la teoría. De acuerdo a brillantes economistas la culpa de la situación inflacionaria actual provendría mayoritariamente del lado de la demanda. El exceso de ahorro por parte de los consumidores (unido a las ayudas de los gobiernos a particulares) derivado de la situación de confinamiento por covid habría provocado que los consumidores hubieran destinado esos recursos (que en otras ocasiones iban destinados a ocio, viajes, restauración, e tc.) a adquirir productos (tanto de forma física como online), provocando un encarecimiento (añadido al cuello de botella logístico que explicaré en puntos posteriores) de los mismos.
2. Cuellos de botella y problemas logísticos: Dicho exceso de demanda se habría topado con cuellos de botella en el sector productivo. Dichos cuellos de botella, tanto en el sector de recursos humanos, como en el de infraestructuras. Aquí añadiré otro pugno posteriormente basado en la especulación. En este punto añadiré uno de esos temas que animaba a los lectores a investigar y profundizar. La mejor muestra de ese cuello de botella en recursos humanos se conoce como la “Gran dimisión” o “The Great Resignation” en inglés. Lo que se traduce en algo tan simple como que es tan complicado encontrar nuevos trabajadores que se está llegando a pagar en EEUU por ir a entrevistas de trabajo (sí, pagar por ir a entrevista de trabajo, no me he equivocado al escribirlo). Y todo ello por una falta de condiciones laborales dignas o un porvenir atractivo para el trabajador
3. Infraestructuras: la falta de las mismas está provocando un colapso en el suministro de mercancías que agrava el problema inflacionario. En EEUU por ejemplo se agolpan cargueros inmensos en los puertos de Los Angeles (sobre todo) y Nueva York por no poder gestionar la salida de los productos. Y no sólo por no poder gestionar la descarga, sino principalmente porque la situación de infraestructuras (viarias, ferrocarril) es tan precaria que no se puede dar salida a dichas mercancías al ritmo necesario. Y todavía se pueden leer artículos por ahí que el plan Biden para mejorar las infraestructuras va a ser contraproducente (igual algún antepasado del que escribe eso se opuso firmemente también al “New Deal” de Rooselvet).
También podemos hablar del encarecimiento de los viajes marítimos, siendo varios múltiplos más caro el transporte de China a Norteamérica o Europa que hace un año. Aquí las compañías logísticas han decidido “recuperarse” del parón sufrido durante lo más duro de la pandemia.
4. Energía: este apartado merecería varios artículos aparte. Lógicamente un incremento en los precios de la energía (luz, gas, gasolina y demás hidrocarburos) afecta al resto de la cadena productiva provocando un efecto casi inmediato en los precios finales. Pero cono en el caso de los cuellos de botella en recursos humanos, el lector debería investigar y aprender sobre cesta de energía (como se valoran de cara al consumidor por igual las diferentes producciones de energía), gaseoductos cerrados desde África o con problemillas fronterizos (otra serie de artículos se podrían dedicar a Putin y sus cosas, daría para una serie de terror), la especulación del cártel de las energéticas (lo de los niveles mínimos de los embalses es un chiste en algunos consejos de administración de alguna cotizada), por no hablar de la OPEP y sus vaivenes. Amén de la carga impositiva de cualquiera de los productos que hemos referido en este apartado
5. Especulación: aquí no sólo las compañías energéticas se vienen arriba. Sólo hace falta leer algunas noticias recientes (escándalo acumulación en Bolsa de metales, China clamando contra especulación de sus propios agentes económicos, reservas aluminio en Vietnam que cubrirían la demanda actual paralizadas por temas de dumping) para observar que este mal endémico no sólo sigue vigente, sino que se encuentra en una fase de máximo esplendor. Como dato curioso señalar que el mercado de productos alimenticios se encuentra controlado por sólo 10 grandes empresas.
6, Incremento masa monetaria. Aquí viene un punto que bajo la teoría clásica económica establecería como determinante para un proceso inflacionario. Y sin embargo no es así. En este punto remito a un artículo anterior para su mejor compresión
Y revisar (me parece de visita obligada, siempre) este gráfico sobre la evolución monetaria:
https://www.visualcapitalist.com/all-of-the-worlds-money-and-markets-in-one-visualization-2020/
Una vez analizadas las posibles causas cabe preguntarse sobre si la inflación seguirá desbocada o se tenderá a estabilizar la situación. Lo más previsible es que en un futuro (salvo cisnes negros, o empeoramiento del cisne negro actual, pandemia y nuevas cepas) no muy lejano la inflación se estabilice solventando (temporalmente) alguno de los problemas que originan la situación actual.
Pero más importante que esta respuesta sobre la inflación, es la cuestión que subyace a la situación económica actual y sobre la que siempre incido (soy un pesado, lo sé): la desigualdad. Una inflación como la actual no hace más que agravar esta situación. Y por simplificar, debemos recordar que una mejora de la situación económica que alcance a todas las capas de la población puede dar lugar al nacimiento de una época como el renacimiento, y que por el contrario una situación económica de extraordinaria dificultad puede desembocar en una guerra mundial (Alemania mediante).
Yo por mi parte sólo puedo concluir por un: “Vivan los Lemmings”