La importancia de acoplar análisis fundamental y técnico, bajo mi punto de vista es enorme, pero eso no quiere decir que se doble la información, nada más lejos de la realidad, ni tan siquiera que se tenga un análisis completo del mercado, utilizando los dos seguimos estando lejos de esa quimera. Avanzar en conocimientos es muy importante sabiendo que nunca se llegará a un verdadero control y es el problema y la grandeza de los mercados. Cuanto más avanzo menos creo en lo que sé o puedo saber porque más recuerdo la idea kantiana de “cambiaría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro”. Por ello no voy a exponer una idea personal sino una reflexión de dos grandes pensadores: Bertrand Russell el filósofo, matemático, lógico además de Premio Nobel de literatura y Nassim Nicholas Taleb, operador bursátil y provocador autor de varios libros siendo El Cisne Negro el más conocido, aunque los demás libros que ha escrito están en la misma línea de pensamiento.
Bertrand Russell tiene una excelente parábola sobre la historia de un pavo en una granja. El pavo inductivista es una historia para advertir sobre los peligros de obtener conclusiones basadas únicamente en observaciones, por muchas observaciones de las que podamos disponer.
Russell cuenta la historia de un pavo que el primer día en una granja avícola comió a las nueve de la mañana; pero al tratarse de un pavo racional e inductivista no sacó conclusiones precipitadas, sino que esperó hasta tener un elevado número de observaciones de que comía a las nueve de la mañana antes de llegar a una conclusión; el pavo realizó múltiples observaciones en una gran variedad de circunstancias, desde distintos días de la semana, distintas estaciones del año, y distintos tipos de clima; animado por dichas observaciones llegó a la conclusión de que «siempre comía a las nueve de la mañana»; sin embargo, la víspera del día de Navidad, en vez de darle comida, le cortaron el cuello, demostrando así la falsedad de su conclusión. Esta historia pretende mostrar la irracionalidad de la inferencia inductiva, no importa cuantos resultados «verdaderos» se tengan, puede llevarnos a una predicción falsa, y que la ausencia de prueba no es prueba de ausencia.
En “El Cisne Negro” Taleb hace las siguientes reflexiones:
"Pensemos en el pavo al que se le da de comer todos los días. Cada vez que le demos de comer el pavo confirmará su creencia de que la regla general de la vida es que a uno lo alimenten todos los días unos miembros amables del género humano que “miran por sus intereses”, como diría un político. La tarde del miércoles anterior al día de Acción de Gracias, al pavo le ocurrirá algo inesperado. Algo que conllevará una revisión de su creencia. ¿Qué puede aprender el pavo sobre lo que le aguarda mañana a partir de los sucesos acaecidos ayer? Tal vez mucho, pero sin duda un poco menos de lo que piensa, y es precisamente este “un poco menos” lo que puede marcar toda la diferencia".
"El problema del pavo se puede generalizar a cualquier situación donde la misma mano que le da de comer puede ser la que retuerza el cuello. Pensemos que la experiencia del pavo más que no tener ningún valor, puede tener un valor negativo. El animal aprendió de la observación, como a todos se nos dice que hagamos (al fin y al cabo, se cree que este es precisamente el método científico). Su confianza aumentaba a medida que se repetían las acciones alimentarias, y cada vez se sentía más seguro, pese a que el sacrificio era cada vez más inminente. Consideremos que el sentimiento de seguridad alcanzó el punto máximo cuando el riesgo era mayor. Pero el problema es incluso más general que todo esto, sacude la naturaleza del propio conocimiento empírico. Algo ha funcionado en el pasado, hasta que… pues, inesperadamente, deja de funcionar, y lo que hemos aprendido del pasado resulta ser, en el mejor de los casos, irrelevante o falso y, en el peor, brutalmente engañoso. Posteriormente, y solo a partir de los datos pasados, sacamos algunas consecuencias referentes a las propiedades del modelo, con proyecciones para los próximos mil, y hasta cinco mil días. El día mil uno ¡boom! Se produce un gran cambio que el pasado no había previsto en modo alguno".
“Después de la crisis bursátil de 1987, la mitad de los operadores estadounidenses se preparaban para sufrir un nuevo cataclismo todos los meses de octubre, sin tener en cuenta que el primero no tuvo ningún antecedente. Nos preocupamos demasiado tarde, es decir ex post. Confundir una observación ingenua del pasado con algo definitivo o representativo del futuro es la sola y única causa de nuestra incapacidad para comprender el Cisne Negro”.
Algunas conclusiones del pavo de Russell:
Hacer análisis es obligatorio, hay que hacerlos para poder ganar dinero en los mercados, conseguir ganar es importante pero la segunda parte igual de importante es saber conservarlo.
Se suele invertir buscando hechos confirmatorios de lo que hacemos, pero igualmente es importante investigar en los puntos flacos de nuestras convicciones. Algunas veces una convicción es solo un momento en que no hemos cansado de pensar.
En el último año se presentan muchos modelos de inversion con estadísticas, son interesantes porque para invertir hay que conocer la historia; la historia suele repetirse, pero al pavo de Russell solo le sirvió para que aumentase su nivel de autocomplacencia y eliminar los controles de supervivencia.
En los mercados se suele ganar más dinero evitando los grandes errores que haciendo grandes operaciones. La autocomplacencia del pavo fue su gran error.
Y finalmente recordar a Kahneman que habla de los dos hemisferios del cerebro. Uno intuitivo, rápido y otro racional y lento. El lado racional es perezoso porque gasta mucha energía, pero hay que procurar que se complementen, aunque la naturaleza no los haya preparado para ello.